Por Arthur González.
Muchos de los que abandonaron Cuba en los primeros años de la década de
los 60 del siglo XX, influenciados por campañas diseñadas por la CIA o
ante propuestas de trabajo desde Estados Unidos, siguen con el viejo
sueño de ver derrocado el socialismo cubano.

Entusiasmados en exceso por la visita del presidente Barack Obama a la Isla, la actualización del modelo económico efectuado por el gobierno cubano y la ampliación del trabajo no estatal, ven idílicos cambios políticos en el futuro.
Algunos llegan al delirio como la escritora y periodista de origen
cubano, Uva de Aragón, que en su desvarío ve a Cuba “con un modelo
parecido al de México con el PRI, o al de Polonia después de la caída
del muro de Berlín”.
Esos deben entender que por mucho que pueda cambiar la sociedad cubana, jamás volvería a ser la de 1958 como aspiran aquellos que se fueron por seis meses, esperando que Estados Unidos eliminara a Fidel Castro y pasado más de medio siglo continúan sin esperanzas de nada, recomiéndose los hígados de nostalgia por lo que abandonaron en su patria.
No fueron festinadas las palabras del presidente Obama de que los
cubanos debían olvidar el pasado, persiguen como objetivo que nadie
recuerde como vivía la mayoría de los cubanos en 1958, donde un millón y
medio eran analfabetos, los campesinos no tenían tierras, los golpeaba
el llamado tiempo muerto donde no había trabajo y la prostitución era el
oficio más fácil para muchas jóvenes que asumían el sustento familiar,
el pagó un tratamiento médico e incluso para la crianza de sus hijos.
Si hoy Cuba cuenta con un capital humano envidiable, con altos niveles
de salud, cultura y con una preparación profesional que los hace
competitivos en cualquier país del mundo, es gracias al socialismo que
tanto aborrecen los que se fueron por el miedo insuflado por la
propaganda de las publicaciones norteamericanas como las aparecidas en
la revista mensual conocida como Selecciones.
La propia Uva de Aragón, publicó el pasado 06.04.2016 un pronóstico para
la Cuba del 2026, que persigue los mismos principios de ver desmontado
el socialismo e instaurado un capitalismo, y para no asustar a los más
jóvenes subraya que el sistema de educación y de salud creados por la
Revolución se mantendría, algo imposible de sostener en el modelo
económico capitalista, donde el dinero es lo primordial y el ser humano
secundario.
Estados Unidos y Latinoamérica no han podido alcanzar un sistema de
educación y salud gratuitos de máxima calidad para sus ciudadanos; por
tanto, si en el año 2026 en Cuba hubiese el cambio soñado por Uva,
resultaría imposible salvaguardar intactos tales beneficios y los
hospitales públicos pasarían a ser pocilgas sin recursos de avanzada,
como sucede hoy en día en muchos países.
Los jóvenes cubanos no huyen de nada, como intentan hacerle ver al mundo
los que no quieren aceptar que la búsqueda de mejores oportunidades es
algo normal en el mundo, y por eso japoneses, franceses, ingleses y
alemanes, viajan a Estados Unidos al recibir mejores salarios.
Aunque la generación histórica no esté presente en el 2026, su obra e
ideas no desaparecerán, como mismo se mantienen las de Washington y
Lincoln, constantemente recordadas con orgullo por el pueblo
estadounidense.
Por supuesto que la sociedad no podrá ser la misma, algo inherente a la
dialéctica marxista, y será mucho mejor, con más desarrollo profesional e
intelectual y con menos penurias que las sufridas por varias
generaciones de cubanos obligadas a vivir por Estados unidos, bajo la
Guerra Económica más feroz de la historia.
Quizás la periodista no recuerde que Cuba tuvo muchos partidos políticos
hasta 1959, y ninguno se ocupó del pueblo. El robo de presupuestos
públicos y el enriquecimiento de algunos fue el signo característico de
aquella república bananera, dirigida por los dictados de Washington. Por
tanto, resultará bien difícil que los cubanos del 2026 se decidan por
arrollar nuevamente al compás de la tristemente célebre música de la
chambelona.
Cuba no es Polonia, donde la CIA logró conformar una oposición política
liderada por el Sindicato Solidaridad. En Cuba todos los intentos de
crear algo similar desde el propio año 1959 han fracasado, simplemente
porque la Revolución cubana la hizo el pueblo y triunfo por el apoyo de
este y no impuesta por los tanques de un ejercito extranjero.
Muy lejos de la realidad están los que piensen que los cubanos son
indiferentes a los temas políticos y no saben reclamar sus derechos.
Desde el más humilde obrero hasta las amas de casa, tienen una vasta
cultura política que les ha permitido enfrentar con éxito las campañas
mediáticas más complejas elaboradas por especialista yanquis en guerra
sicológica.
Eso era lo que sucedía antes de 1959 donde el pueblo cansado no acudía a
las urnas, decepcionado por tantas promesas no cumplidas y se creían
cualquier información, como les pasó a los padres de los 14 mil 48 niños
que, bajo la Operación Peter Pan, fueron enviados sin acompañantes para
Estados Unidos, al creerse el cuento de la pérdida de la patria
potestad.
Los cubanos tienen una alta preparación general y por eso se han
incorporado con éxito a las nuevas formas de trabajo no estatal, algo
reconocido por el propio Obama, y no tendrán que esperar por futuras
generaciones para saber que son los impuestos, ya lo saben y hacen.
Si en el 2016 Cuba pudiera dar un salto hacia la modernidad gracias a la
tecnología, con influjo de capital extranjero, sería solo si el Bloqueo
Económico es eliminado por Estados Unidos, algo que ha servido para
impedir que el socialismo resulte competitivo para los países del tercer
mundo y el pueblo se canse de tantas dificultades.
Por esa razón la CIA afirmó en un amplio informe ya desclasificado que:
“…el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba… es en gran
medida responsable de las actuales dificultades económicas de Castro…”
A similares conclusiones arribaron académicos del Council and Foreign
Relations, cuando en 1999 en un informe elevado a la Casa Blanca,
afirmaron:
“La oposición de Estados Unidos a la Revolución cubana y el apoyo a la
democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las
ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia
política”.
Trasnochados lo que piensan que las venideras generaciones de cubanos
reinterpretarán la historia y aceptarán cantar las letras anticubanas de
Gloria Estefan y Willy Chirino, quien se ha quedado con las ganas de
ver hecho realidad su sueño de “ya vienen llegando”.
Quien tuvieron que reconocer sus errores son los gobernantes de Estados
Unidos y diseñar otra estrategia para volver a errar en su intento de
destruir la Revolución desde adentro.
Es posible que algunos se dejen confundir por los cantos de sirena, pero
cuidado que al comprobar el engaño serán los primeros en sumarse a la
defensa de los derechos alcanzados en 1959, como sucede ahora en
Venezuela con los que, cansados por las penurias económicas provocadas
por Estados Unidos, votaron a favor de la derecha, esa que hoy aprueba
leyes contra el pueblo a favor de los que mataron e incendiaron escuela.
Ante esto recordamos lo dicho por José Martí:
“La ilusión…es un delito en las cosas pública