Creo que hubiera sido maravilloso si el reverendo Walker, bautista,
negro, comprometido con las mejores causas, hubiese podido vivir este
momento de la visita de Obama, manifestó Ortega Dopico. Foto: Franklin Reyes
Para el reverendo Joel Ortega Dopico, presidente
del Consejo de Iglesias de Cuba, nuestro país le puede decir al
presidente Barack Obama que es posible que los pobres, los que parecemos
insignificantes, tengamos un espacio y posibilidades de aportar. En un
diálogo de honduras cristianas y filosóficas, dibujó la presencia de los
misioneros norteamericanos en el archipiélago y las relaciones de
hermandad entre creyentes de ambas naciones
«Ser auténtico es ser lo que somos, sin disfraces. Lo que
somos no es cómo vestimos, ni qué tipo de carro o de casa tenemos. Lo
que somos es algo mucho más profundo que está dentro: es nuestra
capacidad de amar, de entregarnos, de ver que el otro, diferente de mí,
también es mi hermano».
Joel Ortega Dopico, presidente del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC)
desde el año 2012, me ha dado esa respuesta tras haberle preguntado qué
significa para él ser auténtico en el mundo actual. En un diálogo que
terminó viajando por honduras filosóficas tan valiosas y urgentes para
nuestras vidas como el pan físico de cada día, el líder religioso me
habló de esa actitud como una premisa que no debe ser postergada. Y me
dijo algo que me hizo pensar en cómo lo mejor del ser humano, su amor
por el otro, es un universo donde todos los sistemas de ideas deberían
hablar el mismo lenguaje:
«La gran pregunta que la Biblia se hace al comienzo es la cuestión
entre Caín y Abel, dos hermanos. El primero mata al otro; y ¿cuál es la
interrogante que Dios plantea a Caín?: “¿Dónde está tu hermano?” Es una
pregunta que debemos plantearnos hoy, cada día, cada uno de nosotros:
¿Dónde está mi hermano? ¿Quién es?».
Joel Ortega Dopico, presidente del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC). Foto: Roberto Ruiz
Que la suerte del prójimo no nos sea ajena fue una de las tantas
ideas compartidas por Dopico para nuestro diario mientras desmenuzábamos
un mundo que para él no debe ser visto con espacios particulares o
fronteras, donde Cuba, por su historia, ha pasado a ocupar una
coordenada de acercamientos y encuentros entre personas y culturas que
habían estado distantes y que últimamente, para bien de la humanidad,
descorren cortinas de hostilidades o de diferencias.
Sobre el CIC, en estas horas en que la Isla despliega una vez más sus
dotes de anfitriona para recibir al actual presidente de los Estados
Unidos, Barack Obama, Joel Ortega Dopico ha dicho: «Damos gracias a Dios
por ser una institución que Dios ha usado en este país para unir.
Nuestro lema es “unidos para servir”, voluntad que el mundo necesita. Y
creo que eso es lo que Cuba le ha mostrado al mundo: que es un país
dispuesto a servir cuando se le respeta, cuando se le considera como
nación soberana».
«El CIC se funda en 1941 como una iniciativa de las iglesias
evangélicas cubanas, que también son conocidas como iglesias
protestantes. Es decir, que este año está cumpliendo 75 años de vida
ininterrumpida», ha expresado Dopico en una explicación insoslayable:
«En este momento contamos con una membresía de 53 organizaciones, de las
cuales 42 son miembros plenos del Consejo, y otras 11 son miembros
asociados o fraternales, entre las que está incluida la Comunidad Hebrea
en calidad de asociado fraternal.
«De los 42 miembros, 28 son iglesias, o sea, denominaciones
nacionales entre las que se encuentran el Ejército de Salvación, la
Iglesia Presbiteriana Reformada en Cuba, la Iglesia Episcopal, la
Iglesia Metodista, la Iglesia de los Amigos (Cuáquera), la Iglesia
Ortodoxa Griega, dos iglesias de confesión luterana, varias iglesias
pentecostales como la Iglesia de Cristo, la Iglesia de Dios, la Iglesia
Cristiana Pentecostal y la Santidad Pentecostal, entre otras.
«Y también hay un grupo de 14 o 15 instituciones que no son
propiamente iglesias, pero que conforman instituciones de carácter
cristiano, como son el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas,
fundado en el año 1946. Están, además, el Centro Cristiano de Reflexión y
Diálogo, el Centro Martin Luther King, el Movimiento Estudiantil
Cristiano, y otras organizaciones que son de inspiración cristiana, no
propiamente iglesias, como la Conferencia Cristiana por la Paz.
