Por Arthur González/ El Heraldo Cubano
Mentir está en contra de los cánones morales de muchas personas y está específicamente prohibido, al ser considerado en muchas religiones como un pecado capital.
De acuerdo con su definición, la mentira es el acto de la simulación o de fingir, en espera de que los oyentes o lectores la crean, de forma que se oculte la realidad en forma parcial o total.
Eso es precisamente lo que ejecutan cotidianamente Yoani Sánchez y su esposo, a través del diario digital 14yMedio, creado y financiado por los especialistas en subversión de la CIA, para distorsionar la realidad de Cuba.
El colmo de sus mentiras lo plasmaron en un artículo sobre las biblias en Cuba, introduciendo, cual mejunje, diversos aspectos sobre el tema religioso, que finalmente dicen y contradicen.
Para aquellos que afirman que la isla vive una coartada libertad religiosa, basta con mirar hacia la comunidad creyente en Cuba para darse cuenta de esa mentira que tiene fines subversivos.
Hoy acuden muchos más fieles que hace 50 años a las misa y cultos, a diferentes templos de centenares de denominaciones religiosas, incluida la católica que es la más antigua de todas por haber sido introducida durante la conquista de América, pues las iglesias protestantes fueron insertadas en Cuba en 1898 por los estadounidenses al intervenir en la guerra hispano cubana.
Aunque el libelo 14yMedio pretenda asegurar que la biblia no pudo ser introducida en Cuba hasta el 2014, la verdad se abre sola su camino, porque a la isla arriban anualmente cargamentos con miles de ejemplares de ese importante libro, que no solo leen los creyentes, al ser considerado un documento histórico de amplia repercusión mundial.
Iglesias presbiterianas, episcopal o anglicana, metodistas, los cuáqueros, discípulos y bautistas, hasta adventistas del séptimo día, el ejército de la salvación y la Iglesia luterana, pentecostales y muchas más, reciben anualmente de sus iglesias madres, casi todas radicadas en Estados Unidos, cargamentos de biblias, a los que se le suman las que traen personalmente cientos de religiosos en sus visitas a Cuba.
En todos los templos de la Isla se puede obtener un ejemplar y además es leída en cada misa y culto de todas las iglesias cubanas, hasta en los lugares más recónditos de las montañas.
En las iglesias católicas se venden las biblias y en las protestantes se regalan, siendo la diferencia de actuación de unas y otras, pues la iglesia católica afirma no disponer del mismo financiamiento que las protestantes, las que reciben de sus iglesias madres norteamericanas cientos de miles de dólares anuales, siendo esto una de las causas del aumento de su feligresía.
Resulta muy evidente el interés de las iglesias norteamericanas de fortalecer su presencia entre los cubanos, como forma de competencia ideológica con los comunistas o ateos. De ahí que la American Bible Society tiene como objetivo suministrar 400 mil biblias a los cubanos y hasta la fecha ya ha exportado a la Isla unos 60 mil ejemplares, llevando a cabo en los Estados Unidos un proceso de recaudación para alcanzar los 5 millones de dólares, con el fin de lograr su meta.
Un vivo ejemplo de lo que desea conseguir fue la llegada al puerto de La Habana en el año 2014, de tres contenedores con 83 mil 723 biblias para ser distribuidas, solo por las iglesias bautistas.
Todo eso es prueba irrebatible de la libertad religiosa en Cuba, a pesar de que algunos movimientos religiosos no reconocidos legalmente digan lo contrario, cuando son combatidas sus violaciones a las leyes vigentes, incluida la construcción de edificaciones sin las autorizaciones que deben solicitar los ciudadanos u organizaciones, fabricando campañas mediáticas con el fin de simular o fingir una situación, en espera de que los oyentes o lectores les crean, ocultando la realidad en forma parcial o total.
Ante acciones fingidas como estas, José Martí escribió los siguientes versos:
“¿Por qué, con tanto rigor, / Cuando a un casto bien se aspira. / Ha de ser vil la mentira / Forma fatal del pudor?
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