CARACAS.— Tras conocerse los resultados oficiales de las elecciones parlamentarias en Venezuela, la posible derogación de la incluyente Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT) fue quizá la primera gran amenaza que hiciera la burguesía opositora contra el andamiaje de medidas revolucionarias instituidas por el Gobierno Bolivariano.
Muy temprano, la coalición de derecha, ganadora de la mayoría de los asientos de la próxima Asamblea Nacional, confirmaría que su voluntad en el ejercicio del poder seguirá siendo movida por los hilos de la oligarquía económica; pues el pronunciamiento adelantado respondería a una petición expresa de las organizaciones de empresarios privados.
Conscientes del valor reivindicativo de esta ley, aprobada en el 2012 como resultado de un proceso largo de maduración dentro de la Revolución, la oposición sabe que suprimiéndola, desmontaría la norma legal fundamental —después de la Constitución— que regula las relaciones laborales a partir de un empoderamiento real de la clase trabajadora, y facilitaría el retorno a los viejos mecanismos de explotación.
Hasta hoy solo ha sido amenazada, pero después del 5 de enero, cuando se instale la bancada derechista, podría empezar un camino de presiones legales que la pondrían en riesgo, y en consecuencia, empujarían al pasado deprimente a una masa grande de obreros liberados.
Jesús Martínez Barrios, veterano guerrillero y defensor incansable del proletariado venezolano, conoce bien lo que costó hacer realidad la Ley, y desde su trinchera actual, al frente del Ministerio del Poder Popular para el Trabajo Social, conversó con Granma sobre las implicaciones posibles de la derogación de la LOTTT. Para él, lo primero que se perdería es el concepto inédito del hombre como tal, del humano, sobre la perspectiva burguesa que lo considera objeto.
“En principio, la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT), reconoce el trabajo como un proceso social, y eso significa que no ve a la persona como una mercancía, que percibe salario por la venta de su fuerza.
El trabajador deja de tener precio, reconstruye su condición de ser humano.”
“Hace énfasis en la participación real que ahora tiene el obrero en todo el proceso laboral, “desde la producción hasta la justa distribución de la riqueza, notable en los beneficios directos de las misiones y grandes misiones sociales, incluidos el salario y las convenciones colectivas”. En la reivindicación también destaca al sindicato, el cual deja de ser una organización para la comercialización de la fuerza de trabajo.
“En la sociedad que construimos, nuestra ley vino a ser el instrumento legal que tiene la clase obrera para asumir su papel histórico de dirigir la sociedad y entrar a la segunda parte de la transformación revolucionaria, que es sustituir de ese rol a la burguesía”.
—¿Qué reivindicaciones inmediatas se verían amenazadas?
—Todas, y es por eso que el pueblo de Venezuela ya ha comenzado a movilizarse, porque ha visto con resultados objetivos lo que implica la justa distribución de la riqueza, dentro de la cual podríamos mencionar las misiones y grandes misiones sociales: vivienda, Barrio Adentro, Robinson para la alfabetización, transporte, alimentación, Madres del Barrio…
“Además, están las garantías prefijadas en la ley. Como nunca, hoy hay un capítulo completo dedicado a la familia. La oposición amenaza y tratará de derogar una ley que protege la maternidad, a los padres, las madres en el cumplimiento de criar, educar, mantener a sus hijos, y crea las condiciones para que desde la misma empresa se garantice que la mujer amamante, el niño tenga el kínder, la primaria…
“También está regulada la estabilidad absoluta. Para ser despedido hay que incurrir en alguna de las faltas bien definidas, porque la ley no protege al no trabajador, sino a quien trabaja. No defiende al flojo, como dice la burguesía.
“A las claras, no es la ley capitalista que dicta los requisitos para un despido, que fija cuánto cuestas como mercancía; sino que se preocupa por la familia, por la maternidad, y también por la formación integral y permanente de los trabajadores, como parte del mismo proceso de trabajo.
“Es una ley que define a la educación como esencia del proceso social del trabajo. O sea, no separa la educación del trabajo, el acceso al conocimiento del proceso productivo. “Está claro que la oposición no perderá tiempo para intentar derogar la ley, pero creo que últimamente ha bajado un poco el tono; primero porque tendrían que irse contra la Constitución, y segundo porque están chocando con las reacciones de la masa laboral”.
—¿Cómo parte de la rectificación convocada por el presidente Maduro, considera que haya alguna corrección inmediata vinculada a la LOTTT?
—No hay ninguna razón para reformar absolutamente nada. Lo que tenemos que rectificar es, como clase obrera, que todavía no tengamos en algunos lugares la disciplina necesaria para la aplicación cabal de la Ley.
—¿Y además del resabio, la oposición propuso alguna alternativa concreta?
—Hasta ahora no ha planteado ninguna, nada con claridad, y ciertamente nos gustaría saber qué es lo que proponen. El planteamiento más elocuente ha sido este de la presidenta de Consecomercio, que una ley del trabajo no puede favorecer a los trabajadores. Eso es lo más concreto. Volver a las normas del capitalismo es la meta, no hay nada diferente.
“Mientras tanto, nosotros seguimos impulsando el debate en la masa obrera, a fin de promover el manejo adecuado de la Ley, y hacer notar cómo la propia concepción del trabajo como proceso social, nos libera.
“Después del 5 de enero, y ante los intentos inconstitucionales de derogar la ley, que sin duda la burguesía promoverá, habrá con seguridad una reacción de unidad de toda la masa trabajadora.
“De lo que sí estoy convencido es que toda respuesta va a tener como líder al presidente obrero Nicolás Maduro, y que no habrá ninguna acción desarticulada con los objetivos de la máxima dirección del Estado”.
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