Al concluir el presidente James Carter su
mandato se operan cambios sustanciales en la política de los Estados
Unidos hacia Cuba: una de sus direcciones principales consistiría en
promover la propaganda con fines integralmente subversivos y así
aniquilar la Revolución desde el exterior y al interior.
El neo-conservadurismo de extrema derecha, enemigo visceral de la Revolución, el criptofascismo (fascismo enmascarado) se había adueñado del poder ejecutivo con la presencia de Ronald Reagan en la Casa Blanca.
A partir de 1980 la Comunidad de Inteligencia se propuso entre sus objetivos priorizados reestructurar el sistema de las campañas de propaganda, para que su contenido estuviera en directa correspondencia con los planes dirigidos a propiciar en Cuba, condiciones que fomentaran un movimiento interno de oposición. En ese contexto, se insertaron los planes de crear una emisora específicamente dirigida a cumplir tales fines.
Los temas tratados en las diferentes campañas de propaganda puestas en marcha por el imperialismo durante la administración de Ronald Reagan, reflejan los enfoques fundamentales de los programas de desestabilización de los Servicios Especiales Norteamericanos. Entre los aspectos que más se manipularon por los medios de comunicación social, se identifican:
En un análisis de la guerra mediática no puede excluirse, por su dimensión histórica y significación política, una referencia al Proyecto Verdad. En noviembre de 1981, el director de la USIA, Charles Wick, anunció el inicio del Proyecto Verdad, programa orientado a desestabilizar en el campo de la cultura y la ideología al socialismo mediante el empleo intensivo y diferenciado de los medios de comunicación social.
Aprobado por el presidente R. Reagan y el Consejo de Seguridad Nacional (NSC), el Proyecto quedó organizado con la activa participación del Ejecutivo, el propio Consejo, el Departamento de Estado, la Agencia para el Control de Armas y el Desarme, la CIA, el Departamento de Defensa y los jefes del Estado Mayor Conjunto. Eran Operación Pluto y Operación Mangosta en el terreno de la ideología y la cultura, con la intención de erosionar al socialismo desde adentro, fomentando una «quinta columna», en las naciones objetivos de estas operaciones. Cuba era un blanco priorizado. En este mecanismo la emisora subversiva Radio Martí habría de desempeñar un papel importante.
El 22 de septiembre de 1981, el Presidente R. Reagan firmó la orden ejecutiva 12323 que establecía la «Comisión Presidencial para Radio emisiones e Ideas hacia Cuba». Cuatro meses más tarde, el 20 de enero de 1982, fueron designados los diez integrantes de la Comisión, conformada por importantes hombres de negocios vinculados a la extrema derecha del Partido Republicano, expertos en Guerra Psicológica y representantes de la Fundación Nacional Cubanoamericana.
Investigaciones realizadas han revelado que emisoras como RIAS (que transmitía contra la República Democrática Alemana desde Berlín Occidental), Radio Libertad y Radio Europa Libre (emisoras subversivas que transmitían contra la URSS y países socialistas de Europa del Este), operaron como instrumentos de la guerra cultural, y que la CIA, a través de sus agentes, buscó y obtuvo información de carácter político, económico, social, y biográfico como una vía para abastecer de información a la actividad de la guerra mediática. Radio Martí no ha sido una excepción de esta regla.
Un elemento singular a tener en consideración, sin embargo, es que Radio Martí, a diferencia de RIAS, Radio Europa Libre y Radio Libertad, fue incluida en la estructura de la USIA.
De este modo, un centro de subversión política se incorporó oficialmente a una estructura de gobierno: La administración Reagan había decidido legalizar las operaciones subversivas contra Cuba a través de las transmisiones radiales. Más que «piratas del éter», estas serían «corsarios» de la guerra mediática contra la Revolución.
Para presidir el Consejo Asesor del Ejecutivo para las transmisiones de Radio Martí, R. Reagan nombró a Jorge Mas Canosa, agente de la CIA desde los años sesenta y presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). Hasta su muerte Mas Canosa ocuparía la responsabilidad de asesor presidencial para las transmisiones de Radio Martí.
El 20 de mayo de 1985, después de firmar el presidente Ronald Reagan una directiva de secreto máximo autorizando el inicio de las transmisiones radiales de la USIA hacia el territorio cubano, salió al aire la emisora subversiva Radio Martí, según los medios, métodos y técnicas diseñados por los especialistas de la subversión política de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos.
Pero ¿qué impacto tuvo y ha tenido la emisora subversiva Radio Martí en la sociedad cubana?
A pesar de los empeños de las diferentes administraciones norteamericanas, la emisora no constituyó ni constituye un efectivo instrumento de la guerra mediática contra la nación cubana. Carece de credibilidad en la audiencia, existe ausencia de objetividad en sus informaciones; se observa falta de profesionalidad en los análisis políticos sobre la situación nacional y la política exterior de Cuba, así como es incapaz de proyectar alternativas creíbles en torno a la realidad socio-histórica concreta que es la Revolución Cubana y no presenta novedad en los enfoques sobre los acontecimientos que se desarrollan en la Isla.
