Por: Raúl Antonio Capote
Por cada indigno hay mil dignos dijo Martí y un día como hoy dos cubanos, de esos que llevan en sí el decoro de muchos hombres, mostraban su verdadero rostro ante el pueblo y denunciaban a los enemigos histórico de la patria.
La televisión cubana comenzaba en el 2011 una serie de denuncias de los planes del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, donde agentes de los Órganos de la Seguridad del Estado, especialistas del Ministerio del Interior y de otros organismos e instituciones cubanas mostrarían con pruebas contundentes, la realidad de la infame guerra sucia contra nuestro país.
Carlos Serpa Maceira (Emilio) un hombre sencillo, de pueblo, siempre inquieto, habilidoso, un pequeño huracán, aunque como el mismo dice, a los hombres no se les mide por su estatura sino por el tamaño de su corazón y pone de ejemplo a los vietnamitas, pequeños de tamaño, pero grandes en valor y dignidad; no había enemigo de la Revolución que se ocultara de su sagaz mirada, no conoció hora, ni minuto de descanso, no despreció cansancio, ni se amilanó ante el peligro, dentro de las filas de los contrarrevolucionarios brindo servicio a su pueblo y le protegió.
La denuncia de Emilio nos permitió confirmar quienes son las mercenarias vestidas de blanco, cuanta ignominia manchaba el alvo color de sus disfraces, quiénes eran su dueños, quién pagaba el circo del engaño. Nuestro Enemigo de siempre, maestro de la mascarada, timador profesional quería y quiere colgar del cinto donde penden tantas cabezas estafadas, tanta mente engañada, una más, personas como Emilio se lo impidieron y se lo impiden cada día.
En ese mismo programa de televisón de la serie Las Razones de Cuba, sería conocido un hombre de carácter afable, bromista, valiente hasta lo imposible, su rostro no puede ocultar la huella de sufrimientos acumulados, dolores sumados uno sobre otro, sacrificios que no pudieron quebrar su alma de revolucionario a toda prueba, Moisés Rodríguez Quesada (Vladimir), 27 años sirvió a la patria dentro de las filas de la contrarrevolución, cumplió misiones complejas, fue “hombre de confianza” de los yanquis, estuvo cerca de los más connotados líderes mercenarios.
Ambos, han continuado en batalla, en estos cinco años no han dejado de luchar junto a su gente, a su pueblo, Emilio fue Delegado del Poder Popular en su circunscripción, Mosiés es Delegado a la Asamblea Provincial del Poder Popular en La Habana, combaten, participan, dan charlas, imparten conferencias, se reunen y debaten con los más jóvenes, sin descanso, sin detenerse, con un espiritu y una entrega tan o más grande que cuando eran agentes de la Seguridad. No viven de glorias pasadas, no tienen privilegios, el orgullo mayor de los dos es saber que fueron y son dignos hijos de Cuba. Soldados de la Revolución.
No quería dejar que este día pasara como uno más, sin rendir homenaje a mis compañeros, lo que escribo no es alabanza vana, es sincera admiración, cariño de compañero, así que les pido a ustedes, los que siguen este blog, que diculpen cualquier adjetivo demás o de menos al escribir sobre personas que me son muy cercanas, no es vanidad lo que quiero en este post, es un estrechón de manos para ellos dos y para todos los que combaten desde el silencio, los que nunca saldrán en la televisión, lo que no tendran la oportunidad de mostrar su rostro al enemigo y retarles, a todos aquellos, que, cómo dijo Fidel, (FIDEL, con mayúsculas y no Castro o los Castro como dicen los enemigos de la Revolución en su intento por separar el amor y fidelidad de su pueblo al nombre, al símbolo) Fidel como le decimos los cubanos patriotas, como dijo Fidel esos hombres y mujeres hacen el más grande sacrificio que un ser humano pueda hacer, el sacrificio aparente de su honor y que en Cuba son miles, cientos de miles, millones dispuestos a morir antes que se esclavos y que viven la convicción de que Cuba no será colonia nunca más, de nadie.
No importa que el dinero deslumbre a algunos, que personas de alma débil y quebradiza apuesten por regresar al pasado, no importa que existan personas con espíritu de cipayos, esclavos por vocación, no importa que adultos con cabeza de chorlito se crean el cuento de las telenovelas y las series de televisión del enemigo, como los ratones del cuento marchan tras el sonido de la flauta camino al abismo, no importa que algunos de mente colonizada añoren vivir bajo la férula de las barras y las estrellas, nuestro compromiso es luchar y vencer, por nuestros hijos, por nuestro nietos, no tendrémos quizás fortuna que legarles, no tendrémos quizas, aunque luchamos por lograrlo, la properidad que para ellos aspiramos, pero queremos entregarles la espada invicta de Baraguá, la riqueza de nuestro idioma y nuestras costumbres, la herencia de un pueblo que no sabe vivir de rodillas.
Gracias Emilio y Vladimir, gracias hermanos, que tengan un feliz domingo junto a las personas que aman. Un abrazo a todos.
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