Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

lunes, 28 de marzo de 2016

El sagrado derecho de Yiliam y cualquier otra cubana


En Cuba todos las madres tienen garantizado el parto en una institución hospitalaria con personal debidamente capacitado
Junto a Yiliam (a la derecha) bajó también de la Sierra Maestra (El Mulato) la también gestante Yudenia González Vega. Foto del autor
SANTIAGO DE CUBA.—Por cuarta ocasión en sus escasos 22 años de edad, Yiliam Delgado Yaqui, ingresa en el hogar materno Este, de esta ciudad, semanas antes de la fecha fijada para el parto, que como en los tres anteriores será en un hospital con todas las condiciones necesarias para el feliz alumbramiento.
Su admisión tuvo lugar el pasado lunes 21, casi justo a la misma hora en que el presidente cubano, General de Ejército Raúl Castro Ruz, refería sintetizadamente el sagrado derecho a la salud de los cubanos, al demostrarle el cumplimiento de los derechos humanos en nuestro país a la periodista de la cadena NBC que cubría la visita del mandatario estadounidense Barack Obama.
“...en Cuba todos los niños nacen en hospitales (…) porque cuando las madres están en un estado avanzado de su embarazo se le conduce a los hospitales muchos días antes, o en algunas casas o locales adjuntos, muchos días antes del parto, para que todos nazcan en hospitales, no importa en qué elevada montaña viva, ni sus condiciones económicas”.
Tal realidad podría corroborarse sin mucho esfuerzo a lo largo y ancho del país, auxiliado apenas con el directorio telefónico de cualquier región, que respecto a esta provincia citará no menos de un hogar por municipio, como en la Ciudad Heroína de todos los cubanos, que por su densidad poblacional posee cuatro.
Baste para constatarlo el que acoge a Yiliam como en su propia casa (de ahí el nombre de hogar). Creado en 1996, donde hace 102 años surgiera la clínica mutualista de la Sociedad Ga­llega, el deterioro parecía condenar a la demolición la centenaria estructura, pero se decidió rescatar su vistosa codificación ecléctica.
Como regalo por los 500 años de la otrora villa se reforzaron columnas, fue sustituida la cubierta, se montaron el falso techo y la carpintería de caoba, fueron cambiadas las instalaciones sanitarias, remozados los cubículos y sustituidos los pisos, el sistema eléctrico y el cercado perimetral por otro acorde con la época.
Por ello, dos años después del nacimiento de su tercer niño Yiliam no podía reconocer el lugar, totalmente pintado y con nuevas áreas verdes, co­mo tampoco conoce que en el remozamiento fue invertido millón y medio de pesos, y que el costo per cápita por estadía de ella y las restantes126 embarazadas asciende diariamente a 67 pesos.
Aunque resulte útil no se han interesado porque ninguna pagará ni un solo centavo. Lo importante es que el Estado les garantiza un par­to feliz mediante la atención de un equipo multidisciplinario las 24 horas del día, que dispone para ellas seis comidas diarias; y todo eso sí de­bía conocerlo la periodista enviada por la NBC.
Debía saber que entre las gestantes pueden encontrarse tanto adolescentes como añosas, bajo peso materno o bajo peso fetal, ganancia exagerada de peso y anemias, embarazos gemelares y con patologías compensadas como hi­pertensión arterial, diabetes, cardiopatías y sepsis urinarias, por criterios sociales o geográficos.
Estos últimos fueron los referidos por Raúl. Yiliam apenas es una ama de casa y bajó por cuarta vez de una de esas elevadas montañas de Guamá que pocos co­mo él y Fidel conocen, de allá, entrando por La Magdalena, y siguiendo Mulato Abajo, justo de Caimanes, en pleno corazón de la histórica Sierra Maestra.
“Es como dijo Raúl —enfatizó la joven—, el hermano de mi padrastro vive en los Es­tados Unidos y dice que allá hay que pagarlo todo, y aquí sé como antes de la Revolución mi abuela perdió dos gemelos en el lomerío; así que dígale a la periodista que si no quedó cla­ra, que aproveche que estoy en Santiago y venga a preguntarme a mí”.

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