Por Marcos Torres
En medio de esta intencionada “Obamania” que invade las redes, hoy encontré una reseña sobre la “incomoda reunión de Obama con sus hijos mantenidos”, de la que no quiere hablar la maquinaria mediática anti cubana, “se los dejo a su consideración”.
La Tercera / Era una reunión breve, en medio de la apretada agenda de Barack Obama en La Habana. El Presidente norteamericano se había comprometido a encontrarse durante 45 minutos con miembros de “la sociedad civil” cubana, en otras palabras, con los disidentes, pero la reunión terminó prolongándose durante poco más de una hora y media. La cita tuvo lugar en la reabierta embajada de Estados Unidos en la capital cubana, con momentos de alta tensión, silencios incómodos y un áspero diálogo.
“A nosotras la policía nos dio una golpiza brutal dos horas antes de su arribo a Cuba el domingo”, le dijo Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, a Obama, sentado junto a otros 12 disidentes. “Yo hablé de todos esos temas con el Presidente Castro”, respondió el mandatario estadounidense. “Usted podría haber sido más enérgico en su mensaje junto a Raúl Castro”, insistió Soler, mientras Obama optó por el silencio según contó esta dirigente opositora a La Tercera.
De todos modos, la propia Soler reconoce que fue un “encuentro positivo, porque le pude expresar mi sentir, mi opinión. Y no podemos esperar que todo se resuelva. De todos modos le hicimos varias recomendaciones. El debió condenar al gobierno por las violaciones a los derechos humanos. Nosotros queremos una amnistía para los presos políticos. Es que Raúl Castro le puso condiciones en público a Obama. El no debió venir a Cuba por ese motivo”.
En la comparecencia conjunta de Obama y Castro el lunes en el Palacio de la Revolución, un periodista estadounidense le preguntó al líder cubano por “los presos políticos”. Castro lo emplazó a mostrarle la lista de esos detenidos y que si era verdad lo que el reportero estaba diciendo, “los liberaré a todos en la noche”. En la cita con Obama en la embajada, fue Elizardo Sánchez quien le entregó la lista con 80 presos al mandatario norteamericano.
José Daniel Ferrer, otro disidente que participó en la reunión con Obama, contó a La Tercera que el Presidente norteamericano tomó apuntes de todo lo que conversaron. “Estuvo bien. Hablamos sobre cómo podemos mejorar las relaciones. Le dije que es hora de tomar decisiones incómodas, como el fin del bloqueo y que haya libertad de expresión en Cuba”.
Obama observó de manera atenta los planteamientos de Ferrer y de los otros disidentes, que hablaron en dos rondas. Para intentar calmar un poco los ánimos, el mandatario les dijo que él no quería un derramamiento de sangre y que por eso aceleró el acercamiento con Cuba, para un cambio gradual, pero que él no aceptaba presiones de nadie.
Pero en la reunión hubo otra novedad. Así al menos lo contó a este diario el ex preso Guillermo Fariñas. “El Presidente Obama se comprometió a trabajar con nosotros más allá de su mandato (que termina en enero de 2017), como una suerte de moderador, como una suerte de puente”. El jefe de Estado norteamericano también se comprometió, según la versión de Fariñas, a seguir en contacto con los opositores no violentos, pero que se debía dejar atrás la odiosidad.
“Se habló de todo con franqueza y sinceridad. Se hicieron críticas y nosotros le explicamos nuestras aprensiones de manera respetuosa”, afirmó Fariñas. Tras el encuentro, Obama partió al partido de béisbol entre los Tampa Bay Rays y el seleccionado cubano. Poco después abordó el Air Force One y puso fin a su histórica visita a Cuba.
En medio de esta intencionada “Obamania” que invade las redes, hoy encontré una reseña sobre la “incomoda reunión de Obama con sus hijos mantenidos”, de la que no quiere hablar la maquinaria mediática anti cubana, “se los dejo a su consideración”.
La Tercera / Era una reunión breve, en medio de la apretada agenda de Barack Obama en La Habana. El Presidente norteamericano se había comprometido a encontrarse durante 45 minutos con miembros de “la sociedad civil” cubana, en otras palabras, con los disidentes, pero la reunión terminó prolongándose durante poco más de una hora y media. La cita tuvo lugar en la reabierta embajada de Estados Unidos en la capital cubana, con momentos de alta tensión, silencios incómodos y un áspero diálogo.
“A nosotras la policía nos dio una golpiza brutal dos horas antes de su arribo a Cuba el domingo”, le dijo Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, a Obama, sentado junto a otros 12 disidentes. “Yo hablé de todos esos temas con el Presidente Castro”, respondió el mandatario estadounidense. “Usted podría haber sido más enérgico en su mensaje junto a Raúl Castro”, insistió Soler, mientras Obama optó por el silencio según contó esta dirigente opositora a La Tercera.
De todos modos, la propia Soler reconoce que fue un “encuentro positivo, porque le pude expresar mi sentir, mi opinión. Y no podemos esperar que todo se resuelva. De todos modos le hicimos varias recomendaciones. El debió condenar al gobierno por las violaciones a los derechos humanos. Nosotros queremos una amnistía para los presos políticos. Es que Raúl Castro le puso condiciones en público a Obama. El no debió venir a Cuba por ese motivo”.
En la comparecencia conjunta de Obama y Castro el lunes en el Palacio de la Revolución, un periodista estadounidense le preguntó al líder cubano por “los presos políticos”. Castro lo emplazó a mostrarle la lista de esos detenidos y que si era verdad lo que el reportero estaba diciendo, “los liberaré a todos en la noche”. En la cita con Obama en la embajada, fue Elizardo Sánchez quien le entregó la lista con 80 presos al mandatario norteamericano.
José Daniel Ferrer, otro disidente que participó en la reunión con Obama, contó a La Tercera que el Presidente norteamericano tomó apuntes de todo lo que conversaron. “Estuvo bien. Hablamos sobre cómo podemos mejorar las relaciones. Le dije que es hora de tomar decisiones incómodas, como el fin del bloqueo y que haya libertad de expresión en Cuba”.
Obama observó de manera atenta los planteamientos de Ferrer y de los otros disidentes, que hablaron en dos rondas. Para intentar calmar un poco los ánimos, el mandatario les dijo que él no quería un derramamiento de sangre y que por eso aceleró el acercamiento con Cuba, para un cambio gradual, pero que él no aceptaba presiones de nadie.
Pero en la reunión hubo otra novedad. Así al menos lo contó a este diario el ex preso Guillermo Fariñas. “El Presidente Obama se comprometió a trabajar con nosotros más allá de su mandato (que termina en enero de 2017), como una suerte de moderador, como una suerte de puente”. El jefe de Estado norteamericano también se comprometió, según la versión de Fariñas, a seguir en contacto con los opositores no violentos, pero que se debía dejar atrás la odiosidad.
“Se habló de todo con franqueza y sinceridad. Se hicieron críticas y nosotros le explicamos nuestras aprensiones de manera respetuosa”, afirmó Fariñas. Tras el encuentro, Obama partió al partido de béisbol entre los Tampa Bay Rays y el seleccionado cubano. Poco después abordó el Air Force One y puso fin a su histórica visita a Cuba.
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