Arturo Sandoval junto a Dizzi Gillespie y Fidel Castro
En Cuba,
miles de músicos de jazz han sido formados –de manera gratuita- en la
Universidad de las Artes (el ISA) (1), en la Escuela Nacional de Arte
(ENA) (2), en el Conservatorio Amadeo Roldán (3) y en otras
instituciones oficiales. En Cuba, la cantidad y calidad de los músicos
en general –y de jazz en particular- no tiene parangón en la región.
Sin embargo, ¿son conocidos en el mundo estos artistas? Quizá entre un público especializado sí sea
seguida la obra de jazzistas residentes en la Isla como Bobby Carcassés
(4), Pablo Menéndez (5), Giraldo Piloto, Gloria Ochoa o Gastón Joya. Y
los amantes del jazz puede que sí conozcan importantes eventos como el
Festival Internacional Jazz Plaza de La Habana (6).
El gran público, por el contrario,
jamás ha oído mencionar dichos nombres. Pero sí los de Paquito D’Rivera
(7) o Arturo Sandoval (8), músicos también nacidos en Cuba y con gran
espacio en los medios internacionales. La razón no es su innegable
genialidad como intérpretes. Ambos gozan de promoción y espacio
mediático porque, sencillamente, viven en EEUU y son detractores
acérrimos de la Revolución cubana. Una Revolución a la que deben su
formación como músicos, pero que no les pudo ofrecer los altos ingresos
que hoy tienen en EEUU.
Hace unos días, el diario español ABC
realizaba una extensa cobertura del Festival Clazz Continental Latin
Jazz de Madrid, al que habían sido invitados varios artistas cubanos,
todos residentes fuera de su país.
ABC realizó tres entrevistas, y en todas el titular hacía referencia
no a la música, sino a la posición política de los artistas en contra
del Gobierno cubano. El trompetista Manuel Machado afirmaba que “el jazz
en Cuba –país que abandonó en los años 90- era la música del enemigo”
(9). En Cuba el jazz jamás estuvo “prohibido” –tal como afirma el músico
en la entrevista-, aunque en una época muy determinada no fuera
programado en la radio y televisión de la Isla (10). Pero esto ocurrió
¡hace no menos de 40 años! Gracias a esta entrevista, sin embargo, miles
de personas sin referencias históricas ya han incorporado a su montaña
de prejuicios y mentiras sobre Cuba una nueva: que el jazz está
prohibido en la Isla.
En la segunda entrevista, a Paquito
D’Rivera, músico de posiciones ultraderechistas y defensor del bloqueo a
Cuba (11), este denunciaba que “en España (…) todavía hay gente que
defiende a Fidel” (12). Habría que preguntarle entonces por qué en una
supuesta “democracia” con la “libertad de prensa” que asegura falta en
Cuba esa gente que defiende a la Revolución cubana jamás aparece
entrevistada en los medios, si no es para ser linchada o anulada
profesionalmente (13).
La tercera entrevista era al músico
Arturo Sandoval, que se jactaba de haber recibido “la Medalla de la
Libertad” del Gobierno de EEUU, y que se unía a las posiciones de la
extrema derecha de Miami en contra del actual diálogo entre ambos
gobiernos: “lo que está haciendo la Casa Blanca es darle más gasolina a
la dictadura cubana para que permanezca en el poder” (14). Poniéndose al
lado de la potencia que ha impuesto al pueblo cubano un bloqueo
despiadado, y cambiando víctima por victimario, llegaba a asegurar que
“las condiciones que pone Cuba son muy desiguales (…) No creo que (su)
respuesta haya sido consecuente con los esfuerzos de EEUU para
restablecer relaciones”.
El diario ABC ha publicado estos
días varias noticias sobre festivales y conciertos de jazz en territorio
español. Pero a músicos estadounidenses como Ornette Coleman (15) o
Chick Corea (16) no les ha preguntado nada sobre asuntos de la agenda
informativa como la brutalidad y el racismo policial en EEUU. Tampoco a
los músicos que acompañaban al fallecido guitarrista andaluz Paco de
Lucía (17), invitados al citado Festival Clazz Continental Latin Jazz,
les preguntó el ABC sobre el drama social de Andalucía, con un 38,4 % de
su población activa en desempleo (18).
Mientras, las escuelas de música de un
país pobre y bloqueado como Cuba, siguen generando miles de talentos
musicales para su país y para el mundo. Muchos residirán y desarrollarán
su carrera en Cuba. Otros decidirán emigrar, sin que ahora –a
diferencia de anteriores épocas- se produzca una ruptura con las
instituciones culturales de su país (19). Algo que sin duda ayudará a
que, en el futuro, esos músicos cubanos emigrados hablen más de música
que de política. Y defender a una superpotencia que ha tratado de matar
por hambre a su propio pueblo ya no será absolutamente imprescindible
para conseguir entrevistas promocionales (20).
*Coordinador de Cubainformación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario