Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

jueves, 1 de octubre de 2015

Novedad en la Neurocirugía de Sancti Spíritus (+Fotos)


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Yanmar José en brazos de su madre María, sin cuya perseverancia el caso habría tomado otro giro. (Foto: Vicente Brito / Escambray)
Tras una operación de gran magnitud, sin precedentes en los servicios de Neurocirugía de la provincia, un niño menor de dos años emprende una vida normal.
Luego de que en el Centro Provincial de Genética Médica le confirmaran lo que ya había palpado con sus propios dedos, María Mendigutía Cabrera no se conformó con el criterio del primer galeno que tuvo delante. A solo dos meses del parto al que llegó con una preclampsia, que luego devino eclampsia y la puso al borde de la muerte, la mollera de su niño había cerrado de forma inusitada. Entonces comenzó a buscar literatura científica y a consultar a cuanto especialista entendió conveniente.
“Tuve muchos contratiempos. En cuanto supe el diagnóstico y me convencí de que había que operarlo fui a ver a médicos del Pediátrico con los que tengo muy buenas relaciones; ellos, junto al doctor Lino Zulueta y a la propia dirección del hospital, hicieron todos los trámites. Se pensaba operar en Santa Clara, pero no se pudo porque faltaba el especialista. Después se dijo que en La Habana y también hubo obstáculos; yo llamé por teléfono, conversé con el jefe del Servicio de Neurocirugía del hospital Juan Manuel Márquez y me dijo que Sancti Spíritus se tenía que hacer responsable de la operación”.
María, licenciada en Cultura Física y Deportes y con otros dos hijos, de seis y tres años, respectivamente, narra la historia con los ojos húmedos y habla de la enfermedad de su niño sin obviar siquiera la terminología médica.
En el humilde hogar de la barriada de Colón, Sancti Spíritus, el pequeño Yanmar José Valle, quien cumplirá dos años el próximo 4 de noviembre, mira fijamente al fotógrafo, camina por la casa y juega con su hermano. Es un niño como cualquier otro, pero la historia habría sido bien diferente de no haberse tomado las decisiones apropiadas. De hecho, los primeros tres meses posteriores a la cirugía que le cambió la vida, sin contar las tres semanas de ingreso, debió permanecer cargado a tiempo completo y solo bien entrado mayo pudo tocar el suelo con sus pies.
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El doctor Ariel Álvarez, especialista en primer grado en Neurocirugía, explica pormenores del caso. (Foto: Vicente Brito / Escambray)
RETOS EN EL QUIRÓFANO
“El niño tenía una deformidad en la cabeza, con abultamiento en la parte anterior y posterior y un estrechamiento en el centro; presentaba signos de retardo en el desarrollo psicomotor. El diagnóstico era una craneosinostosis sagital, consistente en la osificación precoz de la sutura sagital, lo cual quiere decir que los huesos o placas óseas del cráneo, como se dice en el argot popular, soldaron prematuramente”, explica el doctor Ariel Álvarez Rodríguez, especialista en primer grado en Neurocirugía y jefe del team médico que tuvo a su cargo la operación.
“Lo ideal —precisa el también profesor auxiliar— es una craneotomía antes de los seis meses, aquí nunca antes habíamos realizado una en niños. Hasta hace no mucho la Neurocirugía Pediátrica estaba regionalizada: Santa Clara operaba el centro de Cuba completo y Camagüey asumía la región oriental, pero por déficit de neurocirujanos en el país a finales del año pasado empezamos a operar a niños de forma electiva. En este caso, en vistas del daño que presentaba el paciente nos percatamos de que no se podía esperar más”.
Juan Carlos Lage, otro de los doctores que asumieron la cirugía de gran magnitud, calificada de traumática cuando se realiza después del primer año de vida, recuerda detalles de la mañana del viernes 30 de enero del corriente año. Al tener en sus manos la masa cerebral del infante el equipo asumía el reto de actuar con pericia a la hora de desarmar, pieza por pieza, la cavidad craneal para poder llevar los huesos al tamaño preciso. “La cirugía se realizó en el salón de operaciones del hospital pediátrico, tuvimos que juntar el instrumental de allá con el nuestro, puesto que se trataba de algo completamente nuevo. Desde el propio momento en que se sacaron los primeros huesos el cerebro se acomodó, se relajó y empezó a latir, un signo de vitalidad que antes no tenía; estaba edematoso, hinchado, ya que la presión intracraneal era elevada”, detalla.
