Más de una acepción tiene la palabra táctica en los diccionarios, sin embargo, una de ellas llama poderosamente la atención: “arte de disponer, mover y emplear la fuerza bélica para el combate”.
En todos los deportes —unos más, otros menos—, la táctica desempeña un papel importante en la consecución de la victoria. En las carreras de largo aliento del atletismo resulta un factor clave el saber cuándo “flotar” en el pelotón y en qué momento se debe acelerar.
En los deportes colectivos este vocablo que también se define como “arte de poner en orden las cosas”—, adquiere su máxima expresión. Baloncesto, voleibol, balonmano, fútbol, en todos ellos el saber explotar las debilidades del contrario a partir de un conocimiento de sus reales habilidades y deficiencias es un elemento esencial.
Ahora bien, ¿habrá un deporte en el que la táctica cobre tanta relevancia como en el béisbol? No lo creo. Desde el mismo momento en que un director de un equipo escoge una alineación y designa a un lanzador está moviendo sus peones para presentar batalla de la mejor forma. Para conseguirlo está obligado a conocer cuántos bateadores zurdos tiene el adversario, que características posee el serpentinero rival, etcétera.
En lo que va de la presente 55 Serie Nacional de Béisbol se nota a simple vista que les faltan conocimientos tácticos a una gran parte de los jugadores.
En el Sandino de Santa Clara sucedieron dos situaciones que denotan ese déficit: la primera cuando un corredor en segunda adelantó hasta “media calle”, con el marcador 0-3 en contra de su equipo. Un certero tiro del receptor lo puso out y luego llegó un jit. Se perdió una carrera y la posibilidad de un rally. Después, en el mismo choque, un corredor trató de llegar a home, en un intento suicida, pues al doblar por tercera ya el jardinero izquierdo tenía la bola en la mano. El out en la goma fue el resultado. En ambos casos la lógica indicaba jugar “safe”.
También a la hora de batear se cometen errores tácticos. ¿Cómo es posible que un tercer hombre en la tanda —presumiblemente el mejor del equipo—, con la pizarra exhibiendo un empate, las bases llenas, dos outs, conteo de tres bolas y un strike, deje pasar dos lanzamientos por el centro del plato? Al final su conjunto perdió un partido que él hubiera podido decidir. En esa situación los hombres situados en el centro de las alineaciones tienen que hacer swing, no salir a negociar una base por bolas con el conteo a su favor.
Muchos peloteros noveles participan en la presente Serie, sin ninguna o muy poca experiencia. En las manos de sus entrenadores está el que aprendan a jugar bien al béisbol. No es solo batear, correr y fildear. También hay que pensar.
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