A partir del 1ro. de enero de 1959, Fidel me dio la tarea de atender tanto a los familiares de los combatientes del Ejército Rebelde y la clandestinidad, como también a los soldados de la tiranía; a los hijos, madres y viudas de los guardias que habían muerto y de otros que estaban presos por sus crímenes y abusos. Cuando me planteó lo de los familiares de los guardias le dije: ¿por qué? Solo me respondió: «esta es una Revolución». De momento no lo entendí. A la semana de estar en Oriente llegué a la casa de uno que habíamos fusilado. Los hijos se me abrazaron, al igual que los niños de los rebeldes. Ahí mismo me percaté de cuanta razón tenía Fidel. Esos muchachos fueron a las mismas escuelas que los hijos de los rebeldes. Hoy una gran mayoría son profesionales.
Delsa Esther Puebla, Teté, general de brigada, Heroína de la República de Cuba, entrevista con Luis Báez, publicada en el libro Secretos de Generales, editorial SIMAR, Ciudad Habana, 1996.
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