En
la mañana de ayer lunes, directivos del Ministerio de Finanzas y
Precios, de CIMEX y TRD compartieron en foro online sobre las medidas
aplicadas el 22 de abril y el 17 de mayo pasados. Un resumen de este
encuentro y del recorrido realizado por Granma en algunas tiendas para
verificar la puesta en marcha de estas disposiciones, propone nuestro
diario a sus lectores
Quizá esta última decisión, encaminada como las anteriores a darle
mayor valor al peso cubano, no sorprendió tanto al consumidor ni disparó
los índices de venta, causando aquella primera escena de tiendas
concurridas, neveras y estantes que exigían rápidos abastecimientos ante
la compra continua de pollo, aceite y picadillo, o la inseguridad por
cómo se comportarían, a posteriori, los niveles de oferta. También la
más reciente medida del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), con
entrada en vigor el pasado 17 de mayo, es un poco diferente a las
anteriores.
Aunque la actual norma incluye la disminución del precio de la leche en polvo y fluida, y abarca también artículos alimenticios y de calzado para niños, la distinción radica en que con excepción de la leche, el otro grupo de productos que se modificó recientemente se fija por el índice máximo de formación de precios, y dado la amplia gama de artículos, el comprador no llega a conocer los antiguos y nuevos precios.
Esta decisión, que ha causado bastante polémica entre los compradores, se reflejó también en el foro en línea que en el día de ayer se desarrolló desde la redacción web del diario Granma, junto a directivos del MFP, y de las cadenas CIMEX y TRD-Caribe.
Así nos los hicieron conocer los usuarios identificados como Carlos y Geo, al expresar sus intereses de que se publiquen, aunque sea en formato digital, todos los surtidos que se comercializan con nuevos precios, pues es esta una forma de proteger a los consumidores y de cuidar el bolsillo de la población.
Respecto a esta inquietud, María Eloísa Cabrera García, jefa de grupo de Clientes y Comunicación de TRD-Caribe, aclaró que en la norma del 22 de abril se imprimieron sueltos y folletos con el listado de precios, pues todas las mercancías que entraban en la disposición eran productos básicos para el consumo de la población y se trataba de precios centralizados por el Ministerio de Finanzas y Precios. En esta segunda medida estamos hablando de surtidos que pueden llegar a incluir hasta 3 000 códigos. “Por ejemplo, en una tienda puede haber diez códigos diferentes para los calzados de niños y no todos tienen el mismo precio. Lo que cambia es el índice para la formación de precios, que ahora es 1.35 como máximo y todos los establecimientos comerciales tienen que aplicarlo por igual en estos productos”.
Sin embargo, tanto los participantes en el foro como los entrevistados en nuestro recorrido insisten en la publicación de una lista que como testigo en papel certifique que sí hay un cambio de la factura que se paga a la salida de la tienda.
Al menos fue esta la opinión que compartió Carlos Martínez durante su estancia en la TRD Centro Comercial Almendares. “Como no se conoce cuál es la diferencia, esto puede dar paso a que algunos se aprovechen de la situación y sigan vendiendo por encima de lo real”, cuestiona.
Como este cliente, varios son los que alegan que la diversidad de precios puede convertirse en el resquicio necesario para que algunos “metan la mano” y se lleven a casa esos centavos de sobra que entregó el cliente.
Según Carmen González si bien la medida, al igual que las anteriores es bien recibida y está encaminada a mejorar la calidad de vida del cubano, “a la par de los cambios, es necesario una mayor y mejor fiscalización con inspectores que controlen que las disposiciones se cumplan y no sirvan de enriquecimiento para unos cuantos”.
A ello se le suman los lectores digitales que se identifican como Nery y Leo Castro, quienes se refirieron a la presencia de la etiqueta de precio y la llamada multa, indisciplinas aún no resueltas.
La funcionaria de TRD indicó al respecto que cada producto debe tener su precio individual, y que ante cualquier duda, el ciudadano puede dirigirse al comercial o jefe de piso, y si no está satisfecho solicitarles el teléfono de atención al cliente que atiende el territorio.
“Sobre las multas —continuó aclarando en el foro online—, nuestra cadena tiene un grupo de personas que constantemente están inspeccionando y ante cualquier alteración se toman las medidas correspondientes, y se investigan siempre las reclamaciones del cliente. Para ello es importante que los compradores conserven el vale de venta y el código del producto”.