«El CIC no es una institución jerárquica sino de apoyo, de
articulación de las iglesias en la búsqueda de algo tan importante como
la unidad. Somos, como CIC, miembros del Consejo Mundial de Iglesias
cuya sede está en Ginebra, y del Consejo Latinoamericano de Iglesias que
radica en Ecuador, así como de la Alianza Conjunta de las Iglesias, que
también tiene su sede en Ginebra y que aglutina a un gran número de
iglesias protestantes en el mundo.
«Tenemos un papel bien activo a nivel internacional, con muchos
aliados en Canadá y en el mundo entero. En Estados Unidos mantenemos
vínculos muy fuertes con muchas iglesias, sobre todo con el Consejo
Nacional de Iglesias de Cristo, y con el Servicio Mundial de Iglesias».
—¿Cómo han sido, históricamente, las relaciones del CIC con sus entidades homólogas en los Estados Unidos?
—Han sido relaciones muy importantes, de solidaridad de muchos años.
De hecho salió a la luz por estos días una carta dirigida a Obama por
parte de un grupo de líderes de las iglesias e instituciones en los
Estados Unidos, encabezados por el Consejo Nacional de Iglesias de
Cristo.
«Con esta última institución hemos luchado por la eliminación del
bloqueo contra Cuba, por la normalización de las relaciones entre los
Estados Unidos y la Isla, y por los derechos de los norteamericanos en
Cuba, en lo concerniente a poder visitarla.
«Hubo un capítulo muy hermoso, relacionado con la batalla por el
rescate del niño Elián González, donde ambos Consejos de Iglesias
tuvieron un papel protagónico y determinante. En otros asuntos de
carácter internacional, de interés de las iglesias y de los dos países,
hemos estado siempre juntos, haciendo declaraciones e intercambios.
Durante la lucha por el regreso de los Cinco cubanos antiterroristas
injustamente presos en cárceles norteamericanas hubo un trabajo muy
activo por parte del Consejo de Iglesias de los Estados Unidos».
Muy sensibles causas cubanas han sido apoyadas por las iglesias norteamericanas. Foto: www.el19digital.com
—¿Qué otros momentos atesora el CIC como capítulos que acercaron más a estos mundos homólogos?
—La mayoría de las iglesias protestantes cubanas fueron fundadas por
misioneros de las iglesias norteamericanas. De hecho, durante la primera
mitad del siglo XX, muchas de estas iglesias pertenecían a
denominaciones en los Estados Unidos. Siempre ha habido un vínculo y ha
habido puentes entre ambos grupos.
«Habría que recordar que en la década de los 80 del siglo XX tuvimos
la visita del reverendo Jesse Jackson. Entonces tuvo lugar un culto en
el cual participó el Comandante en Jefe Fidel Castro. Fue en la Iglesia
Metodista de K y 25, en el Vedado habanero. Y no podemos dejar de
mencionar cuando se escriba la historia de la Iglesia en Cuba, cuando se
hable de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, al reverendo
Lucius Walker, y a Pastores por la Paz, movimiento que en uno de los
momentos difíciles que Cuba vivió después de la caída del conocido campo
socialista, en un momento económicamente muy difícil, se convirtió en
una señal de esperanza y de unidad entre dos pueblos.
«Creo que hubiera sido maravilloso si el reverendo Walker, bautista,
negro, comprometido con las mejores causas, hubiese podido vivir este
momento de la visita de Obama. Pero aquí estamos para reconocer su
trabajo que creó un ambiente, un espíritu, un espacio para llegar a lo
que hoy tenemos.
«El CIC trabajó mucho en los años 60, 70 y 80 del siglo pasado en
diálogo con el Estado cubano. Entre los primeros resultados hay que
mencionar, sin limitarnos al Consejo, la visita a la Isla de los máximos
representantes de la Iglesia Católica. Se trabajó mucho para que en
1998 Cuba tuviera un ambiente propicio, adecuado, para recibir al Papa
Juan Pablo II, lo que sin dudas fue un suceso significativo».
