Por Reynaldo Cruz
El anuncio de la Casa Blanca de que el presidente de Estados Unidos Barack Obama visitaría La Habana, más el hecho de que los Industriales van a estar jugando en el Estadio Nelson Fernández de Mayabeque, más informaciones que ubican a los Tampa Bay Rays jugando un partido en La Habana el 22 de marzo (coincidentemente el segundo día de la visita del mandatario norteamericano a Cuba) hacen pensar en la posibilidad de que el distinguido visitante asista al encuentro y que hasta lance la primera bola.
Por supuesto, estos son solamente conjeturas basadas en muy sólida evidencia que apunta solamente hacia la posibilidad, pero cuya certeza es aún discutible.
Según un reporte del Tampa Bay Times, fechado el 4 de febrero de 2016, lo que se piensa hasta el momento es que:
… el equipo (Tampa Bay Rays) juegue un partido contra el equipo nacional de Cuba el 22 de marzo en La Habana.
Aunque el anuncio oficial de a Major League Baseball está pendiente a aprobación por parte de ambos gobiernos, la presencia de Barack Obama en Cuba en esa misma fecha hace pensar en que no pasará mucho tiempo para que se materialice como algo oficial y concreto.
Esta información está en total consonancia con el hecho del “destierro” de los Industriales. Solamente una razón de fuerza mayor haría que la dirección del béisbol en Cuba tome una medida tan radical como esa, que pone en desventaja a la franquicia más mediática e histórica de Cuba, que además se encuentra involucrada en la lucha por la clasificación, que sobra decir que está en riesgo, debido a las bajas sensibles y al acecho de Holguín y Las Tunas. ¿Qué otra “fuerza mayor” podríamos querer que no sea la presencia en el Estadio Latinoamericano de un equipo de Grandes Ligas y del Jefe de Estado norteamericano?
La explicación más clara es que evidentemente se está acondicionando al Coloso del Cerro para cumplir con los estándares de Grandes Ligas (y las exigencias de la visita a Cuba de Obama), y poder recibir a un equipo del Béisbol Organizado con el mayor rigor posible. La decisión de que el encuentro sea vespertino responde también a que la iluminación en todos los parques beisboleros de Cuba está por debajo de estos estándares.
Otro reporte del Tampa Bay Times narra que la visita del presidente Obama lo ubica en la capital cubana en medio de “eventos especiales”:
El 20, se espera que los Rolling Stones concluyan su gira latinoamericana con un concierto en Cuba, y el 22 de marzo, el equipo nacional de Cuba jugará ante el Tampa Bay Rays en La Habana. No está claro si el presidente asista al encuentro.
La última vez que un equipo de Grandes Ligas estuvo en Cuba fue en 1999, con el primer juego de dos de un tope bilateral, que terminó con una victoria para cada equipo. Pero este otro evento podría tener lugar en medio de un escenario distinto (luego del inicio del deshielo y el restablecimiento de relaciones diplomáticas), y con la presencia de un inquilino de la Casa Blanca en el país, nadie puede dudar que esto sea posible.
¿Lanzará Obama la primera bola (aunque los que jueguen no sean los Chicago White Sox)? ¿Se jugará el encuentro? ¿Asistirá el Presidente? ¿Estará todo esto relacionado con la concreción de un posible acuerdo MLB-Cuba? Todo apunta a que sí, y que sería sin dudas el más notable acontecimiento beisbolero en Cuba en toda la década, y hasta más allá. Pero las respuestas a estas interrogantes no las tendremos aún.
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