Por Arthur González.
Realmente ya era hora de que el código penal cubano se hiciera cumplir
para aquellos que sistemáticamente lo violan, como es el caso de la
grosera y corrupta Berta Soler Fernández, presidenta de las llamadas
“Damas” de Blanco.
Hace muchos años que el pueblo cubano espera que se tomen medidas con
quienes instigan y ejecutan actos provocativos en la vía pública,
orientados y respaldados por algunas misiones diplomáticas en La Habana,
especialmente la estadounidense.
Berta Soler no se oculta para confirmar sus relaciones con la mafia
terrorista de Miami, así como el financiamiento y orientaciones que
recibe
para ejecutar sus actividades a favor de una potencia extranjera. Por
acciones similares hubiera estado cumpliendo muchos años de prisión en
Estados Unidos o Europa, donde no se permite la impunidad cuando ocurren
actos de ese tipo.
Imágenes de brutales golpizas contra pacíficos manifestantes lo
demuestran, así que imaginémonos lo que pasaría si esos que protestan en
las calles lo hicieran siguiendo orientaciones y con financiamiento de
otro país.
Desde enero del 2014 Berta Soler no cesa de visitar los Estados Unidos,
donde es entrenada con mayor plenitud que cuando los diplomáticos
acreditados en la entonces Sección de Intereses de Washington en La
Habana, lo hacían sin el menor recato.
Cada semana, desde hace varios años, Berta ejecuta provocaciones
callejeras, las que han incluido a extranjeros venidos de Europa y
América latina sin que sea instruida de cargos por el delito de
Propaganda Enemiga, recogido en el artículo 103 del código penal
vigente, donde se establece que:
El que incite contra el orden social…difunda noticias falsas,
…tendientes a causar desordenes públicos, incurre en sanción de
privación de libertad de uno a cuatro años.
Otro de los delitos que la asalariada de Estados Unidos comete de forma
consuetudinaria es el delito de Atentado, establecido en el artículo
142, el cual expresa:
El que emplee violencia o intimidación contra una autoridad…para
impedirles realizar un acto propio de sus funciones, o para exigirles
que lo ejecute…incurre en sanción de privación de libertad de uno a tres
años.
También debió ser sancionada por el delito de Resistencia, establecido en el artículo 143, donde se establece que:
El que oponga resistencia a una autoridad…incurre en sanción de
privación de libertad de tres meses a un año o multa de cien a
trecientas cuotas.
Las imágenes de Berta y su pandilla dejándose caer en la vía pública
ante los reclamos de las mujeres policías, es más que prueba de la
comisión de este delito.
El delito de Denuncia o Acusación Falsa, recogido en el artículo 154 del
código penal, es permanente en el actuar de la presidenta de las
“Damas” de Blanco, tanto en Cuba como es sus frecuentes visitas a
Estados Unidos y Europa, donde a sabiendas que miente inventa
situaciones que no puede probar legalmente. Por este delito debió ser
sancionada a privación de libertad de tres a ocho años.
La lista de violaciones es amplia y las autoridades la dejaron actuar
con impunidad por años, algo que le ha dado un aire de “intocable” al
sentirse respaldada por los medios de prensa al servicio de las campañas
mediáticas pagadas por Washington.
Ahora al ser citada por la policía y comunicada que está siendo
instruida por el delito de Resistencia, inició la cruzada con la prensa
extranjera en reclamo de apoyo; la mafiosa congresista republicana
Ileana Ros-Lehtinen, fue de las primeras en salir en su defensa y
expresó en una sección del Congreso, “su preocupación por el aumento de
la represión contra las Damas de Blanco, y la reciente acusación a
Berta”, pero el que las hace las paga y es hora de que enfrente a la
justicia como cualquier ciudadano en el mundo.
Lloverán las noticias, los principales medios extranjeros gastarán tinta
y papel en su defensa, pero todos deben mirar primero hacia sus países y
denunciar lo que en ellos pasa para después acusar a Cuba de defenderse
de los ataques de 58 años de la potencia hegemónica mundial, la que no
se esconde con recato para afirmar que:
“El Congreso de EE.UU. financia
la programación de la democracia en Cuba para proporcionar asistencia
humanitaria, promocionar derechos humanos y libertades fundamentales y
apoyar la libre circulación de información en lugares en donde está
restringida y censurada”.
“La administración continuará implementando programas de EE.UU. enfocados en promover el cambio positivo en Cuba…”
Barack Obama es el presidente de Estados Unidos que más dinero aprueba
para las acciones de subversión contra Cuba y sin el menor recato brinda
anualmente 20 millones de dólares, además de otros que solicita al
Congreso para sus operaciones encubiertas.
La contrarrevolución interna al servicio de los intereses de Estados
Unidos, tiene que saber que en Cuba no puede existir impunidad y por
tanto asumir los costos de sus actos.
Es hora ya de escuchar los reclamos de la mayoría del pueblo que rechaza
totalmente el actuar provocativo de Berta y los demás asalariados, y
como dijera José Martí:
“Es gran resorte en política dar tiempo de morir a lo que solo goza de ficticia vida”
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