Por otra parte, Leticia Morales González, vicepresidenta económica-financiera del Grupo Empresarial Cimex, y Félix Granado, director de precios de esa misma institución, señalaron que se están haciendo múltiples acciones de control sorpresivo y se adoptan medidas severas con los infractores, desde lo administrativo hasta lo penal.
“Los clientes también juegan un papel importante en el control y deben conocer bien sus derechos para exigirlos y denunciar siempre que consideren que existan ilegalidades. Solamente multiplicando la exigencia y control, eliminando el paternalismo, el falso compañerismo y la doble moral, solucionaremos los problemas de corrupción que tanto daño hacen a nuestra sociedad y a la Revolución”.
EN EL TERRENO… DE LA REDACCIÓN A LAS TIENDAS
Durante el recorrido que realizó Granma el pasado 19 de mayo por algunas tiendas de la capital, pudo constatar una viable alternativa aplicada por el centro comercial Focsa, sito en el capitalino Vedado, para que a ojo público, el ciudadano pudiera diferenciar cuáles eran los artículos modificados.
Su gerente, Yatiel Bencomo Alfonso, expresó a nuestro diario que pensando en el cliente, los trabajadores de la tienda decidieron señalar cuáles eran estas mercancías con un cartel de “nuevo precio”. “No obstante, siempre que el comprador tenga una duda puede dirigirse a los jefes de piso de cada área, y si no está complacido con la respuesta, podemos enseñarles las circulares donde aparece la disminución para cada artículo”.
Asimismo, comentó que desde abril se ha ido trabajando de conjunto con la dirección de la sucursal para crear una cobertura de productos y ofertas, de forma tal que las mercancías no se acaben. “Nuestra unidad no se va a quedar desabastecida, primero porque los almacenes que nos suministran están bien surtidos, y también porque hacemos los pedidos a tiempo”.
Y cuando visitamos el mercado lo pudimos comprobar. Abundaban las latas de carne, de pescado, encurtidos, enlatados, leche líquida y en polvo, lo mismo en bolsas trilaminadas que en sacos de gran formato.
Sobre este último producto, la compradora Josefina Campos no dudó en responder que fue el cambio más sensible para el consumo popular, pues es un alimento por demás necesario para niños y ancianos. “No obstante, la disminución es muy poca, quizá si se hubiera dejado en dos CUC las personas jubiladas o de bajos ingresos salariales podrían comprar dos bolsas en vez de una”, consideró.
La opinión de Josefina sobre el precio de la leche también la compartió el usuario Livan Zaldívar durante el encuentro online de ayer. Una duda que respondió la jefa de grupo de Clientes y Comunicación de TRD-Caribe al indicar que, por ejemplo, en la leche en polvo, todos sus elementos se importan, desde la propia leche hasta el envase, además de que los costos de la industria son altos. También “depende del momento y el mercado donde se adquirió. No podemos olvidar que somos un país bloqueado sin acceso al dólar y sin fuentes de financiamiento externas, por lo que se encarece el costo del producto. Lo que se ha rebajado hasta el momento es lo máximo que se puede soportar para garantizar la presencia del producto en el mercado nacional”.
Por otra parte, cuando llegamos al comercio La Premier, en Plaza de la Revolución, los niveles de oferta eran iguales de considerables, aun cuando la tienda no expende productos cárnicos a falta de los equipos para mantener la temperatura que requieren esos alimentos.
Sobre la posibilidad de que a nivel interno de la unidad fuera perceptible (como en el Focsa) cuáles fueron los productos modificados, Fabiel Gotay, encargado del piso de mercado, nos explicó que cuando se trata de una rebaja —que implica que las mercancías estén próximas a la fecha de vencimiento, sean de lento movimiento o hayan perdido cualidades comerciales— sí es obligatorio hacer la demarcación de precios; en este caso no es una rebaja sino una modificación.
No obstante, reconoce, que además de la presencia del comercial para responder cualquier incertidumbre del cliente, se podría poner algún indicativo que señale por ejemplo, que en el estante de conservas, estas fueron las latas que sufrieron una variación del precio y las otras no.
La propuesta de calzado para los más pequeños de casa que ofertaba esta tienda al momento de nuestro recorrido, no era satisfactoria. La razón es bien sencilla: para niñas solo había entrado un calzado con nuevo precio y la diferencia entre el anterior y el actual era solo de 30 centavos, un valor que para Niurka Gómez, madre de dos niñas, no es significativo si miramos que la calidad de las “chancletitas” tampoco es la mejor.
