Ahora que la llegada de turistas a Cuba
crece a ritmos sin precedentes, alentado por el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas del país con Estados Unidos, una pregunta gana
espacio en la agenda mediática.
¿Podrá la industria turística cubana asimilar “la ola” de visitantes que se espera?Tras lograr en 2014 la cifra récord de tres millones de viajeros, los reportes iniciales de 2015 son halagüeños.
Según datos oficiales, más de dos millones de vacacionistas vinieron al país antillano de enero a julio, lo que representó un 15.9 por ciento de incremento.
Cálculos preliminares indican que esa tendencia continuará en ascenso y se estima un cierre de año muy cercano a los cuatro millones de visitantes internacionales, tomando en cuenta el escenario actual, al que el flujo proveniente de EE.UU. tributa cifras que está duplicando lo registrado en períodos precedentes.
Expertos señalan que 88 mil 996 ciudadanos estadounidenses llegaron a territorio antillano durante el primer semestre, y prevén cerca de 150 mil al finalizar diciembre.
No obstante ese “boom” turístico que vive el destino, considerado ya entre los más populares de Centroamérica y el Caribe, no son pocos quienes miran con pesimismo o, al menos, cierta cautela, la capacidad de Cuba para responder a un incremento sustancial e inmediato de turistas foráneos.
En despacho reciente, la agencia de prensa norteamericana AP refería que “un aumento importante en la cantidad de viajeros estadounidenses podría desbordar el sistema y rebasar la capacidad de los cubanos de controlar a estos viajeros (…), los hoteles no van a dar abasto. Y tendrán que acudir al sector privado, lo que es algo bueno”.
Con sólo 90 mil estadounidenses en el año ya es una pesadilla conseguir hotel, expresó a ese medio Collin Laverty, propietario de la agencia Cuba Educational Travel, quien también espera que los cubanos comiencen a invertir en casas de huéspedes, como alternativas a la oferta estatal de alojamientos.
Hay quienes, con probados argumentos, alertan sobre la calidad de los servicios e instalaciones, así como también la preparación del personal que labora en el sector turístico de la Isla, sobre todo, en comparación con lo que proponen destinos bien posicionados en el área como Cancún-Riviera Maya (México) y República Dominicana.
Para otros, una suspicaz visión sobre el progreso actual y futuro del renglón comienza a despejarse.
“A tono con los cambios que emprende la Antilla Mayor para acelerar sus tasas de crecimiento económico, la industria turística ha definido y puesto en ejecución un extensivo Plan de Desarrollo hasta 2030”, aseguró a la AIN, Alexander Sierra Bouza, director general de Desarrollo del Ministerio de Turismo.
¿Tengo lo que tenía que tener?
Con una capacidad que abraza hoy las 63 mil habitaciones –de los cuales casi el 70 por ciento son cuatro y cinco estrellas–, Cuba continuará las inversiones para sumar nuevos y mejores hospedajes e instalaciones en los próximos años. Las estimaciones indican que en 2020, la Isla contará con más de 85 mil cuartos.Para el Director de Desarrollo, esas son cifras discretas de acuerdo a las potencialidades existentes en el país. “Convencido estoy que en un período de 15 años pudiéramos construir y comercializar más de 200 mil habitaciones”.
El sector no estatal, en esas proyecciones, ocupa un rol clave, como rico complemento a la oferta estatal. En la actualidad, son más de 12 mil las viviendas que seducen al viajero de fuera de fronteras con alojamientos y servicios gastronómicos envidiables.
Sólo en cuanto a la infraestructura habitacional existente en el territorio, podemos “ponernos los guantes” con la competencia regional. Riviera Maya, que recibe poco más de tres millones de turistas al año, no llega a los 50 mil cuartos; mientras que República Dominicana, con más de cinco millones de visitantes, tiene una capacidad hotelera que ronda los 68 mil aposentos, ejemplificó José Luis Perelló, economista y profesor de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana.
Pese a ello, es nuestro rico y bien conservado patrimonio cultural, histórico y natural, lo que nos hace diferente y casi irrepetible en el área, por no decir en toda América, insistió Sierra Bouza.
Cuba atesora en su geografía 253 áreas protegidas, 257 monumentos nacionales, siete sitios declarados por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad, seis Reservas Naturales de la Biósfera y 13 Refugios de Fauna, entre otras múltiples zonas de preferente uso turístico.
Además, está conectada por aire con más de 50 ciudades en todo el mundo, por medio de 36 aerolíneas internaciones que operan hacia los principales polos turísticos de la Isla, entre estos, La Habana, Varadero, Cayo Santa María, Jardines del Rey, Holguín y Santiago de Cuba.
Cuenta a su vez con tres terminales de cruceros, siete marinas internacionales y 39 centros internacionales de buceo, instalaciones en su mayoría inmersas hoy en un fuerte procesos inversionista para reanimar la modalidad náutica en el archipiélago.
Pero lo que tenemos será bien poco, de no lograr y mantener altos estándares de calidad en los servicios, línea fundamental en la estrategia de desarrollo del turismo en aras de alcanzar diferenciación del producto, y tal vez llegar, antes de que muchos lo esperen y sin alardes infundados, a los 10 millones de visitantes en 12 meses.
(Con información de la AIN)
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