Por: Raúl Antonio Capote.
Cuba necesita una prensa revolucionaria, una prensa martiana, fidelista, libre de oportunismos, de superficialidades, que critique, que señale, que eduque, que no pida permiso, que se atreva, debe ser el látigo del corrupto, la espina en el asiento del burócrata, la vergüenza del oportunista, la pesadilla de la contrarrevolución, la maestra de la sociedad, debe ser el orgullo del patriota, el ánimo del indeciso, la fe, la unidad, el espíritu de Cuba
Reflexionando como los locos una mañana de sábado en que milagrosamente no tenía nada que hacer, – como Juan Manuel Serrat, el que tantas veces estuvo en Cuba hace unos años, el catalán antifranquista, el bueno- , busqué en el techo inspiración y me quedé colgao en las alturas, a mi techo por cierto no le iría tampoco nada mal una buena mano de pintura, como al de la canción de Serrat.
Después de una agria discusión con uno de nuestros desconocidosasalariados del país al norte de nuestra ínsula, que dícese cubano y periodista, y después de acumular esa pregunta durante largos meses, que se tornaron ya años, desde que volvimos a la realidad real mis compañeros y yo luego de la serie de televisión Las Razones de Cuba.
Como estas son reflexiones un poco a lo loco, acoto, todavía hay dos o tres que creen que Las razones de Cuba es una serie de ficción estilo Día y Noche o Tras la Huella, y dos o tres “periodistas” que no se han enterado que esa denuncia internacional de las actividades de guerra sucia del gobierno de los Estados Unidos, en especial laCIA contra Cuba, se pasó por la TV en el 2011, es como si fueran uno de esos aldeanos vietnamitas que llevaban 40 años en la selva escondidos y se desayunaron el otro día con la noticia de la derrota yanqui en su país.
Recuerdo una visita a una institución de nuestra prensa nacional dónde nadie tenía la más mínima idea de la denuncia, a unos días de haber concluido el último capítulo.
Fue muy relajante porque pudimos descansar unos días, durante una visita que hicimos a un municipio donde ni uno solo de los compañeros de la prensa que se relacionó con nosotros sabía quiénes éramos, ni que en esos días se había realizado una contundente denuncia de los planes de la CIA contra nuestro país.
Nos consideramos personas sencillas pero después de las indescriptibles muertas de cariño que el pueblo nos brindaba y nos brinda a raudales, el contraste era fuerte, cuando descubrimos que estábamos en el anonimato, decidimos que era una buena oportunidad para descansar luego de una larga gira por todo el país y aprovechamos para indagar, conocer, buscar en cada rincón la historia de aquel maravilloso pedazo de Cuba.
Un día, después de disfrutar de las bellezas de su naturaleza y la majestuosidad de sus sitios históricos, luego de compartir con su pueblo, un compañero de la televisión local nos descubrió, ese sí, un avispado trabajador de los medios acabó con nuestro plan de anónimo turismo.
Terminamos en un espacio estelar de la TV local donde nuestro compañero Dalexis González (Raúl) siempre lleno de salidas insólitas, en los minutos finales señaló que aquella hermosa región de Cuba estaba llena de marabú y propuso una decena de soluciones productivas, ante la mirada estupefacta de todos y el apuro del coordinador que hacía señas y más señas porque ya había pasado el tiempo del programa, el pueblo del lugar bautizó a Dalexis con el seudo Agente Marabú y así es recordado.
Bueno, dejemos la divagación, después de la acre discusión con un mercenario que infructuosamente invitaba a retwittear su mensaje “convenzamos a capote de que él no es periodista”, luego de leer un artículo sobre actos de magia en el Coppelia habanero, después que noté como la pregunta se acumulaba peligrosamente a mis espaldas y amenazaba ya con desbordarse incontenible decidí escribir ¿Cómo ser un buen periodista en Cuba hoy?
El Ché decía que la más alta posición en la escala de la evolución humana era ser revolucionario y que dentro de ella, valoraba el inolvidable héroe guerrillero, la de ser un revolucionario cubano era la más elevada que se podía alcanzar, lo decía sin nacionalismos baratos, lo decía un revolucionario cubano nacido en Argentina, un internacionalista.
