Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

sábado, 13 de febrero de 2016

Dos vidas inmortales: Rubén y Paquito


2016-02-12 18:59:03 / web@radiorebelde.icrt.cu

Dos vidas inmortales: Rubén y Paquito.

En el calendario, el 13 de febrero marca la historia de la Revolución cubana. Es una fecha para que las presentes y futuras generaciones recuerden y no dejen morir a quienes perdieron sus vidas por una causa justa, pues si sucediera lo contrario se comprometería el futuro de la Patria.

Este día, pero con años de diferencia, murieron Rubén Batista Rubio y Francisco Antonio Rosales Benítez, dos hombres que dedicaron gran parte de su existencia a luchar contra las injusticias que cometían las fuerzas represivas del régimen de Fulgencio Batista.

Recoge la historia que Rubén, inteligente, amante del béisbol y el ajedrez, pero rebelde con causa, se opuso decididamente al golpe de estado batistiano en 1952.

El joven, nacido en Cacocum, municipio de la actual provincia de Holguín, era estudiante de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana, cuando participó en una manifestación de repudio a la profanación del busto de Julio Antonio Mella el 15 de enero de 1953.

En ese desfavorable intercambio con la policía esbirra, fue herido por una bala que le atraviesa el intestino delgado y lo mantuvo agonizante 29 días para fallecer justo un mes antes de cumplir 22 años de edad, hecho que lo convirtió en el primer mártir estudiantil de la lucha contra la tiranía de Batista.

Con su muerte caía un apasionado defensor de los valores de la historia patria y del legado de Mella. Se perdía una vida llena de ilusiones y sueños, precisamente en el año del centenario del nacimiento de José Martí.

La defensa por lo justo también encontró espacio en Francisco Antonio Rosales Benítez, manzanillero que supo articular la humildad con valentía y la modestia con la firmeza, para convertirse en un verdadero líder revolucionario.

Paquito, como se le conocía, fue en 1940 el primer alcalde comunista de Cuba, que a pesar de lo poco que le permitía el primer mandato de Fulgencio Batista, como presidente, propició numerosos beneficios a la población, tales como el mejoramiento de la asistencia médica de quienes no podían pagarlo.

También extendió el servicio eléctrico, rebajó el pago del acueducto y para quienes en los barrios no podían abonarlo dispuso el suministro gratuito de agua, creó escuelas de corte y costura para las mujeres en su pueblo natal y llevó a hechos un plan de reparación de calles y caminos. 

Nacido el nueve de noviembre de 1906, Francisco tuvo que abandonar los estudios con solo 11 años de edad para dedicarse al oficio de tabaquero, periodo en que vivió la indiferencia de los patrones que a propósito retardaban su promoción a otro puesto laboral.

Estos avatares no impidieron que siguiera preocupado por superarse a la vez que trabajaba y fuera un joven de carácter alegre, dado a los chistes.

Con apenas 24 años comienza su militancia comunista, al participar activamente en numerosas huelgas y manifestaciones de los obreros en Manzanillo, con la peculiaridad de distinguirse por su disciplina.

Después del ataque al Cuartel Moncada en 1953, Paquito inicia sus actividades con los miembros del movimiento 26 de Julio, y no es hasta el siete de febrero de 1958 que resultó detenido por las fuerzas represivas de la dictadura en Guantánamo.

Ni los golpes ni las torturas lograron que denunciara a sus compañeros de lucha y quebrara su moral y principios, por lo que en acto  cobarde resultó asesinado en el cuartel de la guardia rural de Río Frío el 13 de febrero de 1958, de donde desaparecieron sus restos,  encontrados después del triunfo de la Revolución en enero de 1959.

La década de los años 50 del siglo XX fue una de las de mayor fervor rebelde en la Isla, heredado del proceso revolucionario de la anterior centuria, cuando se produjo el intento frustrado por parte de los mambises frente a la colonia española de lograr la independencia de Cuba.
Rubén y Francisco Antonio encarnaron esa pasión por la verdadera soberanía, y aunque no vieron sus sueños realizados, sí dieron lo más preciado, sus vidas, para que la Patria los alcanzara y sus hijos los mantuvieran por el resto de sus días. (Por Lubia Ulloa Trujillo, ACN)

(Autora: Lubia Ulloa Trujillo)

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