Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

viernes, 2 de octubre de 2015

Una llamada por la vida

Desde la implementación del 107, el centro coordinador recibe diariamente entre 10 y 15 llamadas reales de salvamento. Fotos: Alberto Borrego
9:30 a.m. Suena el teléfono pero se in­terrum­pe la comunicación…Vuelve a sonar y otra vez falla… Al fin una voz, temblorosa, deses­perada. Una llamada de auxilio.
Quien escucha quiere saber. Necesita saber qué ha pasado, cuántos son, dónde están y cualquier otro dato útil… “Calma”, esa es la pa­labra. “Mantén, mientras puedas, el contacto… Todo saldrá bien”.
“Se nos hundió el bote. Somos seis. De­be­mos estar cerca de Jaimanitas. De allí salimos bien temprano. Tenemos tres salvavidas y al celular le queda poca carga”. 
(...)
La información es real. Eso dice la verificación. Se alistan los medios. Parten a alta mar. Comienza una vez más el conteo regresivo de otro rescate...

EMERGENCIAS MARÍTIMAS
Similar al servicio que ofrecen otros órganos del Ministerio del Interior (Minint), como por ejemplo la Policía Nacional Revo­lu­cio­naria a través del 106, o el Cuerpo de Bom­beros mediante el 105, desde el 15 de abril del 2014 la Jefatura de las Tropas Guar­dafronteras (TGF) dispone del número 107 para recibir reportes de emergencias marítimas.
Justamente el Centro Coordinador Ma­rí­timo de Búsqueda y Salvamento de la Re­pública de Cuba, perteneciente a la Jefatura de las TGF, es el encargado de recepcionar las llamadas de emergencia, las cuales abarcan, de modo general, naufragios, incendios a bordo de las embarcaciones, averías que puedan provocar hundimientos, amarizajes forzosos de aeronaves, evacuaciones de urgencias mé­dicas en el mar, entre otras.
Según el mayor Duglas Reyes Palmero, jefe del Centro Coordinador, desde la implementación del 107 diariamente reciben como promedio entre 10 y 15 llamadas reales de salvamento. “Pero no siempre hay que desarrollar alguna maniobra, y en aquellos casos que lo re­quieren pues ofrecemos una respuesta na­val o terrestre, en coordinación con otros ór­ganos del Minint, de las Fuerzas Armadas Revo­lu­cio­narias o algunos organismos de la Ad­mi­nistración Central del Estado”.
Durante el primer semestre del 2015, co­menta, los Destacamentos de Tropas Guar­da­fronteras efectuaron 129 operaciones de rescate y salvamento, en las cuales estuvieron involucradas 779 personas.
Poniendo énfasis en la estructura, apunta que al Centro Coordinador se subordinan tres subcentros: Regional de Oriente, ubicado en Holguín; Centro, situado en Ciego de Ávila y Noroccidental, de La Habana. Reconoce además que “las principales emergencias corresponden a embarcaciones rústicas con gran nú­mero de personas que se lanzan al mar sin las condiciones mínimas”.
El mayor Reyes Palmero explica que luego de recibida la llamada se solicitan datos personales de quien reporta, así como detalles de la emergencia en cuestión: la hora y fecha del hecho, nombre del buque o embarcación, última posición conocida y cantidad de personas a bordo.
Muchas personas se lanzan al mar sin las condiciones mínimas y el riesgo de morir ahogados es muy alto.
La información obtenida, dice, es verificada (datos de quien informa, localización, posibles reportes a la Policía...) y posteriormente se designan las unidades más cercanas con el propósito de llegar lo antes posible al lugar del suceso, pues “no hay nada más importante para un marino que salvar la vida de las personas en el mar, a riesgo incluso de perder la suya”.
(...)
10:00 a.m. Seis muchachos aguardan y otros cinco llevan a cabo la búsqueda. El mar no está del todo complaciente y no se volvió a establecer comunicación.
Una lancha patrullera intersectora está por llegar. Quienes la esperan creen divisarla. Alzan las manos.
Gritan con la fuerza que les queda. Quienes la conducen están seguros de haberlos encontrado.
“Mar adentro el miedo es de todos. Pero solo hay tiempo de pensar en sobrevivir”. (...)

