El día 21 de abril de 1958 se oyeron varias explosiones en Villa
Gloria, el reparto La Cumbre en el barrio de Versalles en Matanzas. Allí
perece, a los 28 años de edad, Enrique Hart Dávalos, junto a dos de sus
compañeros: Juan Alberto Morales Bayona (Kent) y Carlos García Gil
(Yayo).
De estatura mediana, pelo corto y andar rápido, alegre y jovial, de frases cortas e irreverente ante la clase burguesa y los gobernantes que oprimían al país, fervoroso martiano, apasionado por la revolución, nunca sintió cansancio ante fracasos ni cejó ante situaciones difíciles. Era temerario y de ideas atrevidas, de esos hombres que llevan sus acciones hasta donde les llega el pensamiento.
Antes de su incorporación al Movimiento 26 de Julio (MR.26-7) se había distinguido como dirigente en el sindicato bancario y como militante del Movimiento Nacional Revolucionario, dirigido por Rafael García Bárcena.
Ocupó distintas responsabilidades en el MR.26-7, trabajando como financiero de la provincia de La Habana y coordinador en el territorio que el Movimiento denominaba Habana Campo.
Un relato de José Díaz (Pepe) lo retrata de cuerpo entero: Enrique, a quien Pepe le servía como chofer, fue a solicitar a un rico hacendado dinero para el Movimiento 26 de Julio. Al notar que Enrique regresaba sonriente, Pepe pensó que había resultado buena la gestión. Pero, al preguntarle respondió: ¡Qué va!, dice que a quien le va a dar el dinero es a Batista porque si nosotros llegamos al poder, esa sería la desgracia de todos ellos, los ricos. Y seguidamente comentó: “Qué inteligente es y qué claro está este tipo”. Así era y así pensaba Enrique Hart.
A partir del desembarco del yate Granma el 2 de diciembre de 1956 comenzó a publicarse por la United Press International la supuesta muerte de Fidel y el fracaso del desembarco. Para él las dudas y el pesimismo que se apoderaban de algunos, debían convertirse en acicate para la acción. “Si Fidel y sus compañeros cayeron, debemos continuar la lucha, si están con vida, nuestras acciones le servirán de apoyo”, proclamaba.
Frank País, en carta dirigida a Alejandro (Fidel) con fecha 12 de julio de 1957, al referirse al trabajo de acción en La Habana, le comenta: “Enrique (Hart) se irá apoderando lentamente de los cuadros hasta quedarse definitivamente encargado de esa responsabilidad, tiene dotes, inteligencia y capacidad para ello”.
En cuatro ocasiones había sido detenido y torturado por las fuerzas represivas del dictador Batista, debido a sus acciones en la lucha clandestina en la capital.
Enrique fue designado como Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en la provincia de Matanzas a finales del mes de febrero de 1958, al salir en libertad después de una prolongada huelga de hambre que promovió y dirigió desde el Castillo del Príncipe, donde se encontraba recluido por sus actividades revolucionarias.
Al llegar a la provincia de Matanzas se concentró en organizar y promover la Huelga General Revolucionaria del 9 de abril de 1958.
Días antes del fatídico 21 de abril, por razones de seguridad, luego de los hechos ocurridos durante el día de la huelga, tuvo necesidad de mudarse junto a su esposa y sus dos pequeños hijos para Villa Gloria. Allí estaría también el centro de operaciones de acción y sabotaje y el almacén de armas y pertrechos.
El 19 de abril, con la intención de crear un nuevo foco guerrillero, visitó junto a otros compañeros una zona boscosa en el suroeste del Valle de Yumurí, sitio estratégico cerca de la ciudad de Matanzas donde pudieran buscar refugio los revolucionarios perseguidos. Adicionalmente, este lugar tenía la ventaja de que los guerrilleros podrían operar alrededor de las dos vías fundamentales de comunicación entre La Habana y las provincias del centro y oriente del país, es decir, la Carretera Central y la Vía Blanca. También podrían hacerlo sobre la vía férrea que se extendía paralelamente hacia el este del país.
En aquel lugar, por insistencia de sus compañeros, acudió a fotografiarse junto a ellos no sin antes decirles: “tal vez sea la última foto que me tire”.
