El sesenta aniversario del asesinato del periodista
ecuatoriano Carlos Bastida Arguello –el ultimo profesional de la prensa
asesinado en Cuba con solo 23 años –a
manos de un sicario del dictador Fulgencio Batista en 1958 constituye hoy un justo motivo para
denunciar la muerte de reporteros reprimidos y asesinados en el mundo entero
cuando hurgan en aquellos hechos que la gran prensa opta por callar.
En la sede de la Unión de Periodista de Cuba (UPEC) hay una
placa que rinde homenaje a Carlos
Bastida Arguello, cuyo crimen no fue denunciado por la Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP). El dictador Fulgencio
Batista no fue sentado en el banquillo de los acusados.
Bastida logro ascender a la Sierra Maestra, y establecer contacto
con el Ejército Rebelde, e incluso sostuvo un encuentro con el Comandante en Jefe
Fidel Castro Ruz. Fue colaborador de las
primeras emisiones de Radio Rebelde. A través de esta radio de onda corta y
bajo el seudónimo de Atahualpa Recio, se comunicaba con el pueblo y con la
lucha del Movimiento 26 de Julio.
El reportero ya presentaba un aval periodístico importante,
había reportado para distintos periódicos en Republica de Ecuador grandes
acontecimientos como los sucesos de Hungría en 1956 y las caídas de las
dictaduras de Rojas Pinilla, en Colombia, y de Pérez Jimenez,en Venezuela.
Pensaba viajar a Estados Unidos para denunciar los crímenes de
la aviación de Batista contra comunidades rurales de la Sierra Maestra cuando
encontró la muerte. El 13 de mayo de 1958,
en el bar Cachet, situado en Avenida del Prado entre Virtudes y Neptuno en la
capital cubana, un agente del Buro de Investigaciones de la Policía Nacional lo
tiro al piso con un puñetazo certero y le disparo a la cabeza y al pecho. Salió
enseguida del local y se marchó en el auto patrullero en el que había llegado.
Era el cabo Orlando Marrero Suarez, alias Gallo Ronco, hombre cercano al
general Pilar García, jefe de la Policía Nacional. Había estado implicado un
año antes en el asesinato del senador antibatistiano Pelayo Cuervo Navarro.
De ese brutal asesinato no se publicó una línea en la prensa de la época, sometida
a la más férrea censura. El cuerpo sin vida de Carlos Bastida fue llevado al
Necrocomio por órdenes de la policía.
El colegio de Periodistas de la Habana supo de lo ocurrido y
logro, tras muchos tropiezos, que tres
días después le entregaran el cadáver, que fue velado en la funeraria de
Calzada y K sepultado al día siguiente
en el panteón de los periodistas en el Cementerio de Colon.
En el libro Andanzas de Atahualpa Recio de la autoría del
periodista Juan Marrero González, en la página de presentación al texto el autor destaca ¨¨ En
los años del poder revolucionario, desde
1958 no ha ocurrido un hecho semejante en Cuba .Jamás un periodista ha sido torturado,
desaparecido, torturado ¨¨.
El pasado año fueron
asesinados 42 periodistas en nueve países de América Latina y el Caribe. La lista la encabeza México, e
incluye Honduras y Colombia. Y según reportes desde Ginebra en el primer
trimestre de este año han sido asesinados 44 periodistas,
28 más
que en igual periodo del pasado
año.
Este martes el periodista ecuatoriano Carlos Bastida Cuello
será recordados por la Unión de Periodistas de Cuba con una peregrinación hasta donde se guardan sus restos en el
Mausoleo de los Héroes y Mártires de la Revolución en el cementerio Cristóbal
Colon de la Habana. También será develada una placa en su honor en el Instituto
Internacional de Periodismo ¨¨José Martí¨¨ , fundado hace 35 años en la Habana y donde han cursado
maestrías y postgrados centenares de periodistas latinoamericanos y caribeños.
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