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García
Márquez llevó a William Clinton, un reconocido admirador de su obra
literaria, un mensaje en que Fidel le proponía colaboración contra el
terrorismo. Varios investigadores y fuentes consultadas por Cubadebate
confirman que este es el hotel que forma parte de esta historia. Foto:
Ismael Francisco/ Cubadebate
La sorpresa sobrevino al descubrir que el Hotel Washington, en el 515 de la Calle 15, fue donde se refugió hace 17 años Gabriel García Márquez como mensajero secreto de Fidel Castro. La misión del Nobel colombiano tuvo lugar en abril de 1998, cuando el líder cubano le solicitó que llevara a Clinton un memorándum confidencial que contenía “un sumario de temas”. La Habana advertía sobre planes terroristas que podían afectar a ambos países y ofrecía como solución la colaboración entre los dos gobiernos.
Con la anuencia de García Márquez, el propio Fidel divulgó años después el contenido y los hechos que se desataron tras la entrega de la carta. Enterado de los planes terroristas, el FBI envió un equipo a la capital cubana para recibir información detallada. Lo que vino después es conocido: en vez de apresar a los terroristas, Estados Unidos encarceló a Cinco agentes que alertaban a la Isla de los propósitos de los grupos violentos y monitoreaban a los criminales en el Sur de la Florida.
El Hotel Washington fue, por tanto, un lugar clave en esta historia. La carta privada de García Márquez a Fidel, leída por el líder de la Revolución en la Tribuna Antiimperialista el 20 de mayo de 2005, ofrece detalles reveladores de los días que pasó recluido aquí, temiéndole a la posibilidad de micrófonos ocultos en los floreros y esperando a que se confirmara la reunión con Clinton:
“No tenía prisa. Había escrito más de
veinte páginas servibles de mis memorias en el campus idílico de
Princeton (había ido a esta ciudad a ofrecer un curso de Literatura), y
el ritmo no había decaído en la alcoba impersonal del hotel de
Washington, donde llegué a escribir hasta diez horas diarias. Sin
embargo, aunque no me lo confesara, la verdadera razón del encierro era la custodia del mensaje guardado en la caja de seguridad.
En el aeropuerto de México había perdido un abrigo por estar pendiente
al mismo tiempo de la computadora portátil, el maletín donde llevaba los
borradores y los disquetes del libro en curso, y el original sin copia
del mensaje. La sola idea de perderlo me causó un escalofrío de pánico,
no tanto por la pérdida misma como por lo fácil que habría sido
identificar su origen y su destino. De modo que me dediqué a cuidarlo
mientras escribía, comía y recibía visitas en el cuarto del hotel, cuya
caja de seguridad no me merecía ninguna confianza, porque no se cerraba
por combinación sino con una llave que parecía comprada en la ferretería
de la esquina. La llevé siempre en el bolsillo, y después de cada
salida inevitable comprobaba que el papel seguía en su lugar y en el
sobre sellado. Lo había leído tanto, que casi lo había aprendido de
memoria para sentirme más seguro si tuviera que sustentar alguno de los
temas en el momento de entregarlo.”
Pero lo que no ha sido tan divulgado es que el documento enviado por
Fidel también contenía un punto que no se pudo concretar hasta ahora: el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas. A lo que se suma otra
evidencia premonitoria: García Marquez abandonó Washington “con la
impresión cierta de que el esfuerzo y las incertidumbres de los días
pasados habían valido la pena”, según escribió a su amigo de La Habana.No solo ha valido la pena, sino que se ha hecho justicia a los protagonistas de esta historia, admite Milton Sánchez Parodi, médico cubano que se aloja en el Hotel Washington y que gentilmente le permite a Cubadebate fotografiar la caja fuerte de su habitación, parecida a aquella donde Gabo guardó el sobre sellado que le había dado Fidel.
La
caja fuerte de la habitación del Hotel Washington ha sido modernizada,
pero es similar a la de la aventura que involucró a García Márquez.
Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Una vista desde la habitación del Hotel Washington. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Los pasillos interiores del Hotel Washington. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
García
Márquez llevó a William Clinton, un reconocido admirador de su obra
literaria, un mensaje en que Fidel le proponía colaboración contra el
terrorismo. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Desde
el último piso del Hotel Washington hay una magnífica vista de la
ciudad. En la imagen, un miembro de la delegación cubana a la ceremonia
de la reapertura de la Embajada de Cuba habla por teléfono. Foto: Ismael
Francisco/ Cubadebate
El Lobby del Hotel. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
La recepción del Hotel Washington. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
El
Hotel Washington es parte de la historia de los intentos de Cuba por
establecer las relaciones y la colaboración en materia antiterrorista.
García Márquez llevó a William Clinton, un reconocido admirador de su
obra literaria, un mensaje en que Fidel le proponía colaboración contra
el terrorismo. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
El
artista de la plástica Alexis Leyva (Kcho) muestra al Canciller cubano
Bruno Rodríguez Parrilla, una foto tomada desde su móvil en la recepción
en honor a la Delegación cubana, celebrada en el Hotel Washington.
Junto a Bruno, la Rectora del Instituto Superior de Relaciones
Internacionales (ISRI), Isabel Allende. Foto: Ismael Francisco/
Cubadebate
La
delegación cubana en el Hotel Washington. Con el micrófono, el jefe de
la misión de Cuba, José Ramón Cabañas. A su lado, Josefina Vidal y el
Canciller Bruno Rodríguez. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Desde
el último piso del Hotel Washington, el atardecer de este domingo en la
capital de EEUU. En la terraza de este hotel se filmaron algunas
escenas de la película “El Padrino II”. Foto: Ismael Francisco/
Cubadebate
Ken Siegel (izquierda) da la bienvenida a la delegación cubana en el Hotel Washington. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Eusebio Leal conversa con la prensa cubana en el Hotel Washington. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Silvio
Rodríguez (derecha), Miguel Barnet (centro) y Ricardo Alarcón (de
espaldas), miembros de la delegación cubana conversan en el Hotel
Washington, que los aloja. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Ramón
Sánchez Parodi, el primer jefe que tuvo la Sección de Intereses de Cuba
en Washington, este domingo en la capital de EEUU. Foto: Ismael
Francisco/ Cubadebate
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