Por Israel Valdés Rodríguez*
El 4 de septiembre de 1997, se producen detonaciones de artefactos explosivos en los hoteles Tritón, Chateau-Miramar, Copacabana y el restaurante La Bodeguita del Medio.
Mientras que el mercenario salvadoreño, Ernesto Cruz León, colocaba y activaba un potente artefacto explosivo en un baño del Hotel Copacabana, el entusiasta joven italiano Fabio Di Celmo llega al vestíbulo de la instalación turística, donde se ha citado con dos amigos de la infancia que concluían su estancia como turistas en Cuba.
En el lobby bar el terrorista coloca el mecanismo homicida dentro de un cenicero. Sale del Copacabana y prosigue su macabra misión en el Chateau Miramar, donde repite la operación. En el Neptuno Tritón desliza la bomba en el piso, detrás del espaldar de un butacón. Escapa en un taxi, desde donde oye el estallido de las bombas. Ya en horas de la tarde colocó una bomba en la Bodeguita del Medio. Esta última estalló a las 23:33 horas.
En los actos terroristas del 4 de septiembre de 1997 se reportaron 7 heridos, algunos de gravedad, y un fallecido: Fabio Di Celmo, el joven italiano de 32 años. El artefacto detonó a las 12:40 horas. Una esquirla de metal del cenicero donde se colocó la bomba, se le incrustó en la parte izquierda del cuello y le cercenó una vértebra cervical y la arteria carótida.
La detonación del artefacto explosivo en el lobby-bar del hotel Copacabana, ocasionó también roturas de cristales, falso techo, luminarias, muebles y piso, que fueron tasados en $16 700,60 además de la afectación por las ventas que ascendieron a unos tres mil dólares estadounidenses.
La explosión en el área del lobby del hotel Chateau Miramar, causó lesiones a Juana Hernández Pavón, trabajadora del hotel, y a María Teresa González Rodríguez. Los daños ocasionados ascendieron a la suma de $89 900,00 dólares estadounidenses y $39 900,00 pesos.
En el hotel Tritón no produjeron lesiones a persona alguna, pero sí daños ascendentes a $3 661,00 dólares y $2 700 pesos, además de afectar el servicio en el mismo al tener que evacuar la carpeta y cerrar el lobby bar temporalmente.
A consecuencia de la explosión ocurrida en el restaurante La Bodeguita del Medio, resultaron lesionados los turistas mexicanos: Marco Polo Soriano Villa, Juan José Huerta Lluviano, Ramón Soriano Ledesma y Octavio Soriano Ledesma. También recibió lesiones Nicolás Rodríguez Valdés, trabajador del centro, los daños materiales ascendieron a 15 053,40 pesos.
A las 17:30 horas del 4 de septiembre de 1997, Cruz León fue detenido por los Órganos de la Seguridad del Estado cubana. Mientras era interrogado, pudo, pero no lo hizo, haber evitado que la bomba que había colocado en el restaurante habanero estallara.
El autor material fue sancionado por los tribunales cubanos a 30 años de privación de libertad. Sin embargo, los autores intelectuales Luis Clemente Posada Carriles y Jorge Más Canosa (ya fallecido) residentes en Estados Unidos nunca han sido procesados, ni sancionados por los órganos competentes de ese país, a pesar de existir evidencias que los incriminan.
El 12 de julio de 1998 en The New York Times se publica lo siguiente. “En una entrevista concedida a The New York Times a condición de que no se le tomaran fotos ni se revelara su paradero, el exiliado cubano Luis Posada Carriles asegura que el fallecido líder de la Fundación Nacional Cubano Americana, Jorge Mas Canosa, “controlaba todo” lo referente a envíos de dinero que se le hacían para financiar sus actividades contra el gobierno de Fidel Castro. La fundación desmintió al diario.”
Por su parte El Nuevo Herald publicó: “The New York Times citó a Posada diciendo que Mas Canosa le había entregado dinero para varias de sus actividades terroristas, y en la versión del rotativo lo vinculó con la ola de atentados con bombas ocurridos en Cuba el verano pasado.”
En el Informe del Relator Especial sobre Mercenarismo de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en su visita a Cuba, del 12 al 17 de septiembre de 1999 expone lo siguiente:
“Ningún Estado puede legítimamente consentir o autorizar que se autorice su territorio o que en él se constituyan y enmascaren organizaciones, con la perspectiva de diseñar o llevar a cabo actividades que materialicen su hostilidad a otro país o a su Gobierno. El Relator Especial debe afirmar que constituye un hecho en sí injusto que mientras los autores materiales de los atentados han sido sancionados con penas de extremado rigor, quienes le reclutaron, les entrenaron, les contrataron, les proporcionaron los medios materiales y los explosivos, les dieron documentación y les pagaron, se encuentren en libertad y gozando de plena impunidad en los países donde se encuentran, tal vez con mayor grado de culpa que los autores materiales, de un delito continuado. Lo son, las organizaciones para cuya cuenta actuaron.”
Sin embargo, los gobernantes norteamericanos y sus voceros tienen la desvergüenza de hablar de Derechos Humanos; de acusar a otros países como patrocinadores del terrorismo; de proclamarse gendarmes del mundo.
Como decimos los cubanos: ¡No es fácil!
* (San Antonio de los Baños, 1952) profesor e historiador, miembro del secretariado permanente de la Unión de Historiadores de Cuba.
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