Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.

viernes, 14 de agosto de 2015

Una larga historia y un nuevo comienzo

Este edificio de La Habana Vieja funcionó como uno de los cuarteles generales de Estados Unidos en la época de Charles Magoon, gobernador de Cuba durante la segunda intervención militar norteamericana entre 1906 y 1909. Foto: Archivo
Cuando la bandera estadounidense ondee este viernes frente al Malecón de La Habana, de la misma manera que lo hizo nuestra enseña nacional en Washington el pasado 20 de julio, se habrá cerrado un ciclo que inició el 3 de enero de 1961, el día que el presidente Dwight Eisenhower cerró las puertas de una convivencia pacífica con la joven Revolución Cubana.
Pocos podían pensar entonces que pasaría más de medio siglo hasta que otra administración estadounidense las volviera a abrir.
Cuba y Estados Unidos, dos naciones separadas apenas por 90 millas de mar, acumulan una convulsa relación bilateral, incluso si solo se cuenta a partir de la intervención norteamericana en la Guerra de Independencia contra España a finales del siglo XIX.
A partir de ahora avanzan en una nueva etapa hacia la normalización de sus vínculos, tratando de superar una historia de bloqueo económico unilateral y agresiones directas a la pequeña isla caribeña.
No existe referente de lo que serían unos vínculos normales con Estados Unidos, lo que hace aún más difícil el reto, pero los últimos meses han demostrado hasta dónde se puede llegar mediante un diálogo respetuoso y en condiciones de igualdad.
Granma les propone un breve recorrido por momentos y lugares que marcan la presencia diplomática estadounidense durante el último siglo, justo cuando se abre un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales.
Durante la seudorrepública, el embajador de Estados Unidos era una figura tan importante como el propio presidente del país y en algunos casos más. Durante la década del 40, lo que sucedía en el interior de esta embajada, ubicada en la calle Obispo, podía cambiar el rumbo del país. Foto: AP
Los Estados Unidos inauguraron en 1953, en plena dictadura de Batista, su más moderna embajada frente al Malecón habanero, un símbolo de poder e influencia. El edificio fue diseñado por la reconocida firma de arquitectos neoyorquina Harrison & Abramovitz. Foto: Archivo
Ceremonia de izamiento de la bandera de Estados Unidos en la misión de La Habana a finales de los 50 en presencia de Philip W. Bonsal, ultimo embajador en la Isla. FOTO: Foto: Archivo
James Tracy (izquierda), Mike East (centro), y Larry Morris, fueron los tres marines que arriaron la bandera estadounidense el 4 de enero de 1961, pocas horas antes de ser escoltados por milicianas cubanas hasta un ferry en el Puerto de La Habana que los llevó de regreso a su país. Según fuentes diplomáticas estadounidenses, los tres exmarines estarán presentes en la ceremonia de hoy para izar la nueva bandera. Foto: New York Times
Funcionarios estadounidenses abandonan la embajada tras la ruptura de relaciones. Las autoridades cubanas habían denunciado que el lugar se había convertido en un nido de espías para atentar contra el proceso político y social que habían decidido los cubanos. Se les dio 48 horas para reducir el número de funcionarios de más de 300 a 11, la misma cantidad con que contaba la embajada cubana en Washington. Eisenhower, que ya tenía sobre su escritorio la supuesta solución militar al problema —la misma que luego fracasaría en las aguas de Playa Girón— decidió dar un portazo y cortar los vínculos diplomáticos. Su decisión marcaría el próximo medio siglo de relaciones bilaterales hasta el anuncio de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro el pasado 17 de diciembre. Foto: Archivo
El embajador suizo en Cuba Etienne Serra (izq.) recibe en el aeropuerto internacional José Martí, de La Habana, al señor Lyle Lane, primer Jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA) en Cuba. Durante el gobierno del demócrata James Carter se dio una mejoría en las relaciones bilaterales, a pesar de que parte de sus asesores no compartía la visión de cambiar la política hacia Cuba. En su primer año de mandato, se suspendieron los vuelos espías, se restablecieron las conversaciones que fructificaron en el acuerdo pesquero y el de límites marítimos, se autorizaron temporalmente los viajes de estadounidenses a la isla y se establecieron secciones de intereses en ambas capitales. Foto: AP
Wayne Smith (con barba), otro de los primeros jefes de la Sección de Intereses de Washington en la Habana, se convirtió en un apasionado defensor de un acercamiento entre los dos países. Smith estaba en La Habana cuando se arrió la bandera de la embajada en 1961 y será otro de los testigos en verla ondear una vez más este viernes. Foto: Archivo
Durante las últimas décadas del siglo pasado y la primera del presente, la SINA sirvió como cuartel de la subversión contra nuestro país y sus áreas exteriores fueron centro de las denuncias pacíficas del pueblo cubano ante esas injerencias. Foto: Archivo
Las provocaciones de los funcionarios estadounidenses en La Habana llegaron a límites inadmisibles durante la administración de George W. Bush, lo que conllevó fuertes declaraciones oficiales de la cancillería cubana. El libro Canales Secretos hacia Cuba, de William Leogrande y Peter Kornbluh, recoge declaraciones del subsecretario de Estados para asuntos del Hemisferio Occidental, Roger Noriega, en las que confirma que solicitaron a James Cason (a la derecha en la foto), quien asumió la jefatura de la SINA entre el 2002 y el 2005, que hiciera todo lo posible por ser expulsado del país y así poder justificar el cierre de la misión diplomática. Los cables revelados por Wikileaks pusieron al descubierto la verdadera opinión de los funcionarios estadounidenses sobre la contrarrevolución cubana que recibía fondos millonarios de los llamados “programas para la democracia”. En un informe del jefe de la Sección de Intereses norteamericanos en La Habana, Jonathan Farrar, fechado el 15 abril del 2009, se reconoce que esas organizaciones no tienen impacto en la sociedad y son mayormente desconocidas fuera de los círculos diplomáticos. Critica su falta de unidad y de programas para llegar a la sociedad, mientras dirigen sus “mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores claves”. Foto: Archivo
Durante las últimas décadas del siglo pasado y la primera del presente, la SINA sirvió como cuartel de la subversión contra nuestro país y sus áreas exteriores fueron centro de las denuncias pacíficas del pueblo cubano ante esas injerencias. Foto: New York Times
La Sección de Intereses de Washington en La Habana se convirtió formalmente en embajada el pasado 20 de julio, al igual que la misión cubana en Washington. Como parte de las conversaciones para el restablecimiento de relaciones, ambos gobiernos acordaron respetar los principios y propósitos de la Carta de las Na­ciones Unidas y el Derecho Inter­nacional, en particular las Con­ven­ciones de Viena sobre Rela­ciones Diplomáticas y Con­sulares, lo cual constituye un paso histórico y debe abrir el camino para un nuevo comienzo en los vínculos diplomáticos entre los dos países. FOTO: YANDER Zamora Foto: Yander Zamora

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