“Las medidas son buenas, pero hay que continuar perfeccionándolas, reconociendo cuáles son esos productos que más urgen al pueblo y bajarlos aún más en el orden de lo posible”, dijo esta cliente.
INQUIETUDES COMPARTIDAS
Uno de los temas más debatidos en el foro en línea tuvo relación con la disminución del precio de natillas, gelatinas, arroz grano, granos secos y conservas, y el por ciento aplicado en cada caso.
El forista que se hace llamar Bruno trasladó su inquietud a las páginas de nuestro diario. “¿Por qué razón el MFP dictaminó una rebaja del 25 al 30% para los productos en conservas y sin embargo la lata de atún o sardinas que valía $1.70 solo bajó a $1.60?”.
Lo mismo pasó con la lata de puré de tomate de seis CUC que se quedó en el mismo precio, y esa lata clasifica dentro del renglón conserva de vegetales, escribió.
En tanto, el usuario identificado como Gerardo además de referirse a las conservas, mencionó el tema de las confituras: galletas, gelatinas, natillas…, productos que a su criterio no han sufrido una modificación radical.
Para aclarar las dudas, los directivos de CIMEX expresaron que como bien dice el lector Bruno como promedio general a los surtidos cuyos índices eran superiores a 1.80, se aplicó un cambio en torno al 25 % o más.
No obstante, había una selección de productos, cuyos precios ya se encontraban protegidos por las cadenas por su alto impacto en la población, y al recalcular con el índice aprobado, el precio resultante no refleja el mismo por ciento de descuento que sí fueron aplicados al resto.
“En el caso específico de las sardinas y atunes, importados centralizadamente, llevaban muchos años sin modificación de precios de venta, mientras que los costos se habían ido incrementando paulatinamente en deterioro de los márgenes mínimos para no ser subsidiados”.
Además, refirieron, las salsas, puré y pastas de tomate no fueron objeto de modificación en estos momentos debido a que este año se afectó seriamente la cosecha y por tanto la industria no puede respaldar un incremento de la demanda que generaría la reducción del precio, lo cual pudiera traducirse entonces en un desabastecimiento con efectos contrarios a los deseados.
Respecto a las confituras, TRD explicó que por ejemplo en el caso de las gelatinas, estas habían sufrido una rebaja de un CUC a 80 centavos, y por tanto en la modificación actual no llegan al 25 %.
Sobre el tema de los revendedores y de garantizar los índices de surtidos —preocupaciones expuestas por los foristas César y yk—, la funcionaria de TRD subrayó también que se están tomando todas las medidas para mantener la estabilidad de esos productos en las tiendas. “Pueden existir casos aislados y que en determinado momento se produzca un desabastecimiento, pero paulatinamente esto irá mejorando. En resumen, los precios llegaron para quedarse y se asegurará el producto para evitar que elementos inescrupulosos puedan aprovecharse de la situación”.
En tanto, el usuario que se identificó como AGS dijo que aunque estos cambios de precios son bienvenidos, para el trabajador que intenta vivir de su sueldo, todavía esas disminuciones son insuficientes. Lo ideal sería poder aumentar el salario. Una idea que se reiteró durante nuestro recorrido por los centros comerciales.
Acerca de la finalidad de estas medidas, Margarita Acosta Rodríguez, directora de Política de Precios, del MFP, valoró que las disposiciones van encaminadas a incrementar gradualmente la capacidad de compra del peso cubano. “No en todos los casos se trata de reducciones significativas, pero sí van dando respuesta paulatina a las necesidades de la población”.
“El efecto de estas medidas es gradual, se deben ver en su conjunto, pues cinco centavos en un producto, sumado a las rebajas en otros, van significando pesos. Una expresión evidente del aumento gradual de la capacidad de compra se constata en el incremento de la demanda, y de los niveles de venta en cantidades físicas”.
Asimismo, consideró que las disposiciones que se han ido adoptando son lo máximo hasta donde el país ha podido llegar, en correspondencia con las condiciones actuales de la economía. “Toda reducción de precios lleva implícito incrementos de la demanda y por tanto se requiere contar con aseguramientos, de manera que permitan la sostenibilidad de estas medidas”.