—El cuatro de marzo de este año, en el Día Mundial de Oración
que tuvo a Cuba como sede a nivel internacional, usted leyó una
Declaración del CIC a propósito de la visita de Barack Obama. En uno de
los párrafos se expresa: «El presidente estadounidense estará visitando
una Isla de paz y diversidad; en la que han confluido culturas europeas,
africanas y asiáticas para conformar nuestra cubanía; donde no solo
varias decenas de denominaciones y varias de las ramas del cristianismo
conviven en paz, sino también cohabitan ocho religiones en armonía,
unidos todos en la búsqueda de una sociedad cada día mejor, donde puedan
hacerse realidad los valores y la ética de la vida y el evangelio».
—Cuba es un país mucho más diverso de lo que muchas veces imaginamos.
Venimos de África, del Medio Oriente, de España, de Europa, de
distintos lugares, y hemos conformado lo que el doctor Fernando Ortiz
llamaba el ajiaco cubano, del cual venimos todos. Si vamos a la calle
encontraremos al que practica la religión afrocubana, al que practica
dentro del cristianismo sus diversas ramas, ya sea catolicismo, iglesia
ortodoxa, iglesias históricas protestantes, o iglesias protestantes de
nuevo tipo, y también budismo o islamismo. En el país hay ocho
religiones que cohabitan en paz y en armonía. Un pensamiento martiano
plantea que las raíces de nuestra cultura son raíces de unidad. La
identidad cubana es algo muy fuerte, digna de estudiar. Somos ejemplo
para el mundo de cómo un país con tanta diversidad pudo haber
desarrollado un proyecto social donde confluyen opiniones diferentes,
tantas maneras de ver el mundo, y todo eso en armonía.
—El Papa Francisco y el Patriarca Kirill de Moscú y Toda
Rusia, durante el reciente e histórico encuentro en Cuba, firmaron una
Declaración Conjunta de 30 puntos. El segundo contiene un párrafo que
así comienza: «Nuestro encuentro fraterno se llevó a cabo en Cuba, en la
encrucijada entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste. Desde esta
Isla, un símbolo de esperanza del Nuevo Mundo y de los dramáticos
acontecimientos de la historia del siglo XX, dirigimos nuestras palabras
a todas las naciones de América Latina y de otros continentes».
—Lo valioso de que se haya producido un encuentro tan importante en
Cuba es la lección de que en el mundo tiene que haber un espacio para
los pequeños. Este planeta tiene que ser un lugar donde quepan todos, no
solo los más «poderosos». Cuba es un país pequeño que ha luchado contra
muchos desafíos y que aun así ha logrado desarrollar un proyecto social
que como es lógico no está exento de errores, de deficiencias, pero que
beneficia a las grandes mayorías. Es un ejemplo de modelo sostenible a
seguir, y el mundo está urgido de un modelo sostenible.
«¿Por qué Cuba se convierte en el centro entre el Norte y el Sur,
entre el Este y el Oeste?: porque si hay esperanza para Cuba hay
esperanza para el mundo. Y te digo eso con emoción. Nosotros tenemos la
oportunidad de viajar, de estar en contacto con numerosos países. La
esperanza para muchas iglesias en el mundo está puesta en la iglesia
cubana. Te hablo incluso de las iglesias de los Estados Unidos que ahora
atraviesan por momentos de crisis.
«Si hay esperanza para Cuba hay esperanza para África, para los
lugares más desvalidos y pequeños. Es lo que yo creo que Cuba le puede
decir al presidente Barack Obama: que es posible que los pobres, los que
parecemos insignificantes, tengamos un espacio y posibilidades de
aportar».
«Cuba está dispuesta a enseñar. Es un país que ha demostrado que se
puede luchar y que se puede vencer sin derrotar al otro. Nunca ha estado
en el espíritu del pueblo cubano derrotar a nadie, sino el luchar para
construir nuestro mundo como iglesia, como cubanos, como un todo.
Tenemos a un José Martí joven que respondió a las necesidades de su
tiempo. Esa es otra virtud que el pueblo cubano ha tenido: responder al
momento que se vive, ser un pueblo muy claro de cómo responder a cada
situación.
«No somos un pueblo perfecto, ninguno lo es, tenemos manchas como
dice José Martí del sol, pero también mucha luz en hombres y mujeres que
no buscan un lugar cimero en la historia sino que simplemente han
buscado vivir en paz, cultivar la tierra donde se nos ha puesto,
desarrollarla. Esta es una sociedad donde hay un espacio para el niño,
para el joven, para el anciano y para la familia.