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Así lucía la cabecita del niño minutos antes de ser sometido a la cirugía.
Durante las más de dos horas de cirugía se ajustaron las proporciones de los huesos para propiciar su crecimiento y, consecuentemente, el cierre paulatino de los espacios que se dejaron entre unos y otros. Como resultado se eliminó aproximadamente el 40 por ciento de la bóveda craneana. “Es una cirugía altamente costosa en otros lugares del mundo y que lleva un casco especial para la etapa post operatoria, cuando el niño debe ser protegido de cualquier golpe o caída; eso permite ajustar las diferentes zonas e ir dándole al cráneo la forma que se desee, pero aquí no se dispone de este tipo de casco”, puntualiza el doctor Ariel.
De acuerdo con el criterio de los especialistas, los huesos craneales empiezan a soldar entre sí a partir de los ocho años, en un proceso que se extiende hasta la adolescencia. Antes de eso las suturas o bordes en donde ellos se cruzan se mantienen abiertas para propiciar el crecimiento del cerebro. Además de evitar el retraso mental, al aliviar cualquier presión sobre el cerebro, la cirugía tiene un fin estético. Un único punto subdérmico para sellar la incisión coronal en forma de zigzag permite que el pelo crezca normalmente.
Aunque según la literatura científica las causas de la craneosinostosis son poco conocidas (se dice que los genes pueden influir, pero que por lo regular no hay un antecedente familiar de la afección) en el caso de Yanmar una cosa sí quedaba muy clara: de no operar, el retraso mental se acrecentaría hasta hacerse severo, ya que el cerebro no cabría dentro de la cavidad craneana.
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Yanmar ha recuperado habilidades que antes no tenía, como andar y articular palabras. (Foto: Vicente Brito / Escambray)
DE LA INNOVACIÓN AL ÉXITO
Sin otro antecedente que una cirugía similar en Santa Clara realizada por el jefe del team, primer espirituano en cursar su especialidad dentro de la provincia, y con la peculiaridad de haber introducido algunas innovaciones a la técnica de Pi (el nombre obedece al parecido de la disposición final de los huesos, vistos desde arriba, con esa constante matemática), la experiencia se inscribe ya como un éxito dentro del ámbito médico espirituano que sus autores prevén registrar en forma de publicación científica.
Para hacer justicia al mérito, valga mencionar al equipo completo, que además del doctor Ariel incluyó al profesor instructor y especialista en Neurocirugía Lino Zulueta Nocedo; y a los médicos residentes de la especialidad Javier Leiva Fariña, de tercer año en aquel entonces; Juan Carlos Lage Barroso, de segundo, y Mayrelis Llerena Bernal, de primero; todos ahora en el escalón subsiguiente.
Mientras los galenos aspiran a que se conozca la existencia de esta alternativa quirúrgica, la madre de Yanmar no halla palabras para mostrar su agradecimiento a cada una de las personas que le devolvieron a su hijo sano y salvo: “Figúrate que el niño con un año no caminaba ni hablaba nada y apenas se despertó de la operación y me vio comenzó a decir “mamá”, después dijo “tata” y “leche”.
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La madre de Yanmar no halla palabras para mostrar su agradecimiento a cada una de las personas que le devolvieron a su hijo sano y salvo. (Foto: Vicente Brito / Escambray)
¿Cuánto tuviste que pagar por todo?
Absolutamente nada, y sé que solo la cirugía cuesta miles de dólares fuera de Cuba, pero yo por tener la Revolución que tengo, y a mi Comandante, no tuve que pagar un medio por esa operación. Después del período de cuidado estricto un buen día lo paré y él solito caminó hasta la cuna. Sé que va a ir a la escuela y a llevar una vida normal. Los mismos que me lo operaron han venido aquí a ver cómo sigue, sin hablar del médico y la enfermera de la familia; estoy segura de que en países que son potencias mundiales los médicos no visitan a sus pacientes en las casas.
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Las marcas en el cráneo del niño corresponden a la incisión que se realizaría al momento de operar.

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