“Hemos
convocado a las 81 000 delegaciones de base en el país a ampliar los
espacios de diálogo para que ellas digan cuáles son sus intereses,
perspectivas, cómo se sienten mejor representadas con la organización de
la que formamos parte”, refirió la secretaria general de la FMC
Hay en Cuba más mujeres que hombres. El último censo de población y
viviendas mostraba una relación de masculinidad de 995 hombres por cada 1
000 mujeres. Pero, y las féminas, que son entonces mayoría ¿cuánto han
logrado avanzar en cuanto a igualdad de derechos y oportunidades? Demos
un rápido vistazo a algunas cifras:
En el sector estatal civil el 48 % de la fuerza laboral es femenina. El 66 % de la fuerza técnica y profesional del país son mujeres mientras que estas representan el 80 % de la fuerza técnica y profesional de los ocupados en la economía. Son el 31 % de los trabajadores por cuenta propia y el 53 % de las personas que están hoy en las cooperativas no agropecuarias. Ellas son el 60 % del personal médico cubano, y el 64 % de los profesionales que cumplen misión internacionalista.
Sepa usted que el 80 % de las juezas del país son mujeres, así como el 35 % de las delegadas del Poder Popular. En las asambleas municipales un 50,6 % de féminas ocupa el cargo de presidenta y vicepresidenta. Tenemos nueve ministras, mientras que representan el 42 % del Consejo de Estado.
Es evidente que estos números, sin dejarnos seducir por ellos, nos hablan de que hemos avanzado muchísimo, comenta a Granma Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), organización que celebra su aniversario 55. Y de inmediato agrega: “Todavía es posible y necesario seguir haciéndolo porque los desafíos son múltiples y nuestra mayor fortaleza para saber qué necesitan y demandan las mujeres es el trabajo en las comunidades“.
TIEMPO DE RENOVACIÓN
La FMC es una organización que llega a sus 55 años dispuesta a renovarse y fortalecerse. “Hemos convocado a las 81 000 delegaciones de base en el país a ampliar los espacios de diálogo para que ellas digan cuáles son sus intereses, perspectivas, cómo se sienten mejor representadas con la organización de la que formamos parte”, refirió la secretaria general.
“Es un proceso que se articula con la continuidad de los objetivos de la FMC de defender los derechos de nuestras mujeres; con las necesidades de estos tiempos donde debemos realizar una labor más diferenciada, fortalecer el trabajo en las comunidades en alianza con el resto de los organismos y con métodos de convocatoria más atractivos, que de verdad motiven a esas mujeres que ya tienen empleos, nivel educacional, autonomía, a seguir fortaleciendo su desarrollo”.
Para Amarelle Boué, es tiempo de educar también a las más jóvenes federadas en no asumir como natural lo que hemos logrado hasta hoy porque es el resultado de muchas batallas para que ellas sigan avanzando en la igualdad de oportunidades y posibilidades.
“¿Cuál es la mayor insatisfacción que tenemos? Pues que en no todas las comunidades hay un funcionamiento adecuado de la federación. Es hoy un reto incorporar a las jóvenes a las direcciones de base y que en su proyecto de vida esté también responsabilidad desde el activismo. No obstante, que el 90 % de las mujeres cubanas mayores de 14 años sean federadas por voluntad propia habla de la capacidad de convocatoria y movilización de la FMC para lograr que la mujer siga participando de la vida económica, social y política del país”.
“El trabajo integrado de la federación con los diferentes ministerios es otra de las conquistas de esta organización para retroalimentarse del estado de pensamiento e intereses de las mujeres. No hay una sola política pública que se apruebe sin que se tenga en cuenta la opinión de la FMC, por tanto la de las mujeres cubanas. Como nuestra organización está estructurada en todo el país, ello nos permite comprobar el cumplimiento de esas políticas y también promover modificaciones si fuese necesario”, explicó.
NUEVOS ESCENARIOS, MAYORES RETOS
“La familia cubana al calor de la actualización del modelo económico del país se ha transformado y ha asumido nuevos desafíos. Hoy vemos familias que funcionan, por ejemplo, como unidad productiva; y en estos nuevos escenarios, es preciso fortalecer el trabajo por cuenta propia y las nuevas formas de gestión sin ningún estigma, pero tratando de que prevalezcan los valores de solidaridad, amor, convivencia y respeto”, comentó Teresa Amarelle a este rotativo ante la interrogante de qué rol juegan las mujeres en el nuevo entramado económico de la nación.
