En abril de 1959, cuando puso un pie en Nueva York en su primera visita como líder de la Revolución triunfante, Fidel Castro dijo a los periodistas: “El único mérito mío es que creo en el pueblo, que es leal con quien le es leal, y ama a quien le ama”. Han pasado 57 años de aquel momento, estamos en el Palacio de las Convenciones de La Habana, en el Congreso número siete del Partido Comunista que él fundó, y la frase le hace justicia en toda la extensión de la palabra. Fidel cree en el pueblo y ese pueblo le quiere, porque quienes están aquí ahora, generales y doctores, campesinos y obreros, vestidos la mayoría con la humildad de los que se ajustan a su salario, le ha dedicado una ovación de pie, entre lágrimas. Si este Congreso no hubiera sido lo que es -una amiga me decía ayer que le había parecido que Raúl había escuchado lo que se habla en su casa, porque su Informe Central tocó al cubano más íntimo-, habría valido por este momento en que se le reconoce aquel mérito a Fidel con la emocionada lealtad de los representantes de su país.
En fin, comenzó la Clausura del VII Congreso del Partido. Se presento al Comite Central del Partido , al Buro y el Secretariado.
Tomado de Cubadebate
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