Muchos incautos anhelan vivir en el
que hacen creer es el país más rico del mundo, Estados Unidos, esa
ilusión es fomentada por el mercadeo mundial, pero la realidad que no se
muestra es la necesidad de los trabajadores quienes tienen más de un
empleo y aun así deben saltar comidas y aguantar el hambre para pagar
alquileres o servicios básicos.
En Estados Unidos, quienes dependen de
los cupones de comida reciben solo 100 dólares mensuales por persona,
este sistema empezó a ser repartidos durante la Segunda Guerra Mundial y
hoy el gobierno ya no reparte cupones impresos, sino en forma de
tarjetas electrónicas.
La directora de Food Research and Action Center
(FRAC por sus siglas en inglés), Ellen Vollinger una organización que
lucha contra el hambre en Washington, afirmó, que 31 millones de
personas veían su alimentación sujeta a los bonos, “Son las mayores
cifras de todos los tiempos (…) Nunca hubo tantos estadounidenses que
dependan de este tipo de cupones. Y la tendencia va en aumento”, agregó.
Mucha gente tiene más de un empleo, pero
los ingresos no alcanzan. “Muchas familias se saltan comidas para poder
pagar el alquiler. Los padres dejan de comer para poder dar algo a sus
hijos y a veces hasta los niños pasan hambre en Estados Unidos. Es una
vergüenza”, dijo Vollinger.
La lista de alimentos se asemeja a la de
una dieta: Una porción de cereales, una banana, una taza de té y
esperar cuadro horas hasta el almuerzo. El crédito mensual suele
consumirse en las primeras dos o tres semanas. “Muchas familias van
entonces a los comedores”, dice Vollinger.
Desde 2008, el Ministerio de Agricultura
evita usar el término cupón de comida. Su título oficial es “Programa
de ayuda para complementar la nutrición”.
En carne propia
En un experimento que realizó un
periodista de EE.UU., quien se propuso probar en carne propia, cómo se
puede vivir de los cupones de comida plasmando sus experiencias en un
blog, “Muchos estadounidenses ya no saben de dónde sacarán su próxima
comida, cada vez son más los que, a pesar de tener un empleo, dependen
de las food stamps (cupones de alimentos)”.
“Quien hace uso de los cupones se ve
ante ciertas dificultades en el supermercado. Los necesitados cuentan
con un promedio de tres dólares por día para hacer compras. Por esa
razón se ven obligados muchas veces a hacer recortes en su
alimentación”, expresó el periodista.
“La gente sólo compra lo que es barato, se puede conservar bien y llena”
Annie Moncada (63) confiesa que compraba
muchas cosas. Pero su tarjeta de crédito queda guardada. “Ahora en la
olla suele haber más a menudo carne picada en vez de bistec y también
ahorro energía”, dice. Como ella, miles de familias recortan sus gastos y
restringen salidas a restaurantes o visitas a la peluquería.
ELABRELATA
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