DE EXPERIENCIAS Y COMANDANTES
Con apenas 23 años, el teniente Oranis Pérez Burgos, perteneciente al Destacamento Naval de la Jefatura de TGF, es comandante de buque guardacosta.
“Ello entraña una altísima responsabilidad. En el momento de una maniobra de rescate y salvamento tienes que estar al tanto de todo: del hombre que sube, del que baja, si hay menores… y sobre todo de proteger la vida de las personas cual objetivo supremo”.
Fue estremecedora la primera experiencia, rememora. “Eran 32 personas a quienes se les había virado una embarcación rústica y algunos ya estaban ahogándose cuan­do llegamos. Había niños y mujeres em­ba­razadas. Esas escenas so­brecogen y hay que mantener la ecuanimidad para tomar de­cisiones correctas, pues cualquier acción de res­cate resulta de alto riesgo”.
Cuando se recibe una llamada se verifica la información y posteriormente se envían las unidades más cercanas al lugar de los hechos.
Cuenta que en un inicio, cuando eligió esa profesión, lo que más le atraía era el color blanco del uniforme de la marina. Pero hoy, graduado como Oficial de Cubierta de las TGF y licenciado en Ciencias Navales, quizá le parezca ingenua aquella motivación primera que lo comprometió con la noble y arriesgada mi­sión de salvar vidas en el mar.
La historia del teniente Juan Oriol Cuervo Ce­deño, perteneciente al mismo Des­ta­ca­mento, tiene, sin embargo, un poco más de azar. “Pasé el servicio militar aquí, me gustó la vida de los marinos y la posibilidad de proteger a las personas me hace sentir orgulloso, más allá de las tensiones, las condiciones ad­versas y los riesgos”.
Luego de 13 años como comandante de una lancha patrullera intersectora son mu­chas las vivencias a flor de piel y los ojos parecen llenos de anécdotas. Por eso brotan, casi es­pontáneos, los recuerdos.
“…En aquella ocasión fueron varias personas. Tuve que sacarlas una a una y el mar estaba majadero. La corriente marina las había separado y lamentablemente dos perdieron la vida”.
También evoca la maniobra hecha para salvar a una muchacha en el Malecón: “Se golpeó mientras estaba bañándose y las condiciones eran muy desfavorables para el rescate por la cercanía a la costa. No obstante, actuamos con la mayor rapidez posible y pudimos socorrerla”.
Reflexiona entonces sobre los perjuicios de ba­ñarse en el Malecón. “Nosotros estamos dispuestos a cumplir cualquier tarea, pero los ciudadanos tienen que tomar conciencia del riesgo que asumen, porque a veces están muy próxi­mos a la costa y no se puede llegar a ellos por el peligro que representa para nuestro me­dio naval. Entonces hay que llevarlos mar adentro y eso hace más compleja la operación”.
¿Has sentido miedo? “En cualquier circunstancia, como comandante, uno tiene que darle ánimo a quienes te acompañan. Y casi nunca hay tiempo para pensar en el miedo, aunque lo sienta”.
¿Y la familia? “Soy de Santiago de Cuba. Tengo esposa y dos hijas. Ellas, pese a la distancia y los peligros, también se sienten orgullosas de mi trabajo. Eso es lo más importante”.
(...)
10:15 a.m. Sobre la lancha el desasosiego parece disiparse. Los seis están a salvo. De regreso a casa habrá muchas cosas en qué pensar. Para los tripulantes, sin embargo, aún no ha concluido el día.
Quizá, justo ahora, vuelva a sonar el teléfono…

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