Contrarrevolución |
Martes, 18 de Agosto de 2015 |
Por Arthur González/El Heraldo Cubano.-
Cuando las personas se mueven por dinero y no por ideas, resulta muy
difícil la unidad y así le sucede a la contrarrevolución creada por
Estados Unidos para intentar derrocar a la Revolución cubana.
Desde que surgieron las primeras organizaciones anticubanas en 1959,
el motivo fundamental para ganar en membrecía ha sido el dinero aportado
por el gobierno yanqui y la CIA, razón por la cual se disputan cargos
con el fin de recibir sumas cada vez más altas.
No en balde la CIA en su primer Programa de Acciones Encubiertas, aprobado por el presidente Dwight Eisenhower, señaló:
“Es importante evitar la rivalidad
que perturbe y divida a los principales líderes cubanos de la oposición,
en su papel de dirección dentro de la organización. Asimismo, se harán
todos los esfuerzos posibles para seleccionar a un presidente que sea un
político juicioso, no ambicioso y eminente”.
Ningún esfuerzo de los yanquis ha dado
resultado porque el dinero siempre divide y separa, nunca une y
consolida al carecer de ideales.
Medio siglo después la situación de la
contrarrevolución asalariada se presenta con idénticos problemas y se
puso de manifiesto durante la breve visita a la Habana del secretario de
Estado, John Kerry, para izar la bandera en su embajada.
Para cumplir con las exigencias de la
mafia anticubana refugiada en Estados Unidos, se organizó un acto no
oficial en la residencia del Encargado de Negocios, al cual fue invitada
una representación de los elementos contrarrevolucionarios cubanos,
para que Kerry pudiera sostener un contacto con ellos, pero al no tener
unidad y sí una alta dosis de protagonismo, las disputas no se hicieron
esperar.
Los partidarios de las posiciones
recalcitrantes de la mafia terrorista anticubana de Miami opuesta a
legitimar al gobierno de Castro, se negaron a asistir al acto en la
residencia, entre ellos la inculta y grosera Berta Soler y sus más
cercanos secuaces como Jorge Luis García Pérez (Antúnez) y otros como
Antonio Enrique González-Rodiles, bajo el argumento que ellos merecían
ser invitados al acto oficial en la embajada y no a uno alternativo solo
para complacerlos.
Aun no se percatan que son usados como piezas de un juego y no representan nada en la política exterior estadounidense.
Los únicos culpables de esas reacciones
son los políticos yanquis, quienes cegados por su intolerancia a una
pluralidad de pensamiento, los crearon como supuesta oposición al
sistema socialista cubana, les regalaron premios internacionales
diseñados como parte de sus campañas contra Cuba, y los pasean por el
mundo tal figuras relevantes de un circo, levantado para hacerle creer
al mundo que los cubanos no aceptan el socialismo.
Esa es la razón por la que ahora los
asalariados reclaman un puesto en la primera fila, creyéndose que en
realidad son grandes “personalidades”.
En un pataleo histérico desbordante de
impotencia, algunos de los “opositores” declararon a medios de prensa
contrarios a Cuba, que “no entendían que la administración Obama
aceptara las condiciones del gobierno cubano de no aceptar que ellos
estuvieran presentes en el acto oficial”, junto a funcionarios del
Ministerio de Relaciones Exteriores y otras personalidades de la vida
política, cultural, académica y científica de la isla.
Para explicar el por qué sus asalariados
no fueron invitados al izado de la bandera en la embajada, una
funcionaria del Departamento de Estado informó a la prensa el
12.08.2015, que “el espacio donde se realizará el acto es extremadamente
limitado, pero principalmente es un evento de gobierno a gobierno, que
significa esta nueva relación”, según la transcripción publicada por el
propio Departamento de Estado, elementos que también manejó Kerry en una
entrevista a la cadena Univisión.
Triste final para aquellos que han hecho
de la “disidencia” una profesión, gracias a los cientos de millones de
dólares malgastados durante medio siglo y ahora ven sus días contados,
ya que los intereses estratégicos de Estados Unidos no pueden ser
entorpecidos por un puñado de personas sin valores morales, éticos y
prestigio social.
Sobre esto Alejandro Armengol,
periodista de origen cubano radicado en Estado Unidos fue categórico, al
expresar el pasado 10.08.2015: “Washington debe interrumpir la entrega de fondos para la “disidencia” cubana; no como parte de un plan de mejorar las relaciones con La Habana, ni mucho menos para congraciarse con el gobernante cubano Raúl Castro. Debe hacerlo por un hecho simple: está botando el dinero.
Mucha razón tenía José Martí cuando expresó:
“…los busca empleos son lacra de la nación y peste de la vida…”
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Guayacán es el nombre común con el que se conoce a varias especies de árboles nativos de América, pertenecientes a los géneros Tabebuia, Caesalpinia, Guaiacum y Porlieria. Todas las especies de guayacán se caracterizan por poseer una madera muy dura. Es justamente por esa característica que reciben el nombre de guayacán, aun cuando no guarden relación de parentesco entre sí.
martes, 18 de agosto de 2015
No hay Dios que los una
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