“Desde el propio Centro de Estudios de la Mujer estamos investigando cómo se comporta el papel de la mujer en estas nuevas formas económicas, pero también nos nutrimos de investigaciones de otras instituciones que nos sirven en la toma de decisiones. Con el amplio voluntariado monitoreamos y hacemos auditorías sociales en muchas de las formas que están apareciendo, para evitar que la mujer sea discriminada, cuidar que cumpla con el horario de trabajo que le corresponde, esto y el intercambio con las trabajadoras sobre cómo no admitir que se pierdan en este nuevo sector las conquistas logradas, es esencial”, señaló.
La entrevistada refirió que en ocasiones existe el falso concepto de trabajar 10 o 12 horas sin tomar el descanso, cuando incluso el Código de trabajo en nuestro país precisamente protege además a este sector no estatal. “En Cuba no es un sector informal para nada, tiene derechos y oportunidades como mismo las tienen los trabajadores del sector estatal. Hay que evitar que las mujeres sean discriminadas y se les respete el derecho a la maternidad, por ejemplo. En este punto hemos avanzado mucho en la capacitación desde las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia a las trabajadoras de este sector, con la ayuda de la ONAT y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social”.
Entre los problemas que han sido identificados, la secretaria general de la FMC refirió, por ejemplo, el hecho de que en algunos lugares los propietarios de los negocios quieran emplear solamente a mujeres jóvenes, y las que no lo son tengan que asumir otro tipo de labores. “Tenemos que seguir incorporándonos a estos nuevos empleos, pero con todas las garantías que el Estado ha promovido para las trabajadoras y trabajadores que hoy están aportando también a la economía del país desde el sector no estatal”.
POR UNA CULTURA DE IGUALDAD
“Los 55 años de federación y 57 de Revolución —que en su programa de desarrollo integral siempre tuvo en cuenta la emancipación de las mujeres— no son suficientes para eliminar estereotipos y rasgos de una cultura patriarcal que ha existido siempre en la sociedad. El hecho de que las mujeres hayan avanzado de la forma que se ha hecho y aprovechado las muchas oportunidades que se les ha brindado no basta para poder lograr esa cultura de la igualdad que está recogida en los objetivos de trabajo de la conferencia del Partido”, dijo.
“Aun cuando existe en Cuba un programa de igualdad concreto, palpable, desde la propia Constitución, que elimina la discriminación; cuando las políticas que se aplican son para hombres y mujeres por igual, no cabe duda que las mujeres tenemos intereses particulares que hay que seguir abordando”.
“Por ejemplo, aunque institucionalmente en Cuba existe igualdad de derechos y oportunidades todavía en algunos lugares aparece alguien que dice ‘no te puedo contratar porque estás embarazada’, cuando en el país existen reglamentaciones, leyes, para la protección a la maternidad de la mujer trabajadora”.
Recordó Amarelle, que incluso el Decreto 234 de la Maternidad de la Trabajadora incorporó desde el año 2003 a los hombres. “Sin embargo cuando un hombre en un centro de trabajo pide todavía la licencia postnatal para poder dedicarse al cuidado de los hijos no siempre se le autoriza. Este es un derecho que él tiene, cuando la familia decide quién debe asumir el cuidado del bebé después que la madre terminó la lactancia materna, y responde a los intereses de la familia y a su propio proyecto de vida. Persisten estereotipos en este sentido de burla o considerarlo más débil, cuando cuidar a un hijo es también aportar a la sociedad”.
Como otro de los retos de las féminas, la entrevistada mencionó el hecho de que aun cuando son mayoría en varios centros de trabajo, falta que estas asuman responsabilidades de dirección muchas veces. “No pocas veces nos estigmatizan por el hecho de tener dos o tres hijos y consideran que no estamos en capacidad de asumir, cuando la vida ha demostrado que sí se puede”.
Otros espacios en los que la FMC trabaja hoy —mencionó la secretaria general— están relacionados con la violencia de género, intrafamiliar y la violencia simbólica que refleja a la mujer como objeto sexual y al hombre como violento; con el hecho de avanzar cada vez más puertas adentro del hogar donde aún persisten contradicciones con los logros alcanzados en el espacio público. “Somos una organización de mujeres, para las mujeres, pero que ha tenido a la familia en el centro de su trabajo”.
Nuestras luchas, dijo, son las que impone la sociedad cubana hoy, y trabajamos con el espíritu de lo que Fidel llamara “las luchas de Vilma”, que siempre tuvo la visión al frente de esta organización de darse cuenta dónde quedaban las vulnerabilidades para continuar la lucha por la igualdad. “La fortaleza más importante que tiene la federación es que las mujeres fueron protagonistas de toda la construcción social del país y de todo lo que hizo la federación, y Vilma así lo concebía. De beneficiarias pasaron a ser protagonistas de nuestro desarrollo individual. Ahí está hoy el mayor reto, que las mujeres de hoy quieran tanto a su organización y la defiendan como esas fundadoras.