OFERTAS… EN UNAS SÍ Y EN OTRAS NO TANTO
Durante el recorrido de Granma (jueves 19 de mayo), pudimos constatar que mientras la mayoría de los grandes centros comerciales se destacan por estantes y neveras bien surtidas y la complacencia del comprador, por otra parte las tiendas de barrio —aquellas unidades pequeñas y de menor concurrencia, pero que son la primera opción para los pobladores de la comunidad— pintan “una cara” bien diferente.
Cuando arribamos a la Panamericana Aldabó y E, en la localidad de Altahabana, Boyeros, en tanto sí había leche en polvo y algunas conservas de frutas y sardinas, no sucedía igual con el resto de los surtidos.
Según indicó a nuestro diario el económico de esta unidad, Giordis Berduit, la tienda no posee una cámara fría para mantener una cobertura constante de cárnicos, “no obstante lo que es pollo en bandeja y picadillo debe entrarnos al menos dos veces a la semana, y hace más de seis días que no tenemos.
Con el aceite también hay dificultades, pues solo estamos ofertando en formato de bolsitas. Nosotros hemos solicitado a los proveedores que nos suministren pomos de aceite, pero todavía no llegan”.
Un panorama similar mostraba la TRD El Eléctrico, en el municipio de Arroyo Naranjo. Una rápida mirada a la tablilla bastaba para descubrir que en las neveras solo había hamburguesas, papas prefritas y mantequilla.
Si existe un respaldo para responder la oferta de estos productos que han cambiado el patrón de consumo, ¿por qué entonces se dan estos inconvenientes? ¿Qué engranaje está fallando? ¿Es error de los comerciales por no solicitar en tiempo las mercancías o del proveedor por no entregarlas en fecha?
La respuesta podría ir desde la lógica de asegurar las mercancías en aquellos establecimientos con grandes capacidades de venta y almacenamiento, la insuficiencia, por otra parte, de las pequeñas tiendas de conservar los productos frescos porque no cuentan con el equipamiento necesario, y las posibilidades logísticas que tienen hoy las cadenas para dar cobertura a niveles de consumo superiores. Así refirió en el encuentro online, María Eloísa Cabrera García, jefa de grupo de Clientes y Comunicación de TRD-Caribe.
Lo innegable es que todas las medidas publicadas hasta la fecha tienen un carácter progresivo, y la evaluación de su aplicación deberá ser permanente.
Ello implica un mayor control de la entrega y disponibilidad de mercancías —ya sea en una tienda en el centro de la ciudad o en las zonas periféricas—, desarrollar gestiones comerciales con miras a favorecer la compra del cliente y proteger sus derechos como consumidor, hasta la disposición, como lo demostró el intercambio del foro online, de responder todas las inquietudes del pueblo y crear lazos de diálogo que repercutan en una gestión eficiente y mejor servicio.
Aunque la actual norma incluye la disminución del precio de la leche en polvo y fluida, y abarca también artículos alimenticios y de calzado para niños, la distinción radica en que con excepción de la leche, el otro grupo de productos que se modificó recientemente se fija por el índice máximo de formación de precios, y dado la amplia gama de artículos, el comprador no llega a conocer los antiguos y nuevos precios.
Esta decisión, que ha causado bastante polémica entre los compradores, se reflejó también en el foro en línea que en el día de ayer se desarrolló desde la redacción web del diario Granma, junto a directivos del MFP, y de las cadenas CIMEX y TRD-Caribe.
Así nos los hicieron conocer los usuarios identificados como Carlos y Geo, al expresar sus intereses de que se publiquen, aunque sea en formato digital, todos los surtidos que se comercializan con nuevos precios, pues es esta una forma de proteger a los consumidores y de cuidar el bolsillo de la población.
Respecto a esta inquietud, María Eloísa Cabrera García, jefa de grupo de Clientes y Comunicación de TRD-Caribe, aclaró que en la norma del 22 de abril se imprimieron sueltos y folletos con el listado de precios, pues todas las mercancías que entraban en la disposición eran productos básicos para el consumo de la población y se trataba de precios centralizados por el Ministerio de Finanzas y Precios. En esta segunda medida estamos hablando de surtidos que pueden llegar a incluir hasta 3 000 códigos. “Por ejemplo, en una tienda puede haber diez códigos diferentes para los calzados de niños y no todos tienen el mismo precio. Lo que cambia es el índice para la formación de precios, que ahora es 1.35 como máximo y todos los establecimientos comerciales tienen que aplicarlo por igual en estos productos”.
