Por Arthur González
Esos que acusan a Cuba de violar los derechos humanos, siguiendo órdenes de la mafia anticubana de Miami, demuestran que son capaces de vender hasta sus sentimientos por obtener unos dólares más.
Uno de los casos más execrables es el de Rosa María Payá Acevedo y su madre Ofelia Acevedo, hija y viuda del asalariado Oswaldo Payá Sardiñas, muerto en un accidente de tránsito en una carretera del oriente cubano, en el año 2012.
Rosa María y su madre, en entrevista sostenida con diplomáticos estadounidenses acreditados en La Habana, (según amigos de la familia se efectuó fuera de los locales oficiales), aceptaron obtener un visado como refugiados políticos para todo el nucleó familiar, a cambio de iniciar una campaña internacional contra el gobierno cubano, responsabilizándolo de la muerte de Payá Sardiñas.
Sin pensarlo dos veces ambas aceptaron, y la prueba irrefutable de ese acuerdo fue la inmediatez con que le fueron entregadas las visas, sin tener antecedentes de persecución política, pues Rosa María y sus hermanos culminaron sus estudios universitarios sin ser molestados, mientras connotados ex reclusos contrarrevolucionarios tienen que esperar años para obtenerlas.
Desde su llegada a Miami, Rosa María fue montada en un avión para recorrer Europa y contar su historia, con una preparación teatral que demuestra su ausencia de sentimientos, al afirmar con alevosía que el verdadero autor de la muerte de su padre era inocente, a pesar de que el embajador de España y el cónsul general en la Isla, presenciaron el juicio seguido contra el homicida Ángel Carromero, miembro de la juventud del Partido Popular.
Carromero arribó a Cuba enviado por Esperanza Aguirre, alta dirigente del Partido Popular español en Madrid, para entregarle un alta suma de dinero a la contrarrevolución interna cubana y fue Oswaldo Payá, junto a otro asalariado nombrado Harold Cepero, quienes se dispusieron a repartir el dinero por todo el país, hecho que prueba el carácter asalariado de los llamados “disidentes”.
El españolito en cuestión es adicto a las velocidades, por lo cual le fue retirada su licencia de conducir en España; y durante el recorrido por las carreteras cubanas, se salió de la senda y fue a dar contra un árbol, con la consecuente muerte de ambos contrarrevolucionarios. Como copiloto viajaba otro joven de nacionalidad sueca, Aron Modig, pero ambos salieron ilesos.
Rosa María intentó involucrar al gobierno de España en su patraña, pero sus autoridades la remitieron a los fiscales para que fuera la justicia quien decidiera sobre tal acusación. El resultado fue aplastante, los letrados declararon que no habían pruebas y que Carromero estaba correctamente juzgado.
La apelación que interpuso también fue respondida con igual dictamen y aunque el parlamento europeo escuchó sus argumentos tejidos en Miami, tampoco movió un dedo para ejecutar una investigación contra Cuba; todo ha quedado en las campañas mediáticas que sufragan los miembros de la mafia anticubana, entre ellos el senador republicano Marco Rubio y los representantes Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart.
Ahora ante el temor de que la Casa Blanca suavice algunas medidas del Bloqueo Económico contra Cuba y las posiciones asumidas a favor de su eliminación en el Congreso, quienes han hecho carrera política con mentiras y tergiversaciones contra la Revolución, andan pataleteando con el fin de demorar lo que la mayoría entiende que es una política obsoleta y fracasada.
Para intentar conmover algunos corazones de buenas personas que desconocen la verdad, la mafia de Miami se ha gastado miles de dólares en sufragar un tempestivo viaje de Rosa María a Ginebra, a fin de que participara en un evento organizado por la ONG UN Watch, donde volvió a repetir lo que ni ella misma se cree, en demostración de su carencia de sentimientos.
Un hecho probatorio de lo que pretenden esconder detrás del guion construido sobre la muerte de Oswaldo, fueron sus afirmaciones de que “el aperturismo de Estados Unidos hacia Cuba es un fraude” y para reforzar aún más el verdadero objetivo de ese viaje, expresó lo mismo que dicen sus padrinos de Miami:
“Estados Unidos y la Unión Europea creen que -con las relaciones diplomáticas- la gente en Cuba volverá a tomar el control, pero la ausencia de derechos humanos ha impedido a los cubanos hacerse cargo de ellos mismos”.
Triste papel el de esa joven que aprovechó la muerte de su padre para obtener mucho dinero y protagonismo político en Miami, lo que le ha permitido vivir cómodamente, viajar por el mundo con todos los gastos pagados y relacionarse con altas personalidades para seguir la misma carrera que desarrollaron esos congresistas miembros de la mafia anticubana radicada en Miami.
La lucha por mantener una política que no ha dado resultados es muy fuerte entre los mafiosos que viven hace 57 años de su enfrentamiento contra la Revolución, pero como afirmó la Casa Blanca en su comunicado del 17.12.2014:
“…las décadas de aislamiento a Cuba por parte de Estados Unidos no han conseguido nuestro perdurable objetivo de promover el surgimiento de una Cuba estable, próspera y democrática… restringió nuestra capacidad para influenciar el curso de los acontecimientos en el hemisferio occidental, e imposibilitó el uso de toda una gama de medidas que Estados Unidos puede utilizar para promover un cambio positivo en Cuba”.
El tiempo se les acaba, y a pesar de las falsedades y tergiversaciones sobre la Revolución, la decisión del cambio de estrategia está tomada y en ella no caben los mafiosos.
El tiempo se les acaba, y a pesar de las falsedades y tergiversaciones sobre la Revolución, la decisión del cambio de estrategia está tomada y en ella no caben los mafiosos.
Muy actuales son las palabras de José Martí cuando dijo:
“Si el sentimiento pudiera obrar sin que la infamia lo infestara…. el mundo sería feliz”.