Por Arthur González.
Nadie puede dudar de la inteligencia, carisma y habilidad política del
presidente Barack Obama, algo demostrado en sus intervenciones públicas
en La Habana.
Entrenado para contiendas políticas, sabe cómo ganarse la simpatía de la audiencia y para eso su equipo de trabajo prepara los discursos para acaparar la atención del auditorio.
En sus palabras al pueblo cubano el 23.03.2016 en el Gran Teatro Alicia
Alonso, fue preciso al señalar: “los Estados Unidos no tienen ni la
capacidad ni la intensión de cambiar a Cuba, cada pueblo debe hacerlo
por sí mismo”. Sin embargo, las acciones cotidianas que lleva a cabo
confirman que mintió.
Desde que asumió la presidencia, Obama aprueba anualmente 20 millones de
dólares para programas subversivos, con el propósito de desmontar el
sistema socialista que tanto aborrecen; mantiene activas la radio y la
TV Martí para influenciar ideológicamente a los cubanos; orienta y
financia a la contrarrevolución interna en actos provocativos, y se
fortalecen las campañas de que Cuba “viola” los derechos humanos.
De conjunto con ciertas instituciones en la Isla, trabaja en la preparación de jóvenes emprendedores para que comprendan que ser un trabajador no estatal resulta mucho más beneficioso económicamente y por tanto deben separarse del Estado si desean prosperar.
Todo esto es inmiscuirse en los asuntos internos de Cuba de forma
abierta y violatoria de las leyes internacionales, con la malsana
intensión de logar su deseado cambio.
En este mismo discurso reafirmó lo dicho desde el 17.12.2014, que, “con
la vieja política hacia Cuba, Estados Unidos no logró lo que deseaba”,
entiéndase derrotar a la Revolución, y por tanto había que cambiar de
táctica.
No es aceptable que ante una representación de la sociedad civil cubana
afirme que su país no tiene ni la capacidad ni la intensión de cambiar a
Cuba; todo es parte del encantamiento que pretendió trasladar al
pueblo.
Volvió pedir que olviden el pasado, “pues perdonar y reconciliarse es el inicio del futuro”.
Pero a Obama en su discurso se le olvidó pedirle perdón al pueblo
heroico de Cuba por los daños que su país le ha causado y aun lo hace
desde hace 58 años.
Son miles los muertos y millones de dólares en pérdidas materiales, por
la cruel y hostil política llevada a cabo en sus Programas de Acción
encubierta y terrorista, que ahora Europa sufre mientras callaba ante
las actividades contra Cuba.
La voladura del buque La Coubre el 4 de marzo de 1960 fue el primero y
el saldo de muertos ascendió a 101, más 200 heridos más otros
desaparecido. Le siguieron otros
como la voladura en pleno vuelo de un avión civil en 1976, donde
murieron 73 personas inocentes y en Miami aún vive refugiado uno de sus
autores, Luis Posada Carriles.
Ese mismo terrorista organizó en 1997 la colocación de artefactos
explosivos en 6 hoteles de la capital cubana y en el restaurante La
Bodeguita del Medio, causándole la muerte a un turista italiano y
heridas a varios trabajadores.
Actos terroristas contra embajadas y consulados cubanos en el exterior, también causaron muertos, heridos y destrucción.
Incendios en centros comerciales, cines, teatros, fábricas, puentes,
líneas férreas, barcos pesqueros y mercantes, unidos a la guerra
biológica contra personas, plantas y animales, no son cosas para
olvidar.
De esto Obama no hizo una sola mención y haberle pedio excusas al pueblo
por tales actos criminales, hubiera podido ser una buena oportunidad
para empezar a construir una amistad sobre bases más creíbles.
El presidente habló de democracia, de la que ellos tienen, esa que
discrimina por el color de la piel y el sexo; la que no da atención
médica para todos sin costo alguno; la que para acudir a la universidad
un estudiante debe solicitar un crédito y endeudarse de por vida; la que
persigue y expulsa a los inmigrantes; paga salarios diferentes a las
mujeres; la que no permite partidos políticos que atenten contra el
sistema de Estados Unidos y asesina a quienes se atrevan a hacerlo como
hicieron con Martín Luther King Jr y Malcon X.
Obama aseguró que su sistema es multipartidista, pero ninguno de esos
exige cambiar el capitalismo por el socialismo, algo que pretende
implantar en Cuba, ya que no se conformarían con ver dos partidos con
similares objetivos, como los tienen el demócrata y el republicano.
Finalmente habló sobre la emigración, calificándola de “exilio”, falsa
etiqueta para nombrarla; pero no dijo que fue Estados Unidos quien la
promovió masivamente cuando la CIA en 1960 fabricó la Operación Peter
Pan de conjunto con la Iglesia Católica, sacando de Cuba a 14 mil 48
niños sin acompañantes, incitando a las salidas ilegales de sus padres,
al negarle las visas.
Tampoco dijo que el grupo inicial de ese “exilio” lo integraron los
asesinos y ladrones del régimen del dictador Fulgencio Batista, a los
que protegieron e impidieron que fueran juzgados por sus crímenes.
Respecto a la libertad de expresión, Obama debe saber que los cubanos
hablan por los cuatro costados, protestan constantemente de lo mal
hecho, pero no desean retornar al sistema capitalista y
“multipartidista” que sufrieron por medio siglo sin que les resolviera
los afanosos problemas que solo una Revolución socialista solucionó.
Lo que tiene Cuba como un puñal, es el bloqueo económico, que, al decir
de los documentos oficiales estadounidenses desclasificados, no es un
Embargo, sino “una guerra económica que induzca al régimen comunista a
fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, junto a
operaciones psicológicas acrecentarán el resentimiento de la población
contra el régimen”.
Esta guerra económica fue propuesta el 6 de abril de 1960, por Lester D.
Mallory, Subsecretario de Estado para Asuntos Iberoamericanos, cuando
afirmó en un memorando hoy desclasificado:
“…El único medio previsible que tenemos para enajenar el apoyo interno a
la Revolución es a través del desencanto y el desaliento basado en la
insatisfacción y las dificultades económicas”.
“Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar
la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir
los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y
el derrocamiento del gobierno”.
De esto Barack Obama no dijo ni una sola palabra y es la esencia de sus acciones para cambiar el socialismo en Cuba.
Por eso José Martí, alertó:
“¡Los árboles se han de poner en fila pa ra que no pase el gigante de las siete leguas!”