
Por Arthur González.
Es conocido que desde antes del 1ro de
enero de 1959, el gobierno de Estados Unidos no deseaba que Fidel Castro
lograra el triunfo sobre el dictador Fulgencio Batista, lo que trató de
impedirlo por todos los medios, algo recogido en el acta del Consejo
Nacional de Seguridad celebrada en diciembre de 1958.
Al no poder impedir la victoria, a través de la CIA iniciaron una guerra abierta contra la Revolución, como fueron las acciones terroristas a su industria, los servicios, centros comerciales y hasta su flota mercante.
Al no poder impedir la victoria, a través de la CIA iniciaron una guerra abierta contra la Revolución, como fueron las acciones terroristas a su industria, los servicios, centros comerciales y hasta su flota mercante.
Paralelamente diseñaron numerosos planes
para asesinar a Castro y otros líderes que pudieran sustituirlo,
presiones diplomáticas para aislar a Cuba del resto del llamado “mundo
libre”, campañas de prensa financiadas por la Agencia de Información de
Estados Unidos, USIA, y la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos.
Todos esos planes fracasaron y medio
siglo después, en el año 2014, el Consejo Nacional de Seguridad tomó la
decisión de cambiar su política hacia la Isla, restableciéndose las
relaciones diplomáticas como táctica para intentar desmontar el
socialismo desde adentro, tal y como ejecutaron en el extinto campo
socialista europeo.
Ninguna medida les ha dado los resultados
añorados, a pesar de gastarse anualmente cientos de millones de dólares
en inventar nuevas medidas de desestabilización.
El pasado mes de marzo, el presidente Barack Obama viajó a Cuba en un esfuerzo por hacerle olvidar a los cubanos las atrocidades y crímenes cometidos por todas las administraciones norteamericanas y tratar de cambiar la imagen de sus gobernantes, aprovechando el carisma y la inteligencia que posee; pero tampoco obtuvo éxitos en su empeño.
El 1ro de mayo recientemente c
elebrado
en toda la Isla, demostró una vez más el apoyo mayoritario del pueblo a
su Revolución, a pesar del mantenimiento de la guerra económica que
desde 1960 estableció Estados Unidos para tratar de ahogar por hambre y
enfermedades a los cubanos, y mediante de la guerra sicológica culpar al
sistema socialista de sus penurias.

El día del trabajo es celebrado en Cuba
como una fiesta y la encabezan sus principales dirigente políticos y
sindicales, donde nadie pide trabajo o mejoras salariares.
Sin embargo, en países del llamado “mundo libre”, los desfiles son para exigir traba
jo,
el cese de políticas neoliberales que ahogan cada vez más a los
trabajadores y sus familias, siendo fuertemente reprimidos por la
policía, algo que no se ha visto jamás en Cuba, a pesar de las campañas
mediáticas que intentan crear matrices de opinión en su contra.

Y eso es precisamente lo que Estados
Unidos no le perdona a la Revolución cubana, su resistencia ante el
Bloqueo Económico, Comercial y Financiero más prolongado y criminal de
la historia de la humanidad, sin poder comprender el por qué.
La respuesta es simple y está en las palabras de José Martí, cuando dijo:
“Nada hay que cautive tanto el ánimo como una
Desfile por el Primero de Mayo, Día Internacional de los
Trabajadores, en la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana
Cuba, el 1ro. de mayo de 2012. AIN FOTO/Marcelino VÁZQUEZ HERNÁNDEZ/sdl
convicción noblemente tenida, honradamente dicha, libre y concienzudamente expuesta.”
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