Por Arthur González.
En plena alianza con Estados Unidos, España trabaja en el apoyo y
estimulación de la contrarrevolución cubana, esa que pretenden venderle
al mundo como “disidencia”, cuando en realidad es creada, entrenada y
financiada desde el exterior.
Desde el mismo triunfo de la Revolución, los servicios de inteligencia españoles asumieron parte del trabajo de espionaje que llevaba a cabo la estación de la CIA en la Habana, cuando el 3 de enero de 1961 abandonaron la isla ante la ruptura de relaciones.
Oficiales españoles atendieron a los agentes secretos de la CIA,
orientándolos a obtener las informaciones de interés y su envío al
cuartel general en Langley, Virginia.
En la década de los 80, abastecieron a la contrarrevolución con
alimentos, medios para el trabajo subversivo y pagaron sus acciones
contra la Revolución, manteniendo ese trabajo con cierta discreción
tomando en consideración las relaciones comerciales y sus intereses
económicos en la Isla.
La embajada española ha facilitado el acceso a Internet de algunos
contrarrevolucionarios, para la remisión de noticias falsas y
distorsionadas contra Cuba, y el Centro Cultural Español, creado con la
autorización del gobierno cubano, lo convirtieron en un foco de
estimulación de actos para derrocar el socialismo, excitados por el
trabajo logrado en Europa del Este bajo el Programa Democracia,
desarrollado durante la administración de Ronald Reagan.
Aún están presentes recientes hechos como el de Ángel Carromero, del
Partido Popular, enviado a la Isla por Esperanza Aguirre, para repartir
miles de euros a los llamados “disidentes”, en una prueba fehaciente de
injerencia en los asuntos cubanos.
Durante ese viaje Carromero, causó la muerte a dos asalariados por
conducir a exceso de velocidad, uno de esos era Oswaldo Payá, quien fue
tomado como moneda de cambio por su viuda e hija para obtener amplios
beneficios personales.
El pasado 22 de marzo, el actual ministro de Asuntos Exteriores y de
Cooperación, José Manuel García-Margallo, hizo declaraciones a la cadena
Cope y divulgadas por Europa Press, en las que aseguró que “España
trabaja con enorme discreción por el entendimiento entre el régimen
cubano y la oposición”.
¿Alguien en Cuba le habrá solicitado tal mediación con elementos que no
representan al pueblo y son fomentados y pagados por Washington para dar
una imagen exterior de que en Cuba existe una oposición política?
Imposible,y es prueba una vez más de cómo el gobierno español se pone al
servicio de Estados Unidos para intentar desmontar el socialismo.
García-Margallo explicó que la posición española sobre Cuba se basa en
el convencimiento de que el futuro de la Isla lo tienen que construir
los cubanos, y no los que se han “exiliado” en Miami.
Nada novedoso porque Miami no tiene nada que hacer en la Cuba que
siempre soñaron cambiar, y desde donde han dirigido acciones terroristas
como los planes para asesinar a Fidel Castro, explosiones de bombas en
centros comerciales, cines, teatros, embajadas, hoteles, restaurantes y
la guerra biológica.
Según el Canciller, “España busca un entendimiento entre el gobierno
cubano el régimen y la oposición, haciéndolo con una enorme discreción,
pero con eficacia y con un enorme deseo de acertar”.
García-Margallo añadió que, dentro de la “oposición” cubana hay
diferentes sensibilidades entre quienes creen que hay que aprovechar la
ventana de oportunidad que se abre a partir del deshielo con Estados
Unidos, para empezar a dialogar y los que piensan que nada se moverá
hasta que fallezcan los hermanos Castro.
Mucha paciencia e inteligencia deben tener los cubanos para soportar tal injerencia.
¿Cómo reaccionaría España si Cuba hiciera lo mismo con el movimiento de los Indignados?
Todos conocen que esos obreros, estudiantes, profesionales y estudiantes
protestan por los despidos, desalojos, aumento del costo de la vida, la
pérdida del bienestar en salud y educación, recortes en los gastos de
seguridad social y los elevados índices de pobreza infantil registrados
en los últimos años.
Ante eso Cuba no se inmiscuye en los asuntos españoles, y mucho pudiera hacer por los desposeídos y desamparados.
Contrariamente, España no deja de recibir a contrarrevolucionarios, le
otorga visas sin exigirles requisito alguno para que participen en
eventos contra Cuba, los abriga y sostiene, violando las más elementales
reglas de la convivencia con otro país.
Tampoco se puede olvidar que fue el gobierno de España quien, impulsado
por Estados Unidos, propuso en 1996 la llamada Posición Común europea,
con el propósito de reforzar el criminal Bloqueo Económico contra Cuba,
con el anhelo de que el socialismo se vinera abajo en momentos en que
Europa del Este se derrumbaba.
Pasados 20 años han tenido que reconocer le ineficacia de tal medida que
perjudicó al pueblo cubano, quien ha resistido todos los embates
provenientes del exterior.
Para tener una idea más precisa de como actúa España para erosionar el
socialismo cubano, basta señalar que desde el pasado año 2013, su
embajada en la Habana ejecuta una suerte de reapertura de lo que fuera
el Centro Cultural español, convocando un promedio de 200 personas,
entre artistas plásticos, poetas, escritores, cineastas, músicos,
cantantes, editores, especialistas y corresponsales de la prensa
acreditada.
En esas reuniones cada jueves por semana, se reúnen para debatir
cuestiones inherentes a la cultura y sociedad cubana, sus problemas,
dificultades, la “marginación” que sufren las mujeres con tendencias
sexuales diferentes y otros temas que en nada tienen que ver con España.
Ese espacio permite a sus diplomáticos hacer un inventario de problemas y
la forma de pensar de un grupo de importantes intelectuales y artistas
cubanos para posteriormente, de conjunto con Estados Unidos, trazar
planes para trabajar en el desmontaje del sistema socialista.
Las dificultades de la sociedad cubana no se comparan con las que padece
España, pero esos problemas no son analizados por sus diplomáticos.
¿Qué beneficios obtiene la embajada española con ese gasto de dinero y
tiempo, en el que además ofertan un brindis al final de cada jornada?
El ministerio de Asuntos Exteriores no puede disponer de un presupuesto
para esas acciones, ante la acuciante crisis que vive ese país, sus
recortes y donde la cifra de desempleados ya supera los 6 millones de
personas.
Cuba sigue asediada por muchos frentes, pero resiste estoicamente, porque como aseguró José Martí:
“Los riesgos se han hecho para vencerlos”.