Expresa el bailarín y coreógrafo Carlos Acosta a propósito del debut en la Mayor de las Antillas de su compañía Acosta Danza...
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- Carlos Acosta Hernández (La Habana, 2 de junio de 1973): Bailarín cubano de proyección internacional. En 1991 ingresa en el Ballet Nacional de Cuba, en la que llegó a la categoría de Primer Bailarín en 1994.
Carlos Acosta, el humilde hijo de un camionero nacido
en Los Pinos, llegó a ser reconocido como una estrella mundial de la
danza gracias a la Revolución Cubana. Hoy retribuye a su país, todo el
éxito y la gloria alcanzada en su carrera profesional. Sobre eso y
muchos más habla el artista en su Autobiografía que verá la luz en el
mes de junio:
“Mi corazón siempre está en Cuba. Pude fundar mi propia compañía en Inglaterra pero preferí hacerlo en mi país que me dio la posibilidad de hacerme bailarín”, confiesa con orgullo Carlos Acosta”.
Fundada a finales de 2015 por el Doctor Carlos Acosta, con el apoyo del Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, el Centro de Danza de La Habana, la coproducción del Teatro Sadler's Wells, de Londres y Valid Productions, la compañía Acosta Danza prepara su debut escénico en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
Con una temporada, que lleva por nombre Acosta Danza Première, el maestro inicia un segundo período de su carrera artística en el que mostrará a su pueblo, y al resto del mundo, el resultado de nuevas búsquedas y experimentaciones.
“Ahora mi prioridad es armar la nueva sede que me han dado para que mis bailarines tengan su espacio de camerinos y el área de descanso”, explica el director de Acosta Danza, un proyecto auténticamente cubano que parte de una línea contemporánea, donde también está presente el folclor, el hip hop, el flamenco, la actuación, sin dejar de lado el desarrollo técnico del ballet clásico, con todas sus exigencias.
“El instrumento que nosotros tenemos es el cuerpo y el cuerpo se agota. Bailamos 8 horas al día, con lastimaduras, luego de una operación, y en ello se nos va la vida. La compañía está integrada por 25 bailarines muy jóvenes con posibilidades infinitas.
“Estamos educando sus cuerpos hacia todas esas tendencias. Solo han sido cuatro meses de trabajo y todo el mundo lo está haciendo por amor. Están muy estimulados artísticamente”, manifiesta Acosta.
Acerca de los fundamentos estéticos de la compañía aclara su director: “Me resulta muy interesante explorar las tendencias más contemporáneas, a partir de coreografías más conceptuales y mezclarlas con el ballet de puntas. Quisiera lograr un punto intermedio donde las dos tendencias coexistan.
“Mi ambición es formar un bailarín que sea el sueño de cualquier coreógrafo. Para eso se requiere tiempo. Esto es solo un comenzar. Un muchacho bailando descalzo, con un jean, me da otras posibilidades sobre la escena. No busco biotipos de bailarines clásicos sino individuos normales, incluso con barba, que se parezcan al hombre del día a día.
“Aspiro a resaltar lo cubano en un mundo donde todo está tan globalizado. Ese proceso de transculturación me permitirá incluir hasta un bongó en el escenario. Nosotros tenemos un gran legado cultural y una gran riqueza que me gustaría explotar. Son muy pocas las compañías que pueden lograr un sello original, una identidad propia”.
Acosta ha revelado el interés en abrir las puertas de su compañía lo mismo a coreógrafos nacionales que foráneos: “Esta es una época de crear puentes, de colaboraciones, para que coreógrafos y artistas de otros países puedan venir a mi compañía. Espero que sea una plataforma donde todos los coreógrafos cubanos puedan subir y probarse”.
Como parte del programa Acosta previó el rescate de una obra emblemática cubana. Se trata de El cruce sobre el Niágara, de la maestra Marianela Boán, estrenada por Danza Contemporánea de Cuba, en 1987.
Luego del intermedio, llegará la piezaCarmen, versión de Carlos Acosta sobre la novela homónima de Prosper Mérimée, con música de George Bizet, estrenada por el Royal Ballet en la Royal Opera House de Londres, en 2015. Acerca de esta nueva versión de Carmen que se podrá ver ahora en La Habana comenta su coreógrafo:
“Esta Carmen va a tener un sabor distinto. Será con bailarines cubanos y uno siempre tiene que trabajar con las posibilidades que ellos te dan. El bailarín siempre influye al coreógrafo. La escena de la taberna es un divertimento. La música de Denis Peralta le aporta las sonoridades del folclor cubano, mezclado con el flamenco. Además yo haré el papel de Don José y de Escamilla”.
Por su parte, los días 16 y 17 de abril subirá a la Sala García Lorca una selección clásica integrada por: El lago de los cisnes, La Sílfide, Winter Dreams, La muerte del cisne, End of Time, A Buenos Aires, Je ne regrette rien, Les Bourgeois, pas de deux de Carmen, y el estreno mundial de Anadromous, coreografía de Raúl Reinoso, con música de Ezio Bosso y Yann Tiersen.
