Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

lunes, 1 de febrero de 2016

Diez días en las entrañas del imperio (tercera parte)

Durante 4 horas y 29 minutos, su improvisado y brillante discurso se escuchó en el Salón Plenario de la Organización de Naciones Unidas. Foto: Archivo
LA VOZ DE LOS PUEBLOS LATINOAMERICANOS SE ESCUCHÓ EN LA ONU
Tras ocho días de estancia en Nueva York, el lunes 26 de septiembre de 1960, a las 2:40 de la tarde, Fidel Castro arribó a la entrada principal del edificio de las Naciones Unidas vistiendo su inconfundible traje de campaña.
Esa tarde haría su primera intervención ante la ONU.
 
CUBA SIEMPRE HA ESTADO DISPUESTA A DISCUTIR SUS PROBLEMAS
Fidel comenzó su intervención diciendo: “Aunque nos han dado fama de que hablamos extensamente, no deben preocuparse. Vamos a hacer lo posible por ser breves y exponer lo que entendemos nuestro deber exponer aquí. Vamos a hablar también despacio, para colaborar con los intérpretes. Algunos pensarán que estamos muy disgustados por el trato que ha recibido la delegación cubana. No es así. Nosotros comprendemos perfectamente el porqué de las cosas. Por eso no estamos irritados ni nadie debe preocuparse de que Cuba pueda dejar de poner también su granito de arena en el esfuerzo para que el mundo se entienda. Eso sí, nosotros vamos a hablar claro”.*
Fidel se refirió a varios de los incidentes ocurridos en esos días, respaldados por las campañas sistemáticas contra Cuba, y por la complicidad de las autoridades estadounidenses y que incluyeron hasta el trágico hecho que dio lugar a la muerte de una niña.
Seguidamente, hizo el recuento de cómo llegó a ser Cuba una colonia de Estados Unidos; los años de lucha de los cubanos por alcanzar su independencia; lo que encontró la Revolución al llegar al poder; y la alternativa del Gobierno Revolucionario ante esa situación. Asimismo, recordó la contribución del gobierno de Estados Unidos a la dictadura batistiana.
Más adelante, dio a conocer cuáles habían sido los primeros pasos del Gobierno Revolucionario una vez alcanzado el poder: rebaja de los alquileres, restablecimiento de los precios de los servicios telefónicos, la rebaja de las tarifas eléctricas y, sobre to­do, se detuvo en el significado de la Ley de Reforma Agraria.
“Sin reforma agraria, nuestro país no habría podido dar el primer paso hacia el desarrollo. Y, efectivamente, dimos ese paso: hicimos una reforma agraria. ¿Era radical? Era una reforma agraria radical. ¿Era muy radical? No era una reforma agraria muy radical. Hicimos una reforma agraria ajustada a las necesidades de nuestro desarrollo, ajustada a nuestras posibilidades de desarrollo agrícola. Es decir, una reforma agraria que resolviera el problema de los campesinos sin tierra, que resolviera el problema de los abastecimientos de aquellos alimentos indispensables, que resolviera el tremendo desempleo en el campo, que pusiera fin a aquella miseria espantosa que habíamos encontrado en los campos de nuestro país. […] ¿Qué nos planteó el Departamento de Estado norteamericano, como aspiraciones de sus intereses afectados? Tres cosas: el pronto pago..., “pago pronto, eficiente y justo”. ¿Ustedes entienden ese idioma? “Pago pronto, eficiente y justo”. Eso quiere decir: “Pago ahora mismo, en dólares y lo que nosotros pidamos por nuestras fincas. […]  Nosotros no confiscábamos las tierras; noso­tros, simplemente, proponíamos pagarlas en 20 años, y de la única manera en que podíamos pagarlas: en bonos, que ha­brían de vencer a los 20 años; que cobraban el cuatro y medio por ciento de intereses y que se irían amortizando año por año”.
A continuación, el líder revolucionario expuso cómo comenzaron las amenazas contra nuestra cuota azucarera y cómo ha­bían comenzado los bombardeos sobre los centrales azucareros y otras acciones terroristas procedentes de Estados Uni­dos, causando muertos, heridos y destrucciones materiales. Ade­más, recordó las agresiones económicas y los intentos que Cuba ha hecho en el seno de la OEA para condenarlas.
Tras detallar los logros alcanzados en 20 meses, invitó a cualquier miembro de las Naciones Unidas o periodista para que vi­site a Cuba “pues allí no se le cierra las puertas a nadie, y vean con sus propios ojos la realidad cubana”.
Fidel reiteró la necesidad de que la ONU esté bien informada de los acontecimientos provocados por Estados Unidos contra Cuba, y ratificó que “el gobierno de Cuba siempre ha estado dispuesto a discutir sus problemas con el gobierno de Estados Unidos, pero el gobierno de Estados Unidos, no ha querido discutir sus problemas con Cuba”.
DESAPAREZCA LA FILOSOFÍA DEL DESPOJO
Luego, el jefe de la Revolución Cubana abordó los problemas que preocupan a otros pueblos del mundo. Como una fórmula que acabe con la explotación de los pueblos y con las guerras, Fidel expresó: “El quid de la paz y de la guerra, el quid de la carrera armamentista o del desarme. Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas. ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!”.
Al retomar las propuestas hechas por varias delegaciones en sus intervenciones, Fidel dejó constancia de la opinión de Cuba ante cada problemática y, especialmente, se detuvo en la lucha por la paz: “Nos queda un punto que, según hemos leído en algunos periódicos, iba a ser uno de los puntos de la delegación cubana, y era lógico, el problema de la República Popular China. […] Aquí han ingresado, en los años recientes, numerosos países. Es negar la realidad de la historia, y negar la realidad de los hechos y de la vida misma, el oponerse aquí a la discusión de los derechos de la República Popular China; es decir, del 99 % de los habitantes de un país de más de 600 millones de habitantes a estar representados aquí. Es sencillamente un absurdo, un ridículo, que ni siquiera se discuta ese problema”.

NOSOTROS NO PODEMOS SER ENEMIGOS DEL PUEBLO NORTEAMERICANO
Otro tema de sumo interés aborda Fidel cuando se refiere a cómo, maliciosamente, se intenta tergiversar la opinión pública presentando a los revolucionarios como agresores y enemigos, y afirma: “Nosotros no podemos ser enemigos del pueblo norteamericano, porque hemos visto norteamericanos como Car­leton Beals, o como Waldo Frank, a ilustres y distinguidos intelectuales como ellos, salírseles las lágrimas pensando en los errores que se cometen, en la falta de hospitalidad que particularmente se cometió con nosotros”. Y precisa: “En muchos norteamericanos, los más humanos de los escritores, los más progresistas de sus escritores, los más valiosos de sus escritores, veo la nobleza de los primeros dirigentes de este país […]  Lo digo sin demagogia, con la sincera admiración que sentimos por aquellos que un día supieron liberar a su pueblo de su colonia y luchar, no para que hoy su país fuese el aliado de todos los reaccionarios del mundo, el aliado de todos los gánsteres del mundo, el aliado de los latifundistas, de los monopolios, de los explotadores, de los militaristas, de los fascistas”.
Por último, Fidel expuso la esencia de la Declaración de La Habana, para que los delegados conocieran cuál era la línea del Gobierno Revolucionario de Cuba.
Su intervención concluyó a las 8:15 de la noche con una prolongada ovación.
Un diplomático latinoamericano comentó: “Por primera vez, la voz de los pueblos latinoamericanos se escuchó en la ONU”.

* Todas las citas del discurso fueron tomadas del periódico Re­volución, 27 de septiembre de 1960.

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