Así
lo expresó a Granma, Lissett Sánchez Acosta, especialista en segundo
grado de Oftalmología y delegada al próximo Congreso del PCC
Lissett se levanta por las mañanas y junto a la cartera y su bata de
médico, coloca la agenda donde en la noche anotó los puntos del orden
del día de la próxima reunión. Para ella, pareciera que una misma razón
de vida lo constituyen los problemas que aquejan la visión de sus
pacientes en el Instituto de Oftalmología Ramón Pando Ferrer, y las
preocupaciones de los miembros de la organización en la que milita.
Ambas son misiones que no deslinda, y que —se percibe— ama
profundamente.
Uno de esos días en que el ajetreo de la jornada la llevó de un lugar para otro, incluyendo el salón de operaciones, supo que había sido elegida como delegada al VII Congreso del Partido. “Me sorprendió mucho cuando lo supe. Fue muy emotivo, la verdad no me lo esperaba, y tampoco creo que lo merezca. Pero es una oportunidad y un honor, porque este va a ser un Congreso histórico”, responde.
“Poder participar, escuchar de primera mano, aportar mis ideas y después transmitir a mis compañeros esas experiencias, va a ser algo único en mi vida. Creo que el pueblo tiene muchas expectativas”, añade.
A sus 42 años, Lissett Sánchez Acosta es especialista en segundo grado de Oftalmología, profesora, y secretaria del Comité del Partido de la institución. Entre los recuerdos de su profesión, atesora el día que llegó a Bolivia como parte del segundo grupo de galenos que cumplió misión internacionalista en ese país, y fue despedida por Fidel.
—¿Cuáles considera que son los problemas más acuciantes de la sociedad cubana actual que no puede pasar por alto este VII Congreso del Partido?
—En este nuevo contexto de restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y los cambios que está viviendo el país a partir de la actualización de su modelo económico, el tema de la atención a la juventud es trascendental. Tenemos que preguntarnos por dónde va la juventud y qué vamos a hacer, porque ellos son el futuro de la Revolución.
“Otro tema crucial para la Revolución, que debemos tratar con más profundidad, es la política de cuadros. Este tema es esencial porque con un buen cuadro las cosas marchan, se avanza; pero cuando tenemos un dirigente que se estanca o no tiene una visión de los problemas, ni es capaz de escuchar diferentes puntos de vista, le hace daño a la Revolución.
“Por otro lado, debemos poner sobre la mesa el cumplimiento de los Lineamientos, lo que espera el pueblo que cambie.
Es verdad que hemos avanzado, pero todavía hay una realidad que no ha cambiado en el plato de comida de la gente. El tema de la alimentación, del poder adquisitivo del cubano es muy importante. Y es verdad que quizá no están dadas las condiciones para aumentar los salarios, pero mientras los precios continúen tan altos, las personas no van a apreciar una transformación en su nivel de vida y en lo que puede darle a sus hijos”.
—¿Cómo se materializa el trabajo de la organización partidista en las instituciones de la salud?
—Creo que es muy difícil la labor partidista. A veces tenemos consultas agotadoras —yo que atiendo glaucoma, una enfermedad tan compleja, le digo a mis pacientes ‘las canas te van a salir al lado mío’— y es en nuestro tiempo extra que tenemos que dedicarnos al trabajo de la organización.
“Organizar las reuniones, prepararte para las discusiones políticas, orientar a las personas, tratar de incrementar el trabajo político-ideológico, sumar a los jóvenes a las tareas, son misiones complejas y quedan muchas cosas por hacer.
Porque tenemos problemas todavía en la labor del Partido, hay que perfeccionar los métodos y estilos de trabajo, lograr la integración de los militantes y los núcleos, sumar a los jóvenes. Y nos toca a los que dirigimos en la organización”.
—¿Cuál considera que debe ser la misión del Partido hoy?
—Yo creo que tener un Partido único nos da una fortaleza increíble, y va a seguir dándole fuerza a la Revolución. Yo creo que el Partido tiene que hacer todos los días un análisis diferente, y en cada pedacito toca hacer una valoración distinta de los problemas. La organización partidista, además de su misión ideológica que es fundamental, tiene que seguir orientando, dirigiendo, diciendo siempre la verdad y siendo capaz de escuchar criterios diferentes.
—En su consideración, ¿cuáles son los valores que debe encarnar un militante de la organización?
