2016-05-20 10:16:21 / web@radiorebelde.icrt.cu / Miozotis Fabelo Pinares
Camagüey, Cuba.- La grandeza de la obra de la Revolución cubana se concreta en miles de acciones que por costumbre parecen cosa común y no extraña a nadie compartirlas a diario.
Pero decir, en cualquier lugar del mundo, que un joven afectado por una parálisis cerebral infantil, con secuelas motoras y trastornos del lenguaje, es hoy Licenciado en Periodismo, graduado con Título de Oro, parece increíble. Eso sólo sucede en Revolución, en Cuba.
Tal es el caso del estudiante Jorge Jerez Belisario, quien defendió su trabajo de diploma “La construcción del discurso periodístico sobre el caso de Los Cinco en el periódico El Nuevo Herald, de Miami”.
Y aunque este es un ejercicio académico que realizan miles de estudiantes cada año en las Universidad cubanas, en esta oportunidad, representa también el éxito de la medicina revolucionaria y la voluntad de una familia, que nunca fue abandonada por el Estado Cubano.
Luego del acto de la defensa, Martha Belisario, madre de “Jorgito el camagüeyano”, como comúnmente es conocido, leyó emotiva carta dirigida al Comandante en Jefe, artífice de la obra que convierte en fuerte a los débiles.
“Porque cuando hizo falta una computadora para poder escribir por las secuelas que dejaba su padecimiento en el control muscular, la tuvo allí.
“Cuando necesitó en más de una ocasión un maestro solo para él, que lo atendiera en la escuela y le permitiera asistir a clases igual que los demás, lo tuvo allí.
“Cuando después de las operaciones necesitó un medicamento que costaba 470 dólares el bulbo para mejorar su mano derecha y saludar su bandera como los demás pioneros de su escuela, se buscaba en Europa porque el brutal bloqueo yanqui impedía adquirirlo más cerca y con mejores precios y siempre estuvo su medicina allí, sin costarnos un centavo”.
Los padres de Jorgito, ella, Martha Belisario, Licenciada en Marxismo e Historia, y devenida madre cuidadora, con todas las garantías de asistencia social que el Estado también le ofreció; él, Licenciado en Derecho, Jorge Enrique Jerez Tejeda; y Amanda, la hermana, apenas pueden resumir las emociones vividas en estos días.
Martha: “el acto de defensa de su tesis fue la materialización de muchos sueños; es indescriptible, verlo allí sentado, después de tantos sacrificios y empeños para echarlo a andar, para que estudiara y cumpliera la promesa que le hizo a Fidel de ser útil a su Patria, y además, compartir con Gerardo Hernández, quien en representación de Los Cinco, acudió al ejercicio…”
Jorge Enrique: “yo estoy muy orgulloso, Jorgito ha hecho lo que se esperaba de él, y le ha devuelto a la revolución y al pueblo, lo que Cuba le ha dado. Esto es muy grande para nosotros, para la familia, para sus amigos, y creo que para todos los revolucionarios; por eso le dedicamos este éxito a Fidel, que es el símbolo de lo que significa Cuba para todos nosotros”.
Amanda: “mucha alegría con tantos reconocimientos para mi hermano, que son también para la familia; estoy muy emocionada al ver lo que Jorgito ha hecho, pues a pesar de todas las dificultades que ha pasado, ha sabido levantarse y demostrar que él Sí Puede”.
Cuando Jorgito apenas levantaba 13 años del suelo, y ya había iniciado su activismo a favor de la causa de Los Cinco, en el IV Congreso de la Organización de Pioneros José Martí, (OPJM), le prometió al Comandante en Jefe, a Raúl y al Partido Comunista de Cuba, (PCC), que estudiaría mucho y con fuerza, para formarse como un joven útil e incondicional a su Patria, promesa concretada hoy en la Universidad de Camagüey.
Como señala en su blog personal, https://jorgitoxcuba.net, Jorgito el Camagüeyano, “Soy un joven discapacitado que ha logrado llevar a cabo sus más ambiciosos sueños gracias a la Revolución cubana”.
