Por Israel Valdés Rodríguez*
Fulgencio Batista Zaldívar ha sido calificado como un político extraordinariamente hábil, de gran intuición e inteligencia natural, que empleaba sin frenos éticos todos los medios a su alcance para lograr los objetivos que se proponía, sobre todo, por sus ansias de grandeza. Durante su último gobierno, se enfrascó en una desenfrenada carrera por multiplicar su fortuna personal (se calcula en unos 300 millones de pesos), donde su ambición y egoísmo alcanzaron niveles superlativos.
Lo cierto es que, un hombre como él, de procedencia social muy humilde, campesino pobre y mestizo, se convirtió en un gran hacendado. Fue dueño de los centrales Washington, Andorra y Constancia. Trató de apoderarse de la Compañía Azucarera Atlántico del Golfo, el mayor monopolio azucarero norteamericano en Cuba y de la Compañía Cubana de Teléfono.
En el sector bancario fue uno de los principales accionistas del Banco Hispano Cubano, con activos valorados en 8 millones de pesos. Fue propietario de diversos bienes inmuebles en el balneario de Varadero, donde era el dueño del Reparto Kawama, así como múltiples edificios y extensos terrenos en Miramar, Nuevo Vedado, Puentes Grandes y Ampliación de Almendares en la capital, y otros terrenos y fincas en Pinar del Río, Santa Clara, Camagüey y Holguín. Fue propietario de la finca “Yemayá”, situada en La Mulata, entre Bahía Honda y la Palma, Pinar del Río, que le regalara su amigo, el norteamericano Dayton Hedyes. Poseía como residencia la finca Kuquine, que ocupaba una extensión de más de 225 hectáreas dentro del triangulo formado por la carretera Central, la de Cantarramas al Entronque del Guatao y la de San Pedro a Punta Brava, muy cerca del pueblo de Arroyo Arenas y a pocos kilómetros de la capital del país. En la construcción de esta fastuosa residencia invirtió una gran suma de dinero. No debemos olvidar que también poseía una residencia en Daytona Beach, en Miami, Florida, conocida como la Mansión Rosada.
Controlaba también numerosos órganos de prensa escrita y radiodifusión, entre ellos los periódicos Alerta y Pueblo, la Revista Gente, las radioemisoras RHC Cadena Azul Radio Siboney, S.A., Circuito Nacional Cubano, Cadena Oriental de Radio, Unión Radio y el Canal 12 de T.V. en colores, así como de la Compañía Editorial Mediodía, S.A., y la Compañía de Inversiones Radiales, S.A. Fue propietario único de Cuba Aeropostal, socio mayoritario de Aerovías Q, así como el principal entre los socios privados de Cubana de Aviación.
Entre otras propiedades, fue dueño del Motel Oasis (Varadero) y el Hotel Colony, en la otrora Isla de Pinos. Otras posesiones ligadas al turismo fueron La Urbanizadora Centro Turístico de Barlovento (Marina Hemingway), La Compañía Territorial Playa Francés, La Compañía de Fomento y Turismo de Trinidad S.A., la Gerona Beach Territorial y la Compañía Hotelera Antillana. Uno de sus más escandalosos negocios fue la adquisición de la Compañía de Parquímetros Cubanos S.A., una importadora de parquímetros en la capital.
En resumen, fue propietario en 9 centrales azucareros, 2 refinerías, 2 destilerías, un banco, 3 aerolíneas, 1 papelera, 1 contratista, 1 transportista por carretera, 1 productora de gas, 2 moteles, 5 emisoras de radio, 1 televisora, varios periódicos y revistas, 1 fábrica de materiales de la construcción, 1 naviera, 1 centro turístico, varios inmuebles urbanos y rurales, varias colonias, varias firmas norteamericanas y otros múltiples intereses.
Aún es difícil hacer un cálculo exacto de la fortuna de Fulgencio Batista y mucho menos conocer realmente todo cuanto robó a su país.
* (San Antonio de los Baños, 1952) profesor e historiador, miembro del secretariado permanente de la Unión de Historiadores de Cuba.
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