2015-10-20 18:19:17 / web@radiorebelde.icrt.cu / Yirian García de la Torre
Se respira una inmensa satisfacción este día de la cultura cubana. Enseñanza y práctica, del cual beben la adolescencia y juventud universitaria de estos tiempos, mezclada en la sabia de quienes el ejercicio diario tiene un lugar en el éter y en internet, mientras juntos construyen en el aula: unas veces de la academia, otras en propia rutina productiva.
Esta mañana visitaron la redacción de Radio Rebelde, un grupo de estudiantes de Periodismo, de segundo año, en la Universidad de La Habana (UH), alumnos de la doctora y periodista Zenaida Costales.
Me acerco para escuchar a Demetrio Villaurrutia mientras montaba el Noticiero Nacional de Radio, que dirige junto a su equipo, en una clase magistral y práctica, a la vez.
Mientras hacía la rutina productiva, explicaba cada paso, a lo que la profesora apuntaba algún detalle para precisar en los alumnos la explicación de cuando hay yuxtaposición al enhebrar los trabajos contenidos, la cantidad de minutos en noticias grabadas y la cantidad en textos, la selección de los mismos por su calidad, los que debían quedar, el cómo hoy el parte meteorológico adquiría importancia en estos días de lluvias.
También, mientras rememoraba la escaleta de este noticiero referencia, recordaba el ABC de Radio COCO donde aprendí y evalué dichos conocimientos con el Noticiero Estelar, lo mucho que el periodista ha de ponerle a su trabajo para que con maña, técnica, interés noticioso, buen titular o contenido y realización; su trabajo termine seleccionado entre los a publicar en esa emisión del día y la impronta de que pueda quedar ante cualquier imprevisto.
Recordé los años de estudio. Como nunca se termina porque en periodismo, como en medicina y pedagogía, la especialidad requiere de una actualización constante a lo que las tecnologías e internet revisten de disímiles caminos.
Vivida la rutina del día, el trabajo de mesa, salieron estudiantes, profesores y el colectivo del programa para la cabina a la emisión en vivo. No quería perdérmelo, cuál no sería mi sorpresa cuando se me acerca un joven de los estudiantes y me pregunta si no lo recordaba. Le miré a los ojos y su cara, aún muy joven, fui reconociendo el rostro.
Me preguntó sobre uno de los proyectos en los que trabajo, Voces del Futuro, me habló del diagnóstico que se hacía y que revisando había encontrado algunos en internet.
Le expliqué que sí, como parte de la maestría, en la cual el diagnóstico y la observación iban marcando pautas desde el principio y solo se publicaban en la medida de lo posible, si lo requería o algún trabajo de los que se generaban en clases.
Él, Ariel Pasos, era uno de los alumnos salidos del proyecto. Leyó estudios y publicaciones sobre el tema.
Ya maestra satisfecha. Estaba orgullosa por Ariel y por todos. Al estudiar periodismo sentimos que había algo de ese amor inoculado por investigar, escribir, motivarse a analizar los productos comunicativos que le llegaban a sus manos, a aprender y aprehender de todo a su alrededor, tener opinión propia, criterio de análisis e inconformidad.
Me alegró además, el orgullo de quien explicaba, Demetrio Villaurrutia o en la propia Zenaida Costales, él a punto de doctorarse, ella doctora. En nombre de la profesora, que apuntaba cada tema u objetivo a observar, señalaba el camino de la cultura, en lo epistémico de la clase.
Sentí orgullo de Radio Rebelde, de Radio COCO, de la Radio Cubana que pone su granito de arena desde lo práctico, en plena rutina productiva o desde aquellos inicios en la escuela primaria Roberto Casals, de Santos Suárez, donde por primera vez empleamos este elemento motivador: la radio, mientras permeados del arte y la cultura, los niños/as, adolescentes y jóvenes quisieran leer mejor, hablar y por consiguiente pensar en ese lenguaje necesario a la locución, el periodismo o las artes y ya va llevándolos a las aulas de la Facultad de Comunicación.
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