2015-12-05 14:08:22 / web@radiorebelde.icrt.cu / Teresa Valenzuela García
A la distancia de 54 años, cuando se asiste a encuentros con alfabetizadores Conrado Benítez en centro estudiantiles del país, los niños en unos casos, y adolescentes en otros, se asombran de la proeza realizada por quienes tenían edades similares a las suyas. Aunque lo ven como algo lejano, lo reconocen como un acontecimiento extraordinario.
Fue una época heroica en la los más jóvenes respondieron con espontaneidad al llamado de la Revolución. No se pensaba en carencias ni lejanía de la familia y ciudad donde residían; la respuesta era su presencia para realizar lo que fuera necesario. Así sucedió en la campaña nacional de alfabetización que tuvo lugar en la Isla dos años después del triunfo revolucionario de 1959.
En las actuales reuniones en las escuelas lo primero que se nota en los brigadistas es el paso del tiempo: ahora son más lentos al caminar y peinan canas, no obstante, los recuerdos permanecen vivos y muestran un brillo especial en los ojos cuando reviven los meses vividos junto a los campesinos muchas veces en lugares apartados. Todos sin excepción conservan el entusiasmo que los llevó a ser protagonistas de un hecho que no tuvo precedentes en el mundo.
Con orgullo unos traen para mostrar la cartilla de alfabetizar que los acompañó toda la contienda, otros el carnet que los acreditaba como tal y que hoy conservan como reliquias; sin embargo, lo más atractivo de esas reuniones son las anécdotas que ponen a consideración de los pioneros que los escuchan admirados, así como, los profesores y otros invitados.
Unos afirman que en aquellos momentos no se veía como un sacrificio, sino como la única alternativa al pedido de la Revolución que era totalmente voluntaria; otros volvieron a aquellos días que se extrañaba mucho la casa, pero que, sin embargo ninguno dio marcha atrás, las muchachas de ese entonces devenidas hoy abuelas recordaron que por ser casi niñas enfrentaron a sus padres para que firmaran la planilla que las autorizaban a ir a alfabetizar .Fue tanto lo que persistieron que al final obtuvieron su objetivo.
No olvidaron mencionar también la buena acogida que desde el principio tuvieron en las humildes casas donde se sentían como en las suyas y lo rápido que se acostumbraron a otra vida que no tenía que ver con la de la ciudad.
Otros contaron sus experiencias con los campesinos en el campo y lo mucho que aprendieron con ellos; rememoraron las clases a la luz del farol chino con la magia de hacer la noche día.
Lo peor fue la despedida, las lágrimas de todos, el abrazo y el volveremos a vernos que la mayoría cumplió, luego el viaje y el acto multitudinario en la Plaza de la Revolución el 22 de diciembre donde El Comandante en Jefe Fidel Castro declaraba a Cuba primer país de América Latina libre de analfabetismo.
Se dejaba atrás para siempre la ignorancia y los alfabetizadores Conrado Benítez junto a otras fuerzas, tendrían el mérito de ser protagonistas de la hazaña.
A la vuelta por pocos años el país sería paradigma en educación para el mundo entero, además de ser reconocido por la solidaridad de llevar el método cubano de alfabetización Yo, si Puedo, a más de 30 países donde aprendieron a leer y a escribir más de nueve millones de personas.
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