Jorge Jerez Belisario, fue reconocido con la Distinción “Elegía camagüeyana”, de la Universidad de Camagüey, y además, con el Premio Abdala, que otorga el Buró provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas, (UJC), a propuesta del Consejo Juvenil Martiano en Camagüey, otro motivo de satisfacción para el recién titulado Licenciado en Periodismo, para la familia y para sus amigos y compañeros.
Una voluntad puesta a prueba, caracterizan los 23 años de Jorgito, que según él, “buena parte de la inspiración para alcanzar mis metas, la encontré en la historia de Cinco héroes cubanos, que guardaron injusta prisión en cárceles norteamericanas”.
Hoy recuerdo, cuando “descubrí” a Jorgito, en su escuela primaria, a través de las letras infantiles, pero ya cargadas de patriotismo, que le escribió “Al Tío René”, y que marcaron el inicio de su actividad a favor de Los Cinco; después vendría el intercambio con Gerardo, y la declaración para asumir el compromiso en nombre de los niños cubanos, de convertirse todos en hijos de Gerardo y Adriana,
imposibilitados entonces de formar su familia; y luego comenzó a través del ajedrez, la relación con Tony, para consolidar vínculos con Los Cinco y sus familiares, en una lucha que durante más de 15 años los cubanos ganaron frente al imperio.
No caben dudas, la conclusión de los estudios de Jorge Jerez Belisario, es un regalo a Fidel por su cumpleaños 90, artífice de la obra grande.
Martha Julia Belisario Hernández, madre del joven Jorge Jerez, hizo pública la carta luego del ejercicio académico de su hijo en la defensa de su Tesis de Diploma, en opción al título de Licenciado en Periodismo, en la Universidad Ignacio Agramonte, de Camagüey.
Camagüey 9 de mayo de 2016.
“Año 58 de la Revolución”
Querido Fidel:
En Cuba, cuando un ser querido se acerca a su cumpleaños, siempre buscamos hacerle el mejor regalo, por eso me siento a escribirle estas letras en nombre de mi familia, para anunciarle cual será nuestro homenaje por su 90 aniversario.
Cuando en el horario de la mañana del 18 de mayo escuche a mi Jorgito discutir su trabajo de Diploma, en opción al título de Licenciado en Periodismo, seguramente pensaré en cuantas personas han hecho posible semejante proeza. Pensaré en los médicos que desde el mismo día de su nacimiento lucharon sin reservas por su vida. En el fisiatra que me recibió en su consulta con mi bebé de solo 27 días y me dijo que tenía una parálisis cerebral infantil, es decir, una lesión estática en el sistema nervioso central. No podía decirme si caminaría en un año, en cinco, o si nunca lo haría, si podía aprender un oficio o nunca asistiría a una escuela.
No le niego que los grandes sueños de dos jóvenes de origen humilde, recién formados por la Revolución como licenciados en Derecho y en Marxismo e Historia, se convirtieron en una pesadilla al saber que teníamos un niño que no era igual a los demás, pero no por mucho tiempo. Este profesional también formado por la Revolución nos explicó que a nuestra disposición también estaba el sistema de salud que contaba con un servicio de rehabilitación, único tratamiento que necesitaba mi hijo en ese momento.
Así llegamos al Hospital Julito Díaz de la capital que nos acogió por cuatro años, tiempo en que mi pequeño daba sus primeros pasos y echaba a andar por la vida.
Al volver a nuestra provincia y ante la preocupación de cómo podía aprender a leer y escribir llegamos al salón de 5to. año de vida de la escuela Enrique José Varona para alumnos con trastornos de lenguaje, con nuestro diamante en bruto, el que recibió educación e instrucción, soñada, pensada y hecha realidad solo por una obra de infinito amor de la que usted es su protagonista principal. Por ello, entre tantos recuerdos que vendrán a mi mente al escucharlo exponer su tesis, habrá una idea constante: GRACIAS FIDEL.
Porque cuando hizo falta una computadora para poder escribir por las secuelas que dejaba su padecimiento en el control muscular, la tuvo allí.
