Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 28 may.— De crimen premeditado puede calificarse el asesinato de 16 expedicionarios del Yate Corinthia, el 28 de mayo de 1957 en la región norte de la provincia de Oriente por fuerzas al mando del sanguinario coronel del ejército batistiano, Fermín Cowley Gallegos, Jefe del regimiento de Holguín.
Los expedicionarios del Corinthia, 27 en total, habían desembarcado el 23 de mayo de 1957 por Cayo Saetía, Nicaro, ubicado en la Bahía de Nipe, después de casi cinco días de azarosa navegación desde un puerto de Miami, de donde partieron el día 19 con el propósito de cubrir ese trayecto en solo dos jornadas.
La expedición estaba preparada y financiada por la Organización Auténtica, del ex-presidente cubano Carlos Prío Socarrás, derrocado por Batista el 10 de marzo de 1952 mediante un golpe de estado.
Esa organización logró aglutinar a más de 150 jóvenes que se prepararon militarmente en República Dominicana aprovechando las diferencias existentes entre el tirano Leonides Trujillo, dictador de esa nación y el de Cuba, Fulgencio Batista. Los integrados al grupo, de diferentes tendencias políticas, comandados por Calixto Sánchez, tenían como objetivo principal establecer en la Sierra Cristal, al norte del territorio oriental cubano, un nuevo frente guerrillero independiente al que ya existía en la Sierra Maestra comandado por el Doctor Fidel Castro Ruz.
Sin embargo, la expedición del Corinthia desde el mismo momento en que comenzó a preparase estuvo acechada por la traición, pues las fuerzas de seguridad de la dictadura conocieron de antemano la fecha y el lugar del desembarco, movilizando al ejército con las fuerzas del coronel Cowley hacia la zona, que esperaban se produjera la acción.
Tras el desembarco el 23 de mayo, un grupo de dieciséis combatientes logró poner rumbo hacia la Sierra Cristal, pero eran perseguidos con saña y el 27 de mayo Calixto Sánchez y los demás expedicionarios se encontraban en la zona de Brazo Grande, cerca del río Cabonico. Deambulaban hambrientos y extenuados, sin rumbo fijo, cuando fueron capturados por el ejército de la tiranía. De los 19 expedicionarios que habían penetrado en la Sierra Cristal, 16 caían en manos del ejército, uno se había extraviado la noche anterior y dos escaparon del cerco.
Cuando los llevaban en un camión para Holguín, el primer teniente Ramiro Chirino los interceptó. Ya se había ofrecido un parte oficial informando de un supuesto combate donde todos los expedicionarios habían perecido. Tenía órdenes de no dejarlos llegar vivos. Y ese día 28 la cumplió. Los jóvenes fueron trasladados en horas de la noche hacia el lugar conocido por Arroyo La Marea, en Cabonico y allí atados con alambres de púa, fueron ametrallados junto a un naranjal.
Paradójicamente, en el sur de la provincia de Oriente, el Ejército Rebelde, casi a la misma hora del horrendo crimen, ponía en libertad a 16 soldados del ejército que fueron hechos prisioneros tras el ataque al Cuartel de Uvero, acción que se realizó en solidaridad con los expedicionarios del Corynthia.
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