Sin embargo, tanto los participantes en el foro como los entrevistados en nuestro recorrido insisten en la publicación de una lista que como testigo en papel certifique que sí hay un cambio de la factura que se paga a la salida de la tienda.
Al menos fue esta la opinión que compartió Carlos Martínez durante su estancia en la TRD Centro Comercial Almendares. “Como no se conoce cuál es la diferencia, esto puede dar paso a que algunos se aprovechen de la situación y sigan vendiendo por encima de lo real”, cuestiona.
Como este cliente, varios son los que alegan que la diversidad de precios puede convertirse en el resquicio necesario para que algunos “metan la mano” y se lleven a casa esos centavos de sobra que entregó el cliente.
Según Carmen González si bien la medida, al igual que las anteriores es bien recibida y está encaminada a mejorar la calidad de vida del cubano, “a la par de los cambios, es necesario una mayor y mejor fiscalización con inspectores que controlen que las disposiciones se cumplan y no sirvan de enriquecimiento para unos cuantos”.
A ello se le suman los lectores digitales que se identifican como Nery y Leo Castro, quienes se refirieron a la presencia de la etiqueta de precio y la llamada multa, indisciplinas aún no resueltas.
La funcionaria de TRD indicó al respecto que cada producto debe tener su precio individual, y que ante cualquier duda, el ciudadano puede dirigirse al comercial o jefe de piso, y si no está satisfecho solicitarles el teléfono de atención al cliente que atiende el territorio.
“Sobre las multas —continuó aclarando en el foro online—, nuestra cadena tiene un grupo de personas que constantemente están inspeccionando y ante cualquier alteración se toman las medidas correspondientes, y se investigan siempre las reclamaciones del cliente. Para ello es importante que los compradores conserven el vale de venta y el código del producto”.
Por otra parte, Leticia Morales González, vicepresidenta económica-financiera del Grupo Empresarial Cimex, y Félix Granado, director de precios de esa misma institución, señalaron que se están haciendo múltiples acciones de control sorpresivo y se adoptan medidas severas con los infractores, desde lo administrativo hasta lo penal.
“Los clientes también juegan un papel importante en el control y deben conocer bien sus derechos para exigirlos y denunciar siempre que consideren que existan ilegalidades. Solamente multiplicando la exigencia y control, eliminando el paternalismo, el falso compañerismo y la doble moral, solucionaremos los problemas de corrupción que tanto daño hacen a nuestra sociedad y a la Revolución”.
EN EL TERRENO… DE LA REDACCIÓN A LAS TIENDAS
Durante el recorrido que realizó Granma el pasado 19 de mayo por algunas tiendas de la capital, pudo constatar una viable alternativa aplicada por el centro comercial Focsa, sito en el capitalino Vedado, para que a ojo público, el ciudadano pudiera diferenciar cuáles eran los artículos modificados.
Su gerente, Yatiel Bencomo Alfonso, expresó a nuestro diario que pensando en el cliente, los trabajadores de la tienda decidieron señalar cuáles eran estas mercancías con un cartel de “nuevo precio”. “No obstante, siempre que el comprador tenga una duda puede dirigirse a los jefes de piso de cada área, y si no está complacido con la respuesta, podemos enseñarles las circulares donde aparece la disminución para cada artículo”.
Asimismo, comentó que desde abril se ha ido trabajando de conjunto con la dirección de la sucursal para crear una cobertura de productos y ofertas, de forma tal que las mercancías no se acaben. “Nuestra unidad no se va a quedar desabastecida, primero porque los almacenes que nos suministran están bien surtidos, y también porque hacemos los pedidos a tiempo”.
Y cuando visitamos el mercado lo pudimos comprobar. Abundaban las latas de carne, de pescado, encurtidos, enlatados, leche líquida y en polvo, lo mismo en bolsas trilaminadas que en sacos de gran formato.
Sobre este último producto, la compradora Josefina Campos no dudó en responder que fue el cambio más sensible para el consumo popular, pues es un alimento por demás necesario para niños y ancianos. “No obstante, la disminución es muy poca, quizá si se hubiera dejado en dos CUC las personas jubiladas o de bajos ingresos salariales podrían comprar dos bolsas en vez de una”, consideró.
