Taller
dedicado al líder de la Revolución en las políticas de juventud en
Cuba, realizado este viernes en el marco del Congreso de
Investigadores sobre Juventud en el Palacio de Convenciones de La
Habana
“Él siempre prefirió en política lo nuevo. Desde los 19 años estuvo inmerso en luchas para hacer posible la soberanía y la justicia en nuestro país, su diálogo con los jóvenes ha sido constante”, agregó Blanco, quien se ha dedicado a profundizar la vida y la obra del Comandante en Jefe.
También intervino como parte del panel el combatiente revolucionario y pedagogo cubano Dr. Fernando Vecino Alegret, quien a través de un recorrido por la historia nacional, analizó la trayectoria de Fidel como una figura que impulsó la educación a través de medios masivos como los audiovisuales, la universalización de la enseñanza superior, el impulso de la extensión universitaria, así como las políticas de empleo para jóvenes egresados de sus profesiones, quienes luego de graduarse siempre han tenido la oportunidad de mantenerse dentro del sistema de superación académica diseñado por el país.
El aporte de Fidel en el campo de las políticas públicas dirigidas a la esfera cultural, fue abordado por Luis Morlote Rivas, vicepresidente primero de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), quien recordó el documento Palabras a los intelectuales, donde el líder de la Revolución habló acerca de la necesidad de elevar el nivel y la calidad del consumo cultural, así como cultivar la capacidad de apreciación artística de los públicos.
“De ese esfuerzo, de ese diálogo en la biblioteca nacional, surgieron grandes iniciativas que trasladaron la cultura hasta lugares remotos en la geografía nacional; también a partir de entonces surge la Uneac como la vanguardia artística encargada de nuclear todo aquel movimiento principalmente dirigido a los jóvenes, a quienes se estaban formando en Revolución”.
“Ese interés por la democratización del acceso a la cultura evidenciado en Fidel, conllevó al impulso de una política profunda, donde no tenía cabida el fanatismo, nunca recurrió a la retórica ni al show, sino que vio su trabajo como misión, como entrega”, manifestó el intelectual Abel Prieto Jiménez, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. “Recuerdo las largas horas que dedicaba a explicarle a su pueblo los pormenores del gobierno, a informar y a formar generaciones”, añadió.
“El marxismo en Fidel no es un dogma, porque piensa en términos de futuridad, muchos políticos de América Latina se formaron escuchando sus discursos a través de las ondas de Radio Habana Cuba y leyendo Prensa Latina, medios de prensa mediante los que generó una conciencia en los pueblos, siempre desde el estudio de la Historia, pero un estudio crítico, activo, donde los jóvenes disfrutaran el aprendizaje”, agregó Prieto Jiménez, quien además dijo “los libros de Fidel, sus discursos, las entrevistas, son una fuente inagotable, hay que leerlos porque nunca son superficiales, porque Fidel llega a Marx luego de pasar por José Martí”.
A partir de sus quince años de experiencia como Ministro de Cultura, recalcó además cuánto había aprendido del Comandante en Jefe, “sobre todo que un revolucionario no puede dejar nunca de pensar, frase que pudiera parecer simple, pero habla de la importancia de no caer en el trabajo mecánico, y potenciar la creatividad política más actualizada”, dijo Prieto Jiménez.
Fueron abordadas otras aristas, como la Batalla de Ideas que se generó en torno a elevar la cultura general de nuestro pueblo, la necesidad de que los jóvenes participen a partir de los espacios de la sociedad civil revolucionaria, y la conciencia que es imprescindible en los tiempos actuales para hacer frente a la colonización del pensamiento que pretende la industria del consumismo. El taller culminó con un reconocimiento especial por su labor a Fidel, de parte del comité organizador del Congreso Internacional de Estudios deInvestigadores sobre Juventud.
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