Esta será la última vez que el público cubano volverá a ver a Carlos Acosta, luego de su retiro oficial, bailar las piezasDiana y Acteón y Majísimo (clásico del repertorio cubano) que hacía mucho tiempo no se retomaba en la escena nacional.
Desde Nueva York llegará a la Mayor de las Antillas un gran equipo de empresarios, entre ellos el director del Teatro City Center que ya le ha cursado una invitación a Acosta Danza para que se presente en ese escenario, de manera regular, a partir de marzo de 2017.
También la compañía ha sido invitada a una gira por Europa, organizada por el Teatro Sadler's Wells, de Londres. Carlos Acosta asimismo es un convidado permanente del Royal Ballet de Londres, donde actualmente trabaja como entrenador.
Con su nueva compañía, Acosta anhela, además, recorrer toda su patria: “Me gustaría ir a los lugares donde la gente no va a bailar. Este es el legado que quiero dejar a mi país: mi filosofía, mis conocimientos, que se den cuentan de los privilegiados que somos los cubanos. Este es un trabajo de carácter educativo. El cielo es muy amplio y todos tienen cabida en él”, sentencia Carlos.
Por otra parte, ha planeado rescatar la obra de su autoría titulada Tocororo y ya tiene en mente otra coreografía nueva que lleva por nombre Macarena y según sus palabras “va a ser como un amanecer en el Malecón habanero, con tambores, la canción El manisero y la presencia de toda la compañía”.
“Me duele que un Monumento Nacional se encuentre en esas condiciones. Hay que ayudar a que el conjunto se salve. Es una obra muy costosa. Implica desviar el curso del río, hacer muros de contención. Ese será mi proyecto a largo plazo. La idea es que un futuro mi compañía radique allí”, concluye Carlos Acosta.
“Mi corazón siempre está en Cuba. Pude fundar mi propia compañía en Inglaterra pero preferí hacerlo en mi país que me dio la posibilidad de hacerme bailarín”, confiesa con orgullo Carlos Acosta”.
Fundada a finales de 2015 por el Doctor Carlos Acosta, con el apoyo del Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, el Centro de Danza de La Habana, la coproducción del Teatro Sadler's Wells, de Londres y Valid Productions, la compañía Acosta Danza prepara su debut escénico en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
Con una temporada, que lleva por nombre Acosta Danza Première, el maestro inicia un segundo período de su carrera artística en el que mostrará a su pueblo, y al resto del mundo, el resultado de nuevas búsquedas y experimentaciones.
NUEVAS VISUALES DESDE LA CALLE LÍNEA
Hace pocos meses, una antigua tienda –ubicada en Línea entre 4 y 6, en el Vedado habanero- cobró nueva vida cuando los muchachos de Acosta Danza llegaron allí a ensayar con ahínco durante gran parte del día y hasta altas horas de la noche. Quienes transitan por la acera se detienen a observar, gracias a la transparencia de los cristales, la plasticidad de sus cuerpos en movimiento.“Ahora mi prioridad es armar la nueva sede que me han dado para que mis bailarines tengan su espacio de camerinos y el área de descanso”, explica el director de Acosta Danza, un proyecto auténticamente cubano que parte de una línea contemporánea, donde también está presente el folclor, el hip hop, el flamenco, la actuación, sin dejar de lado el desarrollo técnico del ballet clásico, con todas sus exigencias.
“El instrumento que nosotros tenemos es el cuerpo y el cuerpo se agota. Bailamos 8 horas al día, con lastimaduras, luego de una operación, y en ello se nos va la vida. La compañía está integrada por 25 bailarines muy jóvenes con posibilidades infinitas.
“Estamos educando sus cuerpos hacia todas esas tendencias. Solo han sido cuatro meses de trabajo y todo el mundo lo está haciendo por amor. Están muy estimulados artísticamente”, manifiesta Acosta.
Acerca de los fundamentos estéticos de la compañía aclara su director: “Me resulta muy interesante explorar las tendencias más contemporáneas, a partir de coreografías más conceptuales y mezclarlas con el ballet de puntas. Quisiera lograr un punto intermedio donde las dos tendencias coexistan.
“Mi ambición es formar un bailarín que sea el sueño de cualquier coreógrafo. Para eso se requiere tiempo. Esto es solo un comenzar. Un muchacho bailando descalzo, con un jean, me da otras posibilidades sobre la escena. No busco biotipos de bailarines clásicos sino individuos normales, incluso con barba, que se parezcan al hombre del día a día.
“Aspiro a resaltar lo cubano en un mundo donde todo está tan globalizado. Ese proceso de transculturación me permitirá incluir hasta un bongó en el escenario. Nosotros tenemos un gran legado cultural y una gran riqueza que me gustaría explotar. Son muy pocas las compañías que pueden lograr un sello original, una identidad propia”.