—La honestidad, la modestia, la transparencia, la sencillez, debe ser incansable y muy disciplinado. Pero sobre todo para ser militante hay que ser revolucionario. Hay muchas personas que no son militantes, pero son revolucionarios en muchas formas. Pero el que no lo sienta no debe estar en las filas. El militante no debe cansarse de enfrentar las cosas, y aunque la ‘guerra’ sea dura, yo creo que debe luchar por seguir cambiando todo lo que deba ser cambiado, dentro del mismo Partido.
Uno de esos días en que el ajetreo de la jornada la llevó de un lugar para otro, incluyendo el salón de operaciones, supo que había sido elegida como delegada al VII Congreso del Partido. “Me sorprendió mucho cuando lo supe. Fue muy emotivo, la verdad no me lo esperaba, y tampoco creo que lo merezca. Pero es una oportunidad y un honor, porque este va a ser un Congreso histórico”, responde.
“Poder participar, escuchar de primera mano, aportar mis ideas y después transmitir a mis compañeros esas experiencias, va a ser algo único en mi vida. Creo que el pueblo tiene muchas expectativas”, añade.
A sus 42 años, Lissett Sánchez Acosta es especialista en segundo grado de Oftalmología, profesora, y secretaria del Comité del Partido de la institución. Entre los recuerdos de su profesión, atesora el día que llegó a Bolivia como parte del segundo grupo de galenos que cumplió misión internacionalista en ese país, y fue despedida por Fidel.
—¿Cuáles considera que son los problemas más acuciantes de la sociedad cubana actual que no puede pasar por alto este VII Congreso del Partido?
—En este nuevo contexto de restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y los cambios que está viviendo el país a partir de la actualización de su modelo económico, el tema de la atención a la juventud es trascendental. Tenemos que preguntarnos por dónde va la juventud y qué vamos a hacer, porque ellos son el futuro de la Revolución.
“Otro tema crucial para la Revolución, que debemos tratar con más profundidad, es la política de cuadros. Este tema es esencial porque con un buen cuadro las cosas marchan, se avanza; pero cuando tenemos un dirigente que se estanca o no tiene una visión de los problemas, ni es capaz de escuchar diferentes puntos de vista, le hace daño a la Revolución.
“Por otro lado, debemos poner sobre la mesa el cumplimiento de los Lineamientos, lo que espera el pueblo que cambie.
Es verdad que hemos avanzado, pero todavía hay una realidad que no ha cambiado en el plato de comida de la gente. El tema de la alimentación, del poder adquisitivo del cubano es muy importante. Y es verdad que quizá no están dadas las condiciones para aumentar los salarios, pero mientras los precios continúen tan altos, las personas no van a apreciar una transformación en su nivel de vida y en lo que puede darle a sus hijos”.
—¿Cómo se materializa el trabajo de la organización partidista en las instituciones de la salud?
—Creo que es muy difícil la labor partidista. A veces tenemos consultas agotadoras —yo que atiendo glaucoma, una enfermedad tan compleja, le digo a mis pacientes ‘las canas te van a salir al lado mío’— y es en nuestro tiempo extra que tenemos que dedicarnos al trabajo de la organización.
“Organizar las reuniones, prepararte para las discusiones políticas, orientar a las personas, tratar de incrementar el trabajo político-ideológico, sumar a los jóvenes a las tareas, son misiones complejas y quedan muchas cosas por hacer.
Porque tenemos problemas todavía en la labor del Partido, hay que perfeccionar los métodos y estilos de trabajo, lograr la integración de los militantes y los núcleos, sumar a los jóvenes. Y nos toca a los que dirigimos en la organización”.
—¿Cuál considera que debe ser la misión del Partido hoy?
—Yo creo que tener un Partido único nos da una fortaleza increíble, y va a seguir dándole fuerza a la Revolución. Yo creo que el Partido tiene que hacer todos los días un análisis diferente, y en cada pedacito toca hacer una valoración distinta de los problemas. La organización partidista, además de su misión ideológica que es fundamental, tiene que seguir orientando, dirigiendo, diciendo siempre la verdad y siendo capaz de escuchar criterios diferentes.
—En su consideración, ¿cuáles son los valores que debe encarnar un militante de la organización?
—La honestidad, la modestia, la transparencia, la sencillez, debe ser incansable y muy disciplinado. Pero sobre todo para ser militante hay que ser revolucionario. Hay muchas personas que no son militantes, pero son revolucionarios en muchas formas. Pero el que no lo sienta no debe estar en las filas. El militante no debe cansarse de enfrentar las cosas, y aunque la ‘guerra’ sea dura, yo creo que debe luchar por seguir cambiando todo lo que deba ser cambiado, dentro del mismo Partido.
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