La opinión de Josefina sobre el precio de la leche también la compartió el usuario Livan Zaldívar durante el encuentro online de ayer. Una duda que respondió la jefa de grupo de Clientes y Comunicación de TRD-Caribe al indicar que, por ejemplo, en la leche en polvo, todos sus elementos se importan, desde la propia leche hasta el envase, además de que los costos de la industria son altos. También “depende del momento y el mercado donde se adquirió. No podemos olvidar que somos un país bloqueado sin acceso al dólar y sin fuentes de financiamiento externas, por lo que se encarece el costo del producto. Lo que se ha rebajado hasta el momento es lo máximo que se puede soportar para garantizar la presencia del producto en el mercado nacional”.
Por otra parte, cuando llegamos al comercio La Premier, en Plaza de la Revolución, los niveles de oferta eran iguales de considerables, aun cuando la tienda no expende productos cárnicos a falta de los equipos para mantener la temperatura que requieren esos alimentos.
Sobre la posibilidad de que a nivel interno de la unidad fuera perceptible (como en el Focsa) cuáles fueron los productos modificados, Fabiel Gotay, encargado del piso de mercado, nos explicó que cuando se trata de una rebaja —que implica que las mercancías estén próximas a la fecha de vencimiento, sean de lento movimiento o hayan perdido cualidades comerciales— sí es obligatorio hacer la demarcación de precios; en este caso no es una rebaja sino una modificación.
No obstante, reconoce, que además de la presencia del comercial para responder cualquier incertidumbre del cliente, se podría poner algún indicativo que señale por ejemplo, que en el estante de conservas, estas fueron las latas que sufrieron una variación del precio y las otras no.
La propuesta de calzado para los más pequeños de casa que ofertaba esta tienda al momento de nuestro recorrido, no era satisfactoria. La razón es bien sencilla: para niñas solo había entrado un calzado con nuevo precio y la diferencia entre el anterior y el actual era solo de 30 centavos, un valor que para Niurka Gómez, madre de dos niñas, no es significativo si miramos que la calidad de las “chancletitas” tampoco es la mejor.
“Las medidas son buenas, pero hay que continuar perfeccionándolas, reconociendo cuáles son esos productos que más urgen al pueblo y bajarlos aún más en el orden de lo posible”, dijo esta cliente.
INQUIETUDES COMPARTIDAS
Uno de los temas más debatidos en el foro en línea tuvo relación con la disminución del precio de natillas, gelatinas, arroz grano, granos secos y conservas, y el por ciento aplicado en cada caso.
El forista que se hace llamar Bruno trasladó su inquietud a las páginas de nuestro diario. “¿Por qué razón el MFP dictaminó una rebaja del 25 al 30% para los productos en conservas y sin embargo la lata de atún o sardinas que valía $1.70 solo bajó a $1.60?”.
Lo mismo pasó con la lata de puré de tomate de seis CUC que se quedó en el mismo precio, y esa lata clasifica dentro del renglón conserva de vegetales, escribió.
En tanto, el usuario identificado como Gerardo además de referirse a las conservas, mencionó el tema de las confituras: galletas, gelatinas, natillas…, productos que a su criterio no han sufrido una modificación radical.
Para aclarar las dudas, los directivos de CIMEX expresaron que como bien dice el lector Bruno como promedio general a los surtidos cuyos índices eran superiores a 1.80, se aplicó un cambio en torno al 25 % o más.
No obstante, había una selección de productos, cuyos precios ya se encontraban protegidos por las cadenas por su alto impacto en la población, y al recalcular con el índice aprobado, el precio resultante no refleja el mismo por ciento de descuento que sí fueron aplicados al resto.
“En el caso específico de las sardinas y atunes, importados centralizadamente, llevaban muchos años sin modificación de precios de venta, mientras que los costos se habían ido incrementando paulatinamente en deterioro de los márgenes mínimos para no ser subsidiados”.
Además, refirieron, las salsas, puré y pastas de tomate no fueron objeto de modificación en estos momentos debido a que este año se afectó seriamente la cosecha y por tanto la industria no puede respaldar un incremento de la demanda que generaría la reducción del precio, lo cual pudiera traducirse entonces en un desabastecimiento con efectos contrarios a los deseados.
Respecto a las confituras, TRD explicó que por ejemplo en el caso de las gelatinas, estas habían sufrido una rebaja de un CUC a 80 centavos, y por tanto en la modificación actual no llegan al 25 %.