Ser un revolucionario con ese apellido no se lograba solo con nacer en la isla, no importaba en qué lugar del mundo vieran la luz ojos humanos, era una calificación a alcanzar en una alta escala de valores, que nos honra sin dudas.
Ser revolucionario en el Mundo de hoy, en Latinoamérica, en Cuba tiene como primera condición, ser anticapitalista, luchar por un mundo mejor, salvar nuestra casa común, el planeta tierra. Creo que mejor definición de la que dio Fidel en su concepto de Revolución no es posible dar, si la Revolución es todo eso, ser revolucionario es no carecer de ninguno de esos principios y valores sabiamente enumerados por el Líder Histórico de la Revolución Cubana.
En la Cuba de hoy ser un periodista cubano entraña un muy serio compromiso, no se puede ser un periodista cubano y no ser revolucionario en todo el sentido de la palabra.
La Prensa cubana tiene una larga y rica tradición, es una prensa nacida de la cultura, de las ideas, del combate. No se concibe a un periodista cubano cobarde, acoquinado, oportunista, guataca. El pueblo, de donde forman parte indisoluble vela por eso, no se concibe un periodista cubano inculto, superficial, banal, el pueblo del que forman parte vela por eso y les exige y les juzga con todo el derecho que le da ser madre nutricia de ese periodismo.
No se puede ser uno de esos que piden permiso hasta para dar las gracias.
El mercenario que intentaba, falto de ideas y argumentos, ofenderme y decía que no soy periodista, coincide con alguno de los nuestros, de los que comparten un puesto en el combate diario por Cuba, estoy de acuerdo, me falta mucho para ser un periodista,
Conozco a muchos insuperables, valientes, cultos y revolucionarios hombres y mujeres de la prensa, graduados de nuestra excelente escuela de periodismo, de ellos intento aprender día a día, ellos son nuestros maestros y guías en esta difícil arte de decir la verdad, de informar y hacer Revolución desde las páginas de los medios a nuestro alcance.
Desde los blogs se intenta librar batalla, a pesar de vanidades, inmadureces lógicas e ilógicas y oportunismos velados y abiertos, pero esos defectos, que es sano señalar, son excepción en una blogosfera que tiende a ser y es cada día más culta, atrevida, comprometida, en fin más revolucionaria.
No quiero caer en el error de dogmatizar el concepto y erigirme en defensor a priori de los no titulados. Creo sinceramente que lo que está ocurriendo en la blogosfera cubana y en otros medios alternativos, lo que están haciendo en estos medios nuestros periodistas graduados o no, debería ser observado con detenimiento.
Cuba necesita una prensa revolucionaria, una prensa martiana, fidelista, libre de oportunismos, de superficialidades, que critique, que señale, que eduque, que no pida permiso, que se atreva, debe ser el látigo del corrupto, la espina en el asiento del burócrata, la vergüenza del oportunista, la pesadilla de la contrarrevolución, la maestra de la sociedad, debe ser el orgullo del patriota, el ánimo del indeciso, la fe, la unidad, el espíritu de Cuba, el futuro de la Revolución depende en buena medida de que así sea.
Debemos hacer de la verdad un templo, como nos enseñó Martí, como aprendimos de Radio Rebelde, deterrar todo signo de doble moral, combatir a muerte el oportunismo, la mentira. Combatir a los que alquilan la pluma al mejor postor y se esconden detrás de falsos discursos y golpes de pecho. Ser valientes, atrevidos, no olvidar nuestro compromiso con el pueblo.
En la difícil tarea del curar el alma del hombre, enferma tras siglos de egoísmos, represiones, limitaciones, enajenaciones impuestas por la sociedad dividida en clases, en la difícil batalla por librar al hombre de las trabas heredadas por la servidumbre de milenios, en la lucha por transformar al humano de mercancía en ser humano de nuevo, en la pelea contra los demonios que atenazan el espíritu sin dejarle volar libre, como es su esencia, para lo que fuimos creados o nacidos, la prensa revolucionaria es soldado de primera fila y nunca impedimenta.
No se puede ser periodista en la Cuba de hoy sin ser revolucionario, sin ser un revolucionario cubano, honremos la valoración que de nosotros hizo un día el inolvidable Comandante Ernesto Ché Guevara, y alcancemos la condición de Periodistas Cubanos, los primeros en la verdad, en el combate de ideas, en el amor del pueblo, en la construcción del socialismo.
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