Recorrió centenares de ciudades desafiando las leyes de su país. Hizo de la solidaridad una bandera, y de la paz, un compromiso. El reverendo estadounidense Lucius Walker es recordado por su fuerte activismo social, compromiso con las causas justas y fuertes críticas a las políticas de hostigamiento de su país contras otras naciones.
Walker nació el 3 de agosto de 1930 en New Jersey. Se graduó de la Universidad Shaw en Raleigh, Carolina del Norte en 1954. Cuatro años más tarde recibió su Maestría en Divinidad de la Escuela Teológica Andover Newton, y en 1963 obtuvo una Maestría en Trabajo Social de la Universidad de Wisconsin. Eran los tiempos de la lucha por la igualdad racial y los derechos civiles de los afroamericanos liderada por el reverendo Martin Luther King, la cual hizo como suya. En mayo de 1964, patrocinó la Comisión Nacional para Abolir la Casa de Actividades Antiamericanas y tres años más tarde creó la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria. El Reverendo se desempeñó como Secretario General Adjunto del Consejo Nacional de Iglesias desde 1973 hasta 1978; en 1984 se convirtió en pastor de la Iglesia Bautista de la Salvación.
Cuatro años después fue herido en un ataque de la Contra en Nicaragua, en el que fallecieron varios civiles. Por ese hecho, el pastor acusó al entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan de asesinato y concibió el proyecto Pastores por la Paz, con el objetivo de brindar ayuda humanitaria a los necesitados.
Con Cuba desarrolló una especial lucha para liberarla del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Washington a inicios de la Revolución. Con ese objetivo impulsó 21 Caravanas de la Amistad desde 1992 hasta su muerte el 7 de septiembre del 2010. Las guaguas amarillas escolares se convirtieron en símbolo de la solidaridad con la Isla. Mantuvo una amistad con el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, del cual dijo: “ha llevado esperanza y vida al mundo entero, incluido Estados Unidos”. Walker impulsó en su país el proyecto de becas gratuitas para estudiar Medicina en Cuba, hecho que agradeció siempre a Fidel.
Para conocer un poco más de la vida de este gran hombre, Granma conversó vía correo electrónico con la activista estadounidense y miembro del Comité Internacional de Solidaridad con los Cinco, Alicia Jrapko.
—¿Cómo recuerda al reverendo Lucius Walker?
—Lo recuerdo como un ser humano excepcional, carisático, con una sensibilidad extraordinaria, un ejemplo de lo mejor del pueblo estadounidense. Alguien que supo sembrar amor en medio de muchas dificultades y logró unir al movimiento de solidaridad con Cuba dentro de Estados Unidos a través de un profundo mensaje humano, político, firme y sincero. Era un organizador como pocos, y un magnifico orador, pero además cuando ponía en práctica una idea, nadie podía hacerle cambiar de opinión, aunque fuese algo que todos pensaban era imposible o cuando pusiera en peligro su propia vida. El tiempo le dio la razón y esa tozudez, por llamarla de alguna forma, nos inspiró enormemente.
“Aunque él era un pastor religioso logró aglutinar a personas de todo tipo de creencias, y a los no creyentes también. Bastaba con estar de acuerdo en no pedir una licencia para viajar a Cuba, y en ser respetuosos con los demás, para que Lucius te abriera sus brazos. Lucius creó una amplia red de solidaridad dentro de Estados Unidos que persiste hasta el día de hoy, a pesar de su ausencia física”.
—¿Cómo describiría su aporte a la solidaridad de los pueblos del mundo, y con Cuba específicamente?
—Nos dejó muchas enseñanzas, entre ellas que no hay que pedir permiso para ser solidarios, que tenemos el derecho de desafiar las leyes inmorales e injustas y que la amistad entre los pueblos jamás podrá ser bloqueada. Nos enseñó que el gobierno estadounidense no puede ser la entidad que determine quiénes son nuestros amigos.
“El reverendo Lucius Walker fue una importante figura dentro del movimiento por los Derechos Civiles en su país, pero a partir de los años noventa su trabajo fundamental se centró en la lucha contra el criminal bloqueo de Washington a Cuba. También estuvo envuelto activamente en la lucha por el regreso de Elián González y se sumó a la lucha por el regreso de los Cinco a Cuba. Este hombre sencillo y humilde nos hizo crecer y ser mejores personas, y vive un poquito dentro de cada uno de los que tuvimos la enorme oportunidad y privilegio de conocerlo y de compartir sus proyectos y sus ideales.
“Lamentablemente el Reverendo no pudo ver el regreso de los Cinco, ni fue testigo del histórico 17 de diciembre cuando el Presidente Raúl Castro y el Presidente Obama anunciaron un giro en las relaciones entre ambas naciones. Pensamos mucho en él ese día, y en todos los amigos que tanto lucharon para que llegara ese día pero que no pudieron verlo. Estoy segura que lo hubiese celebrado con mucha alegría y optimismo pero también con cautela. Estoy convencida que estaría multiplicando su esfuerzo para continuar la lucha contra el bloqueo, con nuevos planes y proyectos.
“Han pasado casi cinco años desde su muerte y nuestro entrañable reverendo Lucius Walker nos ha dejado un vacío inmenso que nos ha sido imposible de llenar. De la única forma que podremos sustituir un poco su persona, su ser, es continuar luchando por causas que también fueron suyas, como es la solidaridad con Cuba y el fin del bloqueo”.
—¿Cómo calificaría una iniciativa como Pastores por la Paz? ¿Cuánto queda por hacer?
—Pastores por la Paz fue y continúa siendo uno de los proyectos más importantes de la solidaridad con Cuba dentro de Estados Unidos. En el momento que surge el proyecto a principios de los años noventa, Lucius supo entender que era precisamente en los tiempos más difíciles cuando debíamos extender nuestra amistad y nuestra solidaridad. Fue importante en ese momento que el mundo conociera que dentro de Estados Unidos había personas decididas a desafiar el bloqueo, a pagar fuertes multas o a ir presos si era necesario. El proyecto de la caravana surgió durante los peores años del periodo especial. Su legado continúa ahora bajo el liderazgo de su hija Gail Walker.
“Nos queda mucho por hacer. Mientras el bloqueo continúe, mientras a los ciudadanos estadounidenses se les niegue el derecho de viajar libremente a Cuba, mientras continúen los programas de cambio de régimen y mientras la ilegal base naval de Guantánamo no sea devuelta a Cuba, el trabajo de Lucius que tanto nos inspiró, no debe ni puede terminar. De hecho nuestro grupo, que después del regreso de los Cinco cambió su nombre por Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad a los Pueblos, junto a Pastores por la Paz, la Brigada Venceremos, la Red de Solidaridad con Cuba y el Instituto de Estudios Políticos estamos organizando tres días de acciones en Washington D.C., del 16 al 18 de septiembre. Y aunque no estará presente, nos acompañará su ejemplo”.
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