Sobre el tema de los revendedores y de garantizar los índices de surtidos —preocupaciones expuestas por los foristas César y yk—, la funcionaria de TRD subrayó también que se están tomando todas las medidas para mantener la estabilidad de esos productos en las tiendas. “Pueden existir casos aislados y que en determinado momento se produzca un desabastecimiento, pero paulatinamente esto irá mejorando. En resumen, los precios llegaron para quedarse y se asegurará el producto para evitar que elementos inescrupulosos puedan aprovecharse de la situación”.
En tanto, el usuario que se identificó como AGS dijo que aunque estos cambios de precios son bienvenidos, para el trabajador que intenta vivir de su sueldo, todavía esas disminuciones son insuficientes. Lo ideal sería poder aumentar el salario. Una idea que se reiteró durante nuestro recorrido por los centros comerciales.
Acerca de la finalidad de estas medidas, Margarita Acosta Rodríguez, directora de Política de Precios, del MFP, valoró que las disposiciones van encaminadas a incrementar gradualmente la capacidad de compra del peso cubano. “No en todos los casos se trata de reducciones significativas, pero sí van dando respuesta paulatina a las necesidades de la población”.
“El efecto de estas medidas es gradual, se deben ver en su conjunto, pues cinco centavos en un producto, sumado a las rebajas en otros, van significando pesos. Una expresión evidente del aumento gradual de la capacidad de compra se constata en el incremento de la demanda, y de los niveles de venta en cantidades físicas”.
Asimismo, consideró que las disposiciones que se han ido adoptando son lo máximo hasta donde el país ha podido llegar, en correspondencia con las condiciones actuales de la economía. “Toda reducción de precios lleva implícito incrementos de la demanda y por tanto se requiere contar con aseguramientos, de manera que permitan la sostenibilidad de estas medidas”.
OFERTAS… EN UNAS SÍ Y EN OTRAS NO TANTO
Durante el recorrido de Granma (jueves 19 de mayo), pudimos constatar que mientras la mayoría de los grandes centros comerciales se destacan por estantes y neveras bien surtidas y la complacencia del comprador, por otra parte las tiendas de barrio —aquellas unidades pequeñas y de menor concurrencia, pero que son la primera opción para los pobladores de la comunidad— pintan “una cara” bien diferente.
Cuando arribamos a la Panamericana Aldabó y E, en la localidad de Altahabana, Boyeros, en tanto sí había leche en polvo y algunas conservas de frutas y sardinas, no sucedía igual con el resto de los surtidos.
Según indicó a nuestro diario el económico de esta unidad, Giordis Berduit, la tienda no posee una cámara fría para mantener una cobertura constante de cárnicos, “no obstante lo que es pollo en bandeja y picadillo debe entrarnos al menos dos veces a la semana, y hace más de seis días que no tenemos.
Con el aceite también hay dificultades, pues solo estamos ofertando en formato de bolsitas. Nosotros hemos solicitado a los proveedores que nos suministren pomos de aceite, pero todavía no llegan”.
Un panorama similar mostraba la TRD El Eléctrico, en el municipio de Arroyo Naranjo. Una rápida mirada a la tablilla bastaba para descubrir que en las neveras solo había hamburguesas, papas prefritas y mantequilla.
Si existe un respaldo para responder la oferta de estos productos que han cambiado el patrón de consumo, ¿por qué entonces se dan estos inconvenientes? ¿Qué engranaje está fallando? ¿Es error de los comerciales por no solicitar en tiempo las mercancías o del proveedor por no entregarlas en fecha?
La respuesta podría ir desde la lógica de asegurar las mercancías en aquellos establecimientos con grandes capacidades de venta y almacenamiento, la insuficiencia, por otra parte, de las pequeñas tiendas de conservar los productos frescos porque no cuentan con el equipamiento necesario, y las posibilidades logísticas que tienen hoy las cadenas para dar cobertura a niveles de consumo superiores. Así refirió en el encuentro online, María Eloísa Cabrera García, jefa de grupo de Clientes y Comunicación de TRD-Caribe.
Lo innegable es que todas las medidas publicadas hasta la fecha tienen un carácter progresivo, y la evaluación de su aplicación deberá ser permanente.
Ello implica un mayor control de la entrega y disponibilidad de mercancías —ya sea en una tienda en el centro de la ciudad o en las zonas periféricas—, desarrollar gestiones comerciales con miras a favorecer la compra del cliente y proteger sus derechos como consumidor, hasta la disposición, como lo demostró el intercambio del foro online, de responder todas las inquietudes del pueblo y crear lazos de diálogo que repercutan en una gestión eficiente y mejor servicio.
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