Así
expresó Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular
(TSP), en la inauguración del VIII Encuentro Internacional Justicia y
Derecho, el cual inició este miércoles en el capitalino Palacio de
Convenciones y se extenderá hasta el próximo 20 de mayo
Ante un escenario internacional signado por el
incremento de la violencia y la inseguridad, las acciones terroristas,
el auge de la delincuencia y la manipulación, Cuba es y seguirá siendo
un baluarte de dignidad y decoro en la defensa y garantía de los
derechos de las personas naturales y jurídicas.
Así expresó Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular (TSP), en la inauguración del VIII Encuentro Internacional Justicia y Derecho, el cual inició este miércoles en el capitalino Palacio de Convenciones y se extenderá hasta el próximo 20 de mayo.
Durante su intervención, hizo referencia a varias medidas organizativas y de funcionamiento implementadas por el TSP en el transcurso de los años más recientes, las cuales permiten un desempeño cualitativamente superior de la impartición de justicia en el contexto actual, refuerzan el respeto a los derechos de los ciudadanos y fortalecen el acceso a la justicia.
Entre ellas, mencionó la implementación de normas regulatorias internas que agilizan la tramitación de los procesos, eliminan prácticas obsoletas en la elaboración de sentencias y acercan los actos judiciales a los territorios de residencia de los interesados.
Aludió, además, a la introducción gradual de métodos de conciliación para propiciar soluciones armónicas entre las partes litigantes, a la especialización de jueces en trámites propios de la fase de ejecución de sentencias en aras de hacerlos más expeditos, así como a la estandarización de buenas prácticas para la realización de actos procesales.
En la jornada inicial del evento, al cual asisten 250 delegados cubanos y más de 140 extranjeros, provenientes de 27 países, Rubén Remigio también llamó la atención sobre la dinámica de cambios que tienen lugar en nuestro país, como expresión de la actualización del modelo económico y social.
Insistió en el papel activo y creador que deben asumir los jueces en cada proceso, cuya misión, en tanto servidores públicos, rebasa la de ser meros aplicadores de normas, y debe caracterizarse por el sentido de lo justo, la transparencia, el humanismo y la racionalidad.
De igual forma, el presidente del TSP ponderó la necesidad de articular verdaderos sistemas de gestión de calidad en el ejercicio de la función jurisdiccional que permitan alcanzar mayor efectividad en la labor de las instituciones y, por consiguiente, mayor nivel de satisfacción de los ciudadanos con la labor de los tribunales.
Durante la sesión inaugural, el doctor Eugenio Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, intercambió con Granma sobre “la responsabilidad de ese órgano en el diseño de líneas de interpretación y jurisprudencia que deben ser asumidas por los tribunales supremos de cada país; pero la tutela de derechos humanos, ya sea desde la Corte o desde cualquier otro sistema regional, solo es un “reaseguro”. La tutela de los derechos humanos se tiene que hacer, sustancialmente, en el poder judicial de cada nación”.
Por su parte, Elías Carranza, director del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento al Delincuente, resaltó la labor de Cuba, capaz de construir una sociedad con indicadores de justicia social muy altos. Además, subrayó lo hecho en materia de criminalidad y justicia penal, aspectos que la ubican en un lugar muy destacado a nivel internacional y entre los primeros de América Latina y el Caribe.
“Esta región tiene las tasas más altas de homicidios y otros delitos, y para reducirlas a niveles razonables, no basta con la justicia penal. Los países necesitan más justicia social y en ese sentido Cuba es un ejemplo muy importante que merece toda nuestra atención”, concluyó.
Así expresó Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular (TSP), en la inauguración del VIII Encuentro Internacional Justicia y Derecho, el cual inició este miércoles en el capitalino Palacio de Convenciones y se extenderá hasta el próximo 20 de mayo.
Durante su intervención, hizo referencia a varias medidas organizativas y de funcionamiento implementadas por el TSP en el transcurso de los años más recientes, las cuales permiten un desempeño cualitativamente superior de la impartición de justicia en el contexto actual, refuerzan el respeto a los derechos de los ciudadanos y fortalecen el acceso a la justicia.
Entre ellas, mencionó la implementación de normas regulatorias internas que agilizan la tramitación de los procesos, eliminan prácticas obsoletas en la elaboración de sentencias y acercan los actos judiciales a los territorios de residencia de los interesados.
Aludió, además, a la introducción gradual de métodos de conciliación para propiciar soluciones armónicas entre las partes litigantes, a la especialización de jueces en trámites propios de la fase de ejecución de sentencias en aras de hacerlos más expeditos, así como a la estandarización de buenas prácticas para la realización de actos procesales.
En la jornada inicial del evento, al cual asisten 250 delegados cubanos y más de 140 extranjeros, provenientes de 27 países, Rubén Remigio también llamó la atención sobre la dinámica de cambios que tienen lugar en nuestro país, como expresión de la actualización del modelo económico y social.
Insistió en el papel activo y creador que deben asumir los jueces en cada proceso, cuya misión, en tanto servidores públicos, rebasa la de ser meros aplicadores de normas, y debe caracterizarse por el sentido de lo justo, la transparencia, el humanismo y la racionalidad.
De igual forma, el presidente del TSP ponderó la necesidad de articular verdaderos sistemas de gestión de calidad en el ejercicio de la función jurisdiccional que permitan alcanzar mayor efectividad en la labor de las instituciones y, por consiguiente, mayor nivel de satisfacción de los ciudadanos con la labor de los tribunales.
Durante la sesión inaugural, el doctor Eugenio Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, intercambió con Granma sobre “la responsabilidad de ese órgano en el diseño de líneas de interpretación y jurisprudencia que deben ser asumidas por los tribunales supremos de cada país; pero la tutela de derechos humanos, ya sea desde la Corte o desde cualquier otro sistema regional, solo es un “reaseguro”. La tutela de los derechos humanos se tiene que hacer, sustancialmente, en el poder judicial de cada nación”.
Por su parte, Elías Carranza, director del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento al Delincuente, resaltó la labor de Cuba, capaz de construir una sociedad con indicadores de justicia social muy altos. Además, subrayó lo hecho en materia de criminalidad y justicia penal, aspectos que la ubican en un lugar muy destacado a nivel internacional y entre los primeros de América Latina y el Caribe.
“Esta región tiene las tasas más altas de homicidios y otros delitos, y para reducirlas a niveles razonables, no basta con la justicia penal. Los países necesitan más justicia social y en ese sentido Cuba es un ejemplo muy importante que merece toda nuestra atención”, concluyó.
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