«Donde hubo desastres naturales siempre ha estado la respuesta del
pueblo cubano. En todos los tiempos, desde los tiempos de la colonia,
desde los tiempos de la esclavitud, desde los tiempos de la Primera
Guerra Mundial, los cubanos hemos estado en todas partes, con sencillez,
y hemos practicado nuestra fe, cada quien desde sus distintas
perspectivas.
«El cubano es muy generoso, se entrega. Este es un país que ama la vida, que ama la búsqueda de la felicidad».
—Que no guarda rencor…
—No hay una cultura que pueda decir que los cubanos sienten aversión
hacia ellos. Todo lo contrario: el cubano lo asimila, lo absorbe todo y
se integra a todo, porque así son nuestras raíces: construir identidad
sobre distintas culturas.
«También diría que el nuestro es un país donde la iglesia ha crecido
mucho, donde hay muchas casas cultos, espacios de oración, donde se ha
ampliado el horizonte del mundo religioso como en muy pocos lugares».
—Una Isla tremendamente espiritual…
—Todo pasa en el cubano por la espiritualidad. Cuba es un país de
memoria histórica, y sobre esa memoria histórica nos hemos levantado. Es
una riqueza que la tienen también muchas naciones, pero la nuestra va
un poco más allá: desde lo cubano se aporta.
—Compartiré con usted recientes palabras de Frei Betto a
propósito de lo que ya hemos conversado sobre los desafíos del presente:
«No es fácil vivir en un mundo en el que el neoliberalismo proclama que
la utopía está muerta, que la historia ha terminado, que no hay
esperanza ni futuro, que el mundo siempre va a ser capitalista, que
siempre va a haber pobres, miserables, y ricos, y que, como en la
naturaleza, siempre va a haber día y noche y eso no se puede cambiar».
—Vivimos un mundo en transformación, en cambio. Entonces hay
esperanza. Yo te decía que si hay esperanza para Cuba hay esperanza para
el mundo. Por eso Cuba tiene para el mundo la responsabilidad de la
esperanza. Si el mundo deja de tener esperanza, se habrá perdido a sí
mismo. Y aquí no se trata de un país o de otro. En todos tenemos hombres
de bien, que quieren un mundo mejor, donde uno no sea el esclavo del
otro.
—Se trata de la especie humana…
—Hoy más que nunca. No se trata ni de fronteras ni de espacios. El
mundo es de todos, y todos los hombres de buena voluntad, estén donde
estén, tengan la fe que tengan, pertenezcan a la cultura que
pertenezcan, queremos ese mundo mejor. Que no sea esa sociedad de
consumo, que no sean las cosas materiales las que consuman al Hombre
sino que la especie humana sea eso que la Biblia quiere: el Hombre
hermano del Hombre, que seamos una humanidad donde haya espacio para
todos. La esperanza no es una opción sino un deber, algo que hay que
hacer, cuéstenos la vida, o no. Y hay que poner la vida en eso.
«Yo veo el futuro con mucha esperanza, porque hay una juventud
comprometida, hay generaciones que han aprendido comprometidas con la
justicia climática, con los derechos humanos, no con los derechos de
unos pocos, porque a veces se habla de derechos que son para élites.
«Frei Betto hablaba cuando estábamos este año en una de las
conferencias sobre la espiritualidad, y decía que hay que referirse a
los derechos animales, porque ya es un lujo hablar en algunos lugares de
derechos humanos, decía él. Tenemos que hablar del derecho a tener un
hogar, una casa, alimentos. Son derechos básicos que muchos animales
tienen cuando muchos seres humanos no pueden alcanzarlos. Entonces se
trata de todos y de todas. Hoy no se trata de un mundo para competir,
sino de ser solidarios.
«Todo lo que atente contra la dignidad humana hay que ponerlo a un
lado. La sociedad de consumo, el neoliberalismo, no levantan la dignidad
humana, no ponen al ser humano y a la familia humana en el centro de
los problemas. Son como remedios temporales que luego causan males
mayores, infelicidad y deshumanización.
«Vivimos un mundo en el cual hay una tendencia a deshumanizar. Los
medios de comunicación, la tecnología, las grandes corporaciones de
producción, las grandes compañías trasnacionales, a qué responden, hacia
qué felicidad nos pueden llevar… Todas las religiones y los hombres de
bien, creyentes o no, quieren una vida plena. ¿Qué significa esa vida
plena? ¿Es el poseer desde una posición de dominio? ¿O es el compartir?
El mundo tiene suficiente para la felicidad de todos. Se trata de que
seamos lo que somos: el homo sapiens, la especie humana.
Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.
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