En el sector estatal civil el 48 % de la fuerza laboral es femenina. El 66 % de la fuerza técnica y profesional del país son mujeres mientras que estas representan el 80 % de la fuerza técnica y profesional de los ocupados en la economía. Son el 31 % de los trabajadores por cuenta propia y el 53 % de las personas que están hoy en las cooperativas no agropecuarias. Ellas son el 60 % del personal médico cubano, y el 64 % de los profesionales que cumplen misión internacionalista.
Sepa usted que el 80 % de las juezas del país son mujeres, así como el 35 % de las delegadas del Poder Popular. En las asambleas municipales un 50,6 % de féminas ocupa el cargo de presidenta y vicepresidenta. Tenemos nueve ministras, mientras que representan el 42 % del Consejo de Estado.
Es evidente que estos números, sin dejarnos seducir por ellos, nos hablan de que hemos avanzado muchísimo, comenta a Granma Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), organización que celebra su aniversario 55. Y de inmediato agrega: “Todavía es posible y necesario seguir haciéndolo porque los desafíos son múltiples y nuestra mayor fortaleza para saber qué necesitan y demandan las mujeres es el trabajo en las comunidades“.
TIEMPO DE RENOVACIÓN
La FMC es una organización que llega a sus 55 años dispuesta a renovarse y fortalecerse. “Hemos convocado a las 81 000 delegaciones de base en el país a ampliar los espacios de diálogo para que ellas digan cuáles son sus intereses, perspectivas, cómo se sienten mejor representadas con la organización de la que formamos parte”, refirió la secretaria general.
“Es un proceso que se articula con la continuidad de los objetivos de la FMC de defender los derechos de nuestras mujeres; con las necesidades de estos tiempos donde debemos realizar una labor más diferenciada, fortalecer el trabajo en las comunidades en alianza con el resto de los organismos y con métodos de convocatoria más atractivos, que de verdad motiven a esas mujeres que ya tienen empleos, nivel educacional, autonomía, a seguir fortaleciendo su desarrollo”.
Para Amarelle Boué, es tiempo de educar también a las más jóvenes federadas en no asumir como natural lo que hemos logrado hasta hoy porque es el resultado de muchas batallas para que ellas sigan avanzando en la igualdad de oportunidades y posibilidades.
“¿Cuál es la mayor insatisfacción que tenemos? Pues que en no todas las comunidades hay un funcionamiento adecuado de la federación. Es hoy un reto incorporar a las jóvenes a las direcciones de base y que en su proyecto de vida esté también responsabilidad desde el activismo. No obstante, que el 90 % de las mujeres cubanas mayores de 14 años sean federadas por voluntad propia habla de la capacidad de convocatoria y movilización de la FMC para lograr que la mujer siga participando de la vida económica, social y política del país”.
“El trabajo integrado de la federación con los diferentes ministerios es otra de las conquistas de esta organización para retroalimentarse del estado de pensamiento e intereses de las mujeres. No hay una sola política pública que se apruebe sin que se tenga en cuenta la opinión de la FMC, por tanto la de las mujeres cubanas. Como nuestra organización está estructurada en todo el país, ello nos permite comprobar el cumplimiento de esas políticas y también promover modificaciones si fuese necesario”, explicó.
NUEVOS ESCENARIOS, MAYORES RETOS
“La familia cubana al calor de la actualización del modelo económico del país se ha transformado y ha asumido nuevos desafíos. Hoy vemos familias que funcionan, por ejemplo, como unidad productiva; y en estos nuevos escenarios, es preciso fortalecer el trabajo por cuenta propia y las nuevas formas de gestión sin ningún estigma, pero tratando de que prevalezcan los valores de solidaridad, amor, convivencia y respeto”, comentó Teresa Amarelle a este rotativo ante la interrogante de qué rol juegan las mujeres en el nuevo entramado económico de la nación.
“Desde el propio Centro de Estudios de la Mujer estamos investigando cómo se comporta el papel de la mujer en estas nuevas formas económicas, pero también nos nutrimos de investigaciones de otras instituciones que nos sirven en la toma de decisiones. Con el amplio voluntariado monitoreamos y hacemos auditorías sociales en muchas de las formas que están apareciendo, para evitar que la mujer sea discriminada, cuidar que cumpla con el horario de trabajo que le corresponde, esto y el intercambio con las trabajadoras sobre cómo no admitir que se pierdan en este nuevo sector las conquistas logradas, es esencial”, señaló.
La entrevistada refirió que en ocasiones existe el falso concepto de trabajar 10 o 12 horas sin tomar el descanso, cuando incluso el Código de trabajo en nuestro país precisamente protege además a este sector no estatal. “En Cuba no es un sector informal para nada, tiene derechos y oportunidades como mismo las tienen los trabajadores del sector estatal. Hay que evitar que las mujeres sean discriminadas y se les respete el derecho a la maternidad, por ejemplo. En este punto hemos avanzado mucho en la capacitación desde las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia a las trabajadoras de este sector, con la ayuda de la ONAT y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social”.
Entre los problemas que han sido identificados, la secretaria general de la FMC refirió, por ejemplo, el hecho de que en algunos lugares los propietarios de los negocios quieran emplear solamente a mujeres jóvenes, y las que no lo son tengan que asumir otro tipo de labores. “Tenemos que seguir incorporándonos a estos nuevos empleos, pero con todas las garantías que el Estado ha promovido para las trabajadoras y trabajadores que hoy están aportando también a la economía del país desde el sector no estatal”.
POR UNA CULTURA DE IGUALDAD
“Los 55 años de federación y 57 de Revolución —que en su programa de desarrollo integral siempre tuvo en cuenta la emancipación de las mujeres— no son suficientes para eliminar estereotipos y rasgos de una cultura patriarcal que ha existido siempre en la sociedad. El hecho de que las mujeres hayan avanzado de la forma que se ha hecho y aprovechado las muchas oportunidades que se les ha brindado no basta para poder lograr esa cultura de la igualdad que está recogida en los objetivos de trabajo de la conferencia del Partido”, dijo.
“Aun cuando existe en Cuba un programa de igualdad concreto, palpable, desde la propia Constitución, que elimina la discriminación; cuando las políticas que se aplican son para hombres y mujeres por igual, no cabe duda que las mujeres tenemos intereses particulares que hay que seguir abordando”.
“Por ejemplo, aunque institucionalmente en Cuba existe igualdad de derechos y oportunidades todavía en algunos lugares aparece alguien que dice ‘no te puedo contratar porque estás embarazada’, cuando en el país existen reglamentaciones, leyes, para la protección a la maternidad de la mujer trabajadora”.
Recordó Amarelle, que incluso el Decreto 234 de la Maternidad de la Trabajadora incorporó desde el año 2003 a los hombres. “Sin embargo cuando un hombre en un centro de trabajo pide todavía la licencia postnatal para poder dedicarse al cuidado de los hijos no siempre se le autoriza. Este es un derecho que él tiene, cuando la familia decide quién debe asumir el cuidado del bebé después que la madre terminó la lactancia materna, y responde a los intereses de la familia y a su propio proyecto de vida. Persisten estereotipos en este sentido de burla o considerarlo más débil, cuando cuidar a un hijo es también aportar a la sociedad”.
Como otro de los retos de las féminas, la entrevistada mencionó el hecho de que aun cuando son mayoría en varios centros de trabajo, falta que estas asuman responsabilidades de dirección muchas veces. “No pocas veces nos estigmatizan por el hecho de tener dos o tres hijos y consideran que no estamos en capacidad de asumir, cuando la vida ha demostrado que sí se puede”.
Otros espacios en los que la FMC trabaja hoy —mencionó la secretaria general— están relacionados con la violencia de género, intrafamiliar y la violencia simbólica que refleja a la mujer como objeto sexual y al hombre como violento; con el hecho de avanzar cada vez más puertas adentro del hogar donde aún persisten contradicciones con los logros alcanzados en el espacio público. “Somos una organización de mujeres, para las mujeres, pero que ha tenido a la familia en el centro de su trabajo”.
Nuestras luchas, dijo, son las que impone la sociedad cubana hoy, y trabajamos con el espíritu de lo que Fidel llamara “las luchas de Vilma”, que siempre tuvo la visión al frente de esta organización de darse cuenta dónde quedaban las vulnerabilidades para continuar la lucha por la igualdad. “La fortaleza más importante que tiene la federación es que las mujeres fueron protagonistas de toda la construcción social del país y de todo lo que hizo la federación, y Vilma así lo concebía. De beneficiarias pasaron a ser protagonistas de nuestro desarrollo individual. Ahí está hoy el mayor reto, que las mujeres de hoy quieran tanto a su organización y la defiendan como esas fundadoras.
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