Ha muerto el joven Ricardo Brayams Diego Ruíz, conocido por “Brayan Amenazzy”, en las playas del Este de La Habana, quien fuera asesinado por otras personas que ya se encuentran detenidas por las autoridades policiales de Cuba, en menos de 24 horas.
De acuerdo con declaraciones de Alberto Ruíz González, residente en el municipio Centro Habana, los autores del suceso se nombran Franklin y Yasniel, y ambos son del mismo territorio centro habanero. Este ciudadano refiere que la policía, primero capturó a Franklin el día de lo ocurrido y posteriormente, a Yasniel, en horas tempranas del día siguiente en su casa, ubicada en la calle Lagunas.
También nos comentó, que, con anterioridad, estos jóvenes habían tenido rencillas personales con el fallecido, y que los tres estuvieron presos tiempo atrás, sin precisar delitos cometidos. Pero sí aclaró, que, eran muchachos con tendencias guaposas y siempre estaban buscando problemas, que él, conocía a los dos detenidos, pero que, al occiso, no lo conocía muy bien porque era del municipio Cerro.
Yenifer López, novia de Brayan, le había sugerido irse de la playa, minutos antes del problema, porque se había dado cuenta de la presencia de las personas con quienes ya tenían contradicciones. Así lo deja claro en su perfil en Facebook, donde publica sus últimas fotos.
Unos de los videos muestran en las redes sociales -una vez más-, la sangre fría de personas inconscientes, que, se sonríen de lo ocurrido mientras graban con sus celulares en el justo momento en que otros auxilian a la víctima.
Al propio tiempo, se generaron muestras de condolencias a los familiares y amigos, así como comentarios asociados a los niveles de violencia, a la supuesta falta de presencia policial y a las conductas desajustadas de las personas ante la violación de las medidas sanitarias en las playas cubanas.
Llevo dos fines de semana visitando las playas del Este con mi familia, y más policías no he podido ver. Luego, revisé el Facebook del occiso, y asombran, imágenes que no sólo denotan una vida llena de sueños y alegrías, sino también de rutina ambiotosa, como son los mensajes de textos escritos y mediante su lenguaje corporal.
Llevo dos fines de semana visitando las playas del Este con mi familia, y más policías no he podido ver. Luego, revisé el Facebook del occiso, y asombran, imágenes que no sólo denotan una vida llena de sueños y alegrías, sino también de rutina ambiotosa, como son los mensajes de textos escritos y mediante su lenguaje corporal.
El cantante cubano de música urbana, Yomil, ha posteado un video en su perfil de Facebook, donde asegura que conocía a uno de los autores del hecho, y aconseja a quienes asumen una vida de guapería en los barrios de Cuba, diciendo que “guapo es el que no va preso”, “guapo es el que no le busca problema a su familia”, el que lucha por sí mismo para seguir adelante, parafraseando su sentir.
Lo triste del caso es que una vida se ha perdido, debido a gente que cree en el aparente valor que tiene hacerse el más duro o atrevido ante los problemas. Brayan no merecía irse de este mundo de semejante manera, como tampoco que su partida, sea utilizada por sitios y espacios subversivos para hablar de la aparente violencia en la isla o para decir que en Cuba no hay seguridad.
Está demostrado que estos sucesos ocurren en todas las partes del mundo, y que como en este país, no son comunes, inmediatamente se hacen noticias virales. Para el que aquí cometa un hecho violento de carácter grave, se sabe que no existe la llamada impunidad. Ejemplo claro lo es, la captura de los autores del caso de Baryan Amenazzi, de manera inmediata.
Creo, además, que no se trata si hay policías o no, en cada metro cuadrado que pisamos, sino de que cada quien asuma una conducta responsable en ambientes que te ayuden a crecer como ser humano, y no a morirte como resultado de riñas en la calle, o al menos, a no propiciar la bronca.
La juventud cubana tiene demasiadas oportunidades para ser mejor, incluso, por encima de muchos países del mundo donde esas oportunidades, representan dinero para el que las ofrece. Tampoco soy de los que apoya que la juventud está perdida, sobre todo, cuando veo a muchos jóvenes cubanos con su aporte, desde el lado bueno de su propia historia.
Brayan tenía deseos de seguir viviendo, como también lo tienen sus dos ejecutores, de quienes imagino que tampoco querían estar presos y sancionados por más de 20 años. El verdadero asesino se llama “guapería”, un camino de la violencia, que jamás llega a Roma, pero si a vidas truncadas.
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