Acosta ha revelado el interés en abrir las puertas de su compañía lo mismo a coreógrafos nacionales que foráneos: “Esta es una época de crear puentes, de colaboraciones, para que coreógrafos y artistas de otros países puedan venir a mi compañía. Espero que sea una plataforma donde todos los coreógrafos cubanos puedan subir y probarse”.
DOS PROGRAMAS DIFERENTES
Entre el 8 y el 13 de abril, bajo el sello de Acosta Danza Première, llegará a la escena una selección contemporánea que incluirá las piezas: Alrededor no hay nada, coreografía de Goyo Montero sobre poemas de Joaquín Sabina y Vinícius de Moraes, estrenada por el Ballet Nacional de Cuba el 29 de octubre de 2006; De punta a cabo, coreografía de Alexis Fernández (Maca), con música de Omar Sosa y los DJs Wichi D'Vedado y Kike Wolf, a partir de La Bella Cubana de José White así como Fauno (coreografía de Sidi Larbi Cherkaoui).Como parte del programa Acosta previó el rescate de una obra emblemática cubana. Se trata de El cruce sobre el Niágara, de la maestra Marianela Boán, estrenada por Danza Contemporánea de Cuba, en 1987.
Luego del intermedio, llegará la piezaCarmen, versión de Carlos Acosta sobre la novela homónima de Prosper Mérimée, con música de George Bizet, estrenada por el Royal Ballet en la Royal Opera House de Londres, en 2015. Acerca de esta nueva versión de Carmen que se podrá ver ahora en La Habana comenta su coreógrafo:
“Esta Carmen va a tener un sabor distinto. Será con bailarines cubanos y uno siempre tiene que trabajar con las posibilidades que ellos te dan. El bailarín siempre influye al coreógrafo. La escena de la taberna es un divertimento. La música de Denis Peralta le aporta las sonoridades del folclor cubano, mezclado con el flamenco. Además yo haré el papel de Don José y de Escamilla”.
Por su parte, los días 16 y 17 de abril subirá a la Sala García Lorca una selección clásica integrada por: El lago de los cisnes, La Sílfide, Winter Dreams, La muerte del cisne, End of Time, A Buenos Aires, Je ne regrette rien, Les Bourgeois, pas de deux de Carmen, y el estreno mundial de Anadromous, coreografía de Raúl Reinoso, con música de Ezio Bosso y Yann Tiersen.
Esta será la última vez que el público cubano volverá a ver a Carlos Acosta, luego de su retiro oficial, bailar las piezasDiana y Acteón y Majísimo (clásico del repertorio cubano) que hacía mucho tiempo no se retomaba en la escena nacional.
REPERCUSIÓN INTERNACIONAL
El prestigio del maestro Carlos Acosta es tal que más de cien promotores de una veintena de países viajarán a la Isla para disfrutar del debut de su compañía. “Para mí es muy importante que la gente quiera venir a Cuba a ver nuestro arte”, afirma al respecto.Desde Nueva York llegará a la Mayor de las Antillas un gran equipo de empresarios, entre ellos el director del Teatro City Center que ya le ha cursado una invitación a Acosta Danza para que se presente en ese escenario, de manera regular, a partir de marzo de 2017.
También la compañía ha sido invitada a una gira por Europa, organizada por el Teatro Sadler's Wells, de Londres. Carlos Acosta asimismo es un convidado permanente del Royal Ballet de Londres, donde actualmente trabaja como entrenador.
Con su nueva compañía, Acosta anhela, además, recorrer toda su patria: “Me gustaría ir a los lugares donde la gente no va a bailar. Este es el legado que quiero dejar a mi país: mi filosofía, mis conocimientos, que se den cuentan de los privilegiados que somos los cubanos. Este es un trabajo de carácter educativo. El cielo es muy amplio y todos tienen cabida en él”, sentencia Carlos.
Por otra parte, ha planeado rescatar la obra de su autoría titulada Tocororo y ya tiene en mente otra coreografía nueva que lleva por nombre Macarena y según sus palabras “va a ser como un amanecer en el Malecón habanero, con tambores, la canción El manisero y la presencia de toda la compañía”.
EL ARTE SERÁ EL MAYOR GANADOR
Desde hace pocos años Carlos Acosta ha manifestado su intención de contribuir a la restauración capital de la Facultad de Arte Danzario en la Universidad de las Artes (ISA). Aunque en un principio su sueño fue objeto de algunas incomprensiones, para Acosta el desarrollo de la cultura cubana está por encima de cualquier diferencia.“Me duele que un Monumento Nacional se encuentre en esas condiciones. Hay que ayudar a que el conjunto se salve. Es una obra muy costosa. Implica desviar el curso del río, hacer muros de contención. Ese será mi proyecto a largo plazo. La idea es que un futuro mi compañía radique allí”, concluye Carlos Acosta.