Cuando necesitó en más de una ocasión un maestro solo para él que lo atendiera en las escuelas y le permitiera asistir a ellas igual a los demás, los tuvo allí.
Cuando después de las operaciones necesitó un medicamento que costaba 470 dólares el bulbo para mejorar su mano derecha y saludar su bandera como los demás pioneros de su escuela, se buscaba en Europa porque el brutal bloqueo impedía adquirirlo más cerca y con mejores precios y siempre estuvo su medicina allí, sin costarnos un centavo.
Muchos podrán preguntarse ¿por qué tiene tanta voluntad? ¿Por qué su pasión por la Revolución?
Recuerdo una vez que caminábamos de la escuela hasta la casa y una persona al verlo con sus limitaciones le dijo que tomara el camino de Dios que eso lo ayudaría, él muy pequeño todavía, le respondió, gracias señora, pero yo tengo un dios que es Fidel Castro y una Biblia que veo todos los días, la Revolución Cubana. Y es que él, mi Comandante, ha crecido viendo su ejemplo.
Por eso con sólo 13 años en aquel 4to. Congreso Pioneril, donde dada las gracias, por lo que había logrado, le prometió a usted, a Raúl y al Partido formarse como un joven útil e incondicional a su Patria, promesa que ese día hará realidad desde la Universidad de Camagüey que lo acogió y formó.
Del mismo modo que hizo suya la lucha por el regreso de Los Cinco desde sus escasos 9 años hasta su liberación, porque de usted aprendió la entrega sin descanso por las causas justas.
Cuando no pudo patear una pelota de fútbol, o dar un batazo para impulsar una carrera que pusiera delante a su facultad en los Juegos Taínos, se sentó en la mesa de Ajedrez y ganó su medalla, porque de usted aprendió a sortear las dificultades.
Así subió las elevaciones más altas de su provincia; la Comandancia de la Plata y el Pico Mella, representó a sus compañeros en el XVIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Ecuador, defendió el derecho de Cuba a su autodeterminación en la Cumbre de Las Américas en Panamá, llevó a Europa, específicamente a 13 ciudades alemanas lo que hace este país por cada uno de los cubanos, en un documental sobre su vida.
Más recientemente cuando un pequeño grupo de cubanos esperaba visa para viajar a Estados Unidos a la Segunda Jornada Contra el Bloqueo, se le otorgó en tiempo solo a él, y de ante manos le ofrezco disculpas por lo que le voy a contar; frente a la disyuntiva de viajar solo por primera vez y no en composición de delegación donde recibiría el apoyo de sus compañeros, le pedí que no viajara, que eran señales tanta demora y contratiempos, y sabe qué me respondió: en todo esto hay una clara señal mami, me toca a mí solo ir a defender a Cuba, y así lo hizo. Claro que no podía esperar otra respuesta de quien le ha prometido ser incondicional a su Patria.
Hace unos días usted le hablaba a los delegados al Congreso del Partido que sería de las últimas veces que hablaría en aquella sala, pero no, mi Comandante, ya usted es inmortal, estará en cada joven, hombre o mujer que hable desde allí, en cada niño o niña que sienta las manos generosas de la Revolución, en cada ser humano que sea salvado por los médicos cubanos en nuestra Patria o en cualquier parte del mundo, en cada hombre o mujer de América latina u otra latitud que aprenda a leer o escribir, en cada letra que escriba Jorgito desde su profesión para defender a Cuba.
Porque Fidel es Jorgito, que es la dignidad de la Revolución en pie, es la prueba palpable y real de que la utopía a la que usted entregó cuanta riqueza material y espiritual tenía, hoy es una inmensa obra de amor que no deja abandonado a ninguno de sus hijos.
Gracias Fidel, en nombre de toda mi familia le regalamos en su 90 cumpleaños, la formación integral que recibió Jorgito en la primera Universidad creada por la Revolución, la Ignacio Agramonte Loynaz, representado por el título en Periodismo.
Martha Julia Belisario Hernández
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