En la noche de ayer, en el homenaje que la cadena hotelera Starwood
rindió a la delegación cubana que asiste a la ceremonia de apertura de
la Embajada de la en Washington, el Historiador de La Habana, Eusebio
Leal, contó a los periodistas detalles de una historia singular: el
regreso a la capital de los EEUU de la bandera que fue arriada cuando el
gobierno de Dwight Eisenhower rompió relaciones con la Isla.
Reproducimos un fragmento de la conversación que Eusebio sostuvo esta noche, en el Hotel Washington, con los periodistas cubanos:
La bandera pertenece al Museo provincial de Las Tunas. Es la misma bandera que aquel 3 de enero de 1961 se arrió de la misión de Cuba -esta quedó en manos extrañas, pero la bandera no.
La bandera quedó en manos de aquel que le tocó arriarla. Nada más y nada menos que un anciano que vive en La Florida, Héctor García Soto, bisnieto del Mayor General Vicente García y de Doña Brígida Zaldívar, su esposa.
Héctor García ha luchado durante muchos años por Cuba en la Alianza Martiana, de Max Lesnick y otros patriotas cubanos. El conservó la bandera.
Héctor fue a Cuba la penúltima vez, llevó la bandera y otros objetos históricos para darlos al Museo de Las Tunas. Él narró poéticamente, a mi modo, cómo él conservó esta bandera, y usó estas palabras, “sentimiento patriótico” y “sentido de nación”, que para él tuvo la bandera. Quizás por caminos extraviados en determinado momento y luego encontrando finalmente la estrella solitaria de Cuba, guardó la bandera y ella lo ha guiado hasta hoy.
Sé que va a ser una gran satisfacción para él, para su familia y para Las Tunas, que sea esa bandera la que mañana esté, si no en el asta, porque no me atrevería como hombre de Museos y de Patrimonio proponer que ondee y se deshaga la bandera en el aire, sino que va a estar en el salón principal de la planta superior de la hermosa sede de la Embajada de Cuba.
Reproducimos un fragmento de la conversación que Eusebio sostuvo esta noche, en el Hotel Washington, con los periodistas cubanos:
La bandera pertenece al Museo provincial de Las Tunas. Es la misma bandera que aquel 3 de enero de 1961 se arrió de la misión de Cuba -esta quedó en manos extrañas, pero la bandera no.
La bandera quedó en manos de aquel que le tocó arriarla. Nada más y nada menos que un anciano que vive en La Florida, Héctor García Soto, bisnieto del Mayor General Vicente García y de Doña Brígida Zaldívar, su esposa.
Héctor García ha luchado durante muchos años por Cuba en la Alianza Martiana, de Max Lesnick y otros patriotas cubanos. El conservó la bandera.
Héctor fue a Cuba la penúltima vez, llevó la bandera y otros objetos históricos para darlos al Museo de Las Tunas. Él narró poéticamente, a mi modo, cómo él conservó esta bandera, y usó estas palabras, “sentimiento patriótico” y “sentido de nación”, que para él tuvo la bandera. Quizás por caminos extraviados en determinado momento y luego encontrando finalmente la estrella solitaria de Cuba, guardó la bandera y ella lo ha guiado hasta hoy.
Sé que va a ser una gran satisfacción para él, para su familia y para Las Tunas, que sea esa bandera la que mañana esté, si no en el asta, porque no me atrevería como hombre de Museos y de Patrimonio proponer que ondee y se deshaga la bandera en el aire, sino que va a estar en el salón principal de la planta superior de la hermosa sede de la Embajada de Cuba.
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