El 21 de abril se dio a la tarea de recuperar algunos explosivos que no habían detonado el día de la Huelga. Conociendo la intención de Enrique, algunos compañeros le manifestaron lo riesgoso de la operación, pero por su temeridad y audacia, nada ni nadie hubiera podido convencerlo de que desistiera de aquella idea.
Ese día poco después del mediodía llegó a Villa Gloria acompañado por Kent y Yayo. Le pidió a su esposa que se fuera para el portal con el niño, pues el otro se había quedado en casa de su abuela materna, y entró con Kent a la habitación en la que estaban los explosivos; minutos después se oyeron las detonaciones. Yayo que se encontraba en la calle regresó, él sabía perfectamente el riesgo que corría. Allí murió junto a sus hermanos de lucha en generoso holocausto solidario.
Su hermano Armando, desde prisión, envió una carta llena de amor a la familia, en la que dice: “Era infatigable. Salía de una acción para entrar en otra. Era un vértigo de acción, de trabajo. Cuando los hombres encuentran el modo de hacerse eficaces, se hacen incansables. Él lo encontró y halló así su glorioso e inmenso destino”.
El Comandante en Jefe Fidel Castro escribió en carta a Faustino Pérez Hernández el 25 de abril de 1958 desde la Sierra Maestra: “Duros sacrificios tenemos por delante, nuevos y sensibles claros se harán en las filas de los mejores compañeros; golpes muy duros nos esperan en cada valor y cada afecto que se lleva la muerte.
“Ciro Frías y Enrique Hart fueron los últimos en la heroica y larga lista, pero así serán más grandes también los frutos que la patria reciba de una revolución abonada con tanta sangre generosa y más grande la gloria de los que se hayan sacrificado”.
Poco después de su muerte el destacamento guerrillero que operaba en el Valle de Guamacaro en Matanzas tomó el nombre de Enrique Hart Dávalos.
Por la Orden 47 del Jefe del Segundo Frente Oriental Frank País, el Comandante Raúl Castro Ruz, se creó el 15 de octubre de 1958 la Columna No. 16 Enrique Hart Dávalos al mando del Comandante Carlos Julio Iglesia Fonseca (Nicaragua).
El Consejo de Estado estableció como Día del Trabajador de la Administración Pública el 4 de julio, fecha en la que nació este mártir de la Patria, y que a propuesta del Sindicato de la misma, se otorgue la Distinción Enrique Hart Dávalos a aquellos trabajadores que merecen tal honra.
De estatura mediana, pelo corto y andar rápido, alegre y jovial, de frases cortas e irreverente ante la clase burguesa y los gobernantes que oprimían al país, fervoroso martiano, apasionado por la revolución, nunca sintió cansancio ante fracasos ni cejó ante situaciones difíciles. Era temerario y de ideas atrevidas, de esos hombres que llevan sus acciones hasta donde les llega el pensamiento.
Antes de su incorporación al Movimiento 26 de Julio (MR.26-7) se había distinguido como dirigente en el sindicato bancario y como militante del Movimiento Nacional Revolucionario, dirigido por Rafael García Bárcena.
Ocupó distintas responsabilidades en el MR.26-7, trabajando como financiero de la provincia de La Habana y coordinador en el territorio que el Movimiento denominaba Habana Campo.
Un relato de José Díaz (Pepe) lo retrata de cuerpo entero: Enrique, a quien Pepe le servía como chofer, fue a solicitar a un rico hacendado dinero para el Movimiento 26 de Julio. Al notar que Enrique regresaba sonriente, Pepe pensó que había resultado buena la gestión. Pero, al preguntarle respondió: ¡Qué va!, dice que a quien le va a dar el dinero es a Batista porque si nosotros llegamos al poder, esa sería la desgracia de todos ellos, los ricos. Y seguidamente comentó: “Qué inteligente es y qué claro está este tipo”. Así era y así pensaba Enrique Hart.
A partir del desembarco del yate Granma el 2 de diciembre de 1956 comenzó a publicarse por la United Press International la supuesta muerte de Fidel y el fracaso del desembarco. Para él las dudas y el pesimismo que se apoderaban de algunos, debían convertirse en acicate para la acción. “Si Fidel y sus compañeros cayeron, debemos continuar la lucha, si están con vida, nuestras acciones le servirán de apoyo”, proclamaba.
Frank País, en carta dirigida a Alejandro (Fidel) con fecha 12 de julio de 1957, al referirse al trabajo de acción en La Habana, le comenta: “Enrique (Hart) se irá apoderando lentamente de los cuadros hasta quedarse definitivamente encargado de esa responsabilidad, tiene dotes, inteligencia y capacidad para ello”.
En cuatro ocasiones había sido detenido y torturado por las fuerzas represivas del dictador Batista, debido a sus acciones en la lucha clandestina en la capital.
Enrique fue designado como Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en la provincia de Matanzas a finales del mes de febrero de 1958, al salir en libertad después de una prolongada huelga de hambre que promovió y dirigió desde el Castillo del Príncipe, donde se encontraba recluido por sus actividades revolucionarias.
Al llegar a la provincia de Matanzas se concentró en organizar y promover la Huelga General Revolucionaria del 9 de abril de 1958.
Días antes del fatídico 21 de abril, por razones de seguridad, luego de los hechos ocurridos durante el día de la huelga, tuvo necesidad de mudarse junto a su esposa y sus dos pequeños hijos para Villa Gloria. Allí estaría también el centro de operaciones de acción y sabotaje y el almacén de armas y pertrechos.
El 19 de abril, con la intención de crear un nuevo foco guerrillero, visitó junto a otros compañeros una zona boscosa en el suroeste del Valle de Yumurí, sitio estratégico cerca de la ciudad de Matanzas donde pudieran buscar refugio los revolucionarios perseguidos. Adicionalmente, este lugar tenía la ventaja de que los guerrilleros podrían operar alrededor de las dos vías fundamentales de comunicación entre La Habana y las provincias del centro y oriente del país, es decir, la Carretera Central y la Vía Blanca. También podrían hacerlo sobre la vía férrea que se extendía paralelamente hacia el este del país.
En aquel lugar, por insistencia de sus compañeros, acudió a fotografiarse junto a ellos no sin antes decirles: “tal vez sea la última foto que me tire”.
El 21 de abril se dio a la tarea de recuperar algunos explosivos que no habían detonado el día de la Huelga. Conociendo la intención de Enrique, algunos compañeros le manifestaron lo riesgoso de la operación, pero por su temeridad y audacia, nada ni nadie hubiera podido convencerlo de que desistiera de aquella idea.
Ese día poco después del mediodía llegó a Villa Gloria acompañado por Kent y Yayo. Le pidió a su esposa que se fuera para el portal con el niño, pues el otro se había quedado en casa de su abuela materna, y entró con Kent a la habitación en la que estaban los explosivos; minutos después se oyeron las detonaciones. Yayo que se encontraba en la calle regresó, él sabía perfectamente el riesgo que corría. Allí murió junto a sus hermanos de lucha en generoso holocausto solidario.
Su hermano Armando, desde prisión, envió una carta llena de amor a la familia, en la que dice: “Era infatigable. Salía de una acción para entrar en otra. Era un vértigo de acción, de trabajo. Cuando los hombres encuentran el modo de hacerse eficaces, se hacen incansables. Él lo encontró y halló así su glorioso e inmenso destino”.
El Comandante en Jefe Fidel Castro escribió en carta a Faustino Pérez Hernández el 25 de abril de 1958 desde la Sierra Maestra: “Duros sacrificios tenemos por delante, nuevos y sensibles claros se harán en las filas de los mejores compañeros; golpes muy duros nos esperan en cada valor y cada afecto que se lleva la muerte.
“Ciro Frías y Enrique Hart fueron los últimos en la heroica y larga lista, pero así serán más grandes también los frutos que la patria reciba de una revolución abonada con tanta sangre generosa y más grande la gloria de los que se hayan sacrificado”.
Poco después de su muerte el destacamento guerrillero que operaba en el Valle de Guamacaro en Matanzas tomó el nombre de Enrique Hart Dávalos.
Por la Orden 47 del Jefe del Segundo Frente Oriental Frank País, el Comandante Raúl Castro Ruz, se creó el 15 de octubre de 1958 la Columna No. 16 Enrique Hart Dávalos al mando del Comandante Carlos Julio Iglesia Fonseca (Nicaragua).
El Consejo de Estado estableció como Día del Trabajador de la Administración Pública el 4 de julio, fecha en la que nació este mártir de la Patria, y que a propuesta del Sindicato de la misma, se otorgue la Distinción Enrique Hart Dávalos a aquellos trabajadores que merecen tal honra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario