En
la plaza de la Revolución en Bayamo, niños, jóvenes y adultos, se
congregaron para ratificar la fidelidad de las nuevas generaciones de
cubanos con el legado patriótico de quien predicara que ¡Morir por la
Patria, es vivir!
En la plaza de la Revolución de la urbe, niños, jóvenes y adultos, se congregaron para ratificar la fidelidad de las nuevas generaciones de cubanos con el legado patriótico de quien predicara que ¡Morir por la Patria, es vivir!
La ceremonia evocó la obra de aquel bayamés ilustre que, nacido en el seno de una acaudalada familia, fue músico, abogado y uno de los líderes iniciadores de la llamada Guerra Grande (1868-1878), aquella contienda fundacional que sentó las bases para combatir la injusticia, y forjó definitivamente los rasgos de la nación, la nacionalidad y la patria cubanas.
El historiador de Bayamo Ludín Fonseca resaltó que Perucho es uno de esos hombres imprescindibles en la historia nacional, de esos que entendieron la necesidad de una verdadera revolución social, lo entregaron todo, y se erigieron cual precedentes inolvidables de cómo debían ser los revolucionarios cubanos.
Según destacó, el engrandecimiento del patricio está en haber sido fundador de la nación cubana y del pensamiento político contemporáneo en la Isla, méritos conquistados con sacrificio, altruismo, honradez y radical pensamiento independentista.
El 20 de octubre de 1868, dijo, vivió uno de sus momentos más emocionantes, cuando el pueblo, enardecido por la toma de Bayamo, estrenó junto a él la letra del futuro Himno Nacional.
Las letras de los himnos nacionales de varios países han sido modificadas porque dejaron de representar sus identidades, sin embargo la marcha guerrera cubana, devenida canto patrio, ha sobrevivido a diferentes regímenes sociales, y diversas situaciones históricas, porque es una obra cultural acabada, significó.
Recordó que en agosto de 1870, encontrándose muy débil de salud, es capturado por tropas españolas y luego fusilado.
Como parte del homenaje, dirigentes gubernamentales de Bayamo, en representación del pueblo de Cuba, colocaron ofrendas florales este lunes ante la estatua del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y el busto de Figueredo (1819-1870), en la explanada que los patriotas llamaron Plaza de la Revolución, tras ocupar la urbe en 1868.
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