Apenas había transcurrido una veintena de días triunfales del Ejercito Rebelde sobre la tiranía de Fulgencio Batista (1 enero 1959), cuando la Revolución se vio obligada a preparar y llevar a cabo el desmantelamiento de la primera campaña mediática contra la nueva Cuba.
El pueblo había sido alertado de las tormentas de la gran prensa y sus manipuladores. Fidel encabezaba los primeros días de enero la “Caravana de la Libertad” que recorría la Isla de Oriente a Occidente. Durante la breve estancia en la ciudad de Camagüey, el día cuatro, pronuncia un trascendental discurso, en el que avizoró el futuro de los cubanos.
En esa ocasión, el Comandante en Jefe puntualizaba: “Vendrán los calumniadores, vendrán a dividir a nuestro pueblo hoy reunido, vendrán a debilitarlo, a destruirle la fe en los hombres que lo están dirigiendo. Lucharemos contra eso”.
Juicios en Cuba: www.youtube.com/watch?v=3_r1IxDV58w
Y así sucedió.
Y así sucedió.
En La Habana, el Gobierno Revolucionario juzgaba a unos 400 oficiales del ejército batistiano, responsables o ejecutores de matanzas de campesinos, torturas y asesinatos de miles de jóvenes. Paralelamente, al otro lado del Estrecho de la Florida se desplegaba una fuerte campaña tendenciosa y falsa, pionera de la larga lista de la desinformación de la realidad cubana, reiterada de una manera u otra y con similares magnitudes durante 57 años.
Juan Marrero, editor del sitio web Cubaperiodistas y redactor de Radio Voz por aquella época, rememora que las agencias cablegráficas AP y UPI, revistas como Life, Newsweek, US News and World Report y los principales periódicos del continente, montaron toda una campaña internacional contra el proceso judicial. Figuras del gobierno estadounidense de Eisenhower y numerosos congresistas norteamericanos respaldaron la cruzada de mentiras acerca del castigo a los principales asesinos de la dictadura.
La respuesta revolucionaria no se hizo esperar. Así surgió la Operación Verdad, la cual se desarrolló los días 21 y 22 de enero de 1959.
“En menos de 48 horas se organizó todo”, según el testimonio de Marrero. “Las embajadas de Cuba y la línea aérea Cubana de Aviación hicieron posible que casi 400 periodistas del continente aceptaran viajar a la Habana. Se hospedaron, en su mayoría, en las 240 habitaciones del hotel Havana Riviera, en Paseo y Malecón, donde también se crearon facilidades para la transmisión de las informaciones y el transporte de los periodistas”.
Cada uno recibió un portafolio con fotos sobre algunos de los asesinatos y torturas de la dictadura. También las ediciones especiales de Bohemia que contenían materiales que la censura no permitió publicar durante los siete años del régimen de Batista.
Los profesionales de la prensa y otros invitados internacionales presenciaron el primer día la concentración de más de un millón de personas –procedentes de La Habana, Pinar del Río y Matanzas– frente al antiguo Palacio Presidencial, síntoma sin lugar a dudas del respaldo popular a la aplicación de la justicia a los criminales.
En la jornada siguiente, Fidel sostiene un encuentro con los periodistas nacionales e invitados extranjeros, en el salón Copa Room del Hotel Havana Riviera. Entre medio centenar de preguntas, un periodista mexicano indagó cómo se defendería Cuba si la campaña iniciada contra el país desembocaba un bloqueo económico y el líder de la Revolución respondió que enfrentar medidas de ese tipo sería posible por la disposición de sacrificio que tenía y tiene el pueblo cubano, según reveló el pasado año Juan Marrero en una entrevista.
La Revolución Cubana venció a la mentira que sin una gota de pudor ni límites éticos, confundía a la opinión internacional. La verdad fragmentó en mil pedazos la infamia, aun cuando no todos pudieron informar sobre nuestras realidades, por obvias razones del monopolio mediático.
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