El neo-conservadurismo de extrema derecha, enemigo visceral de la Revolución, el criptofascismo (fascismo enmascarado) se había adueñado del poder ejecutivo con la presencia de Ronald Reagan en la Casa Blanca.
A partir de 1980 la Comunidad de Inteligencia se propuso entre sus objetivos priorizados reestructurar el sistema de las campañas de propaganda, para que su contenido estuviera en directa correspondencia con los planes dirigidos a propiciar en Cuba, condiciones que fomentaran un movimiento interno de oposición. En ese contexto, se insertaron los planes de crear una emisora específicamente dirigida a cumplir tales fines.
Los temas tratados en las diferentes campañas de propaganda puestas en marcha por el imperialismo durante la administración de Ronald Reagan, reflejan los enfoques fundamentales de los programas de desestabilización de los Servicios Especiales Norteamericanos. Entre los aspectos que más se manipularon por los medios de comunicación social, se identifican:
- La «exportación» de la Revolución Cubana hacia América Central y África.
- La «violación» de los Derechos Humanos.
- Las supuestas vinculaciones del Estado cubano con el terrorismo y el narcotráfico.
- La existencia de formas totalitarias en el sistema político cubano.
- El fracaso del socialismo en Cuba
- La «represión» existente contra los llamados disidentes, que en realidad operan como grupúsculos contrarrevolucionarios financiados por agencias federales de los Estados Unidos con el manto de la ayuda humanitaria, y son una «oposición» virtual exportada desde los centros de propaganda del gobierno norteamericano.
En un análisis de la guerra mediática no puede excluirse, por su dimensión histórica y significación política, una referencia al Proyecto Verdad. En noviembre de 1981, el director de la USIA, Charles Wick, anunció el inicio del Proyecto Verdad, programa orientado a desestabilizar en el campo de la cultura y la ideología al socialismo mediante el empleo intensivo y diferenciado de los medios de comunicación social.
Aprobado por el presidente R. Reagan y el Consejo de Seguridad Nacional (NSC), el Proyecto quedó organizado con la activa participación del Ejecutivo, el propio Consejo, el Departamento de Estado, la Agencia para el Control de Armas y el Desarme, la CIA, el Departamento de Defensa y los jefes del Estado Mayor Conjunto. Eran Operación Pluto y Operación Mangosta en el terreno de la ideología y la cultura, con la intención de erosionar al socialismo desde adentro, fomentando una «quinta columna», en las naciones objetivos de estas operaciones. Cuba era un blanco priorizado. En este mecanismo la emisora subversiva Radio Martí habría de desempeñar un papel importante.
El 22 de septiembre de 1981, el Presidente R. Reagan firmó la orden ejecutiva 12323 que establecía la «Comisión Presidencial para Radio emisiones e Ideas hacia Cuba». Cuatro meses más tarde, el 20 de enero de 1982, fueron designados los diez integrantes de la Comisión, conformada por importantes hombres de negocios vinculados a la extrema derecha del Partido Republicano, expertos en Guerra Psicológica y representantes de la Fundación Nacional Cubanoamericana.
Investigaciones realizadas han revelado que emisoras como RIAS (que transmitía contra la República Democrática Alemana desde Berlín Occidental), Radio Libertad y Radio Europa Libre (emisoras subversivas que transmitían contra la URSS y países socialistas de Europa del Este), operaron como instrumentos de la guerra cultural, y que la CIA, a través de sus agentes, buscó y obtuvo información de carácter político, económico, social, y biográfico como una vía para abastecer de información a la actividad de la guerra mediática. Radio Martí no ha sido una excepción de esta regla.
Un elemento singular a tener en consideración, sin embargo, es que Radio Martí, a diferencia de RIAS, Radio Europa Libre y Radio Libertad, fue incluida en la estructura de la USIA.
De este modo, un centro de subversión política se incorporó oficialmente a una estructura de gobierno: La administración Reagan había decidido legalizar las operaciones subversivas contra Cuba a través de las transmisiones radiales. Más que «piratas del éter», estas serían «corsarios» de la guerra mediática contra la Revolución.
Para presidir el Consejo Asesor del Ejecutivo para las transmisiones de Radio Martí, R. Reagan nombró a Jorge Mas Canosa, agente de la CIA desde los años sesenta y presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). Hasta su muerte Mas Canosa ocuparía la responsabilidad de asesor presidencial para las transmisiones de Radio Martí.
El 20 de mayo de 1985, después de firmar el presidente Ronald Reagan una directiva de secreto máximo autorizando el inicio de las transmisiones radiales de la USIA hacia el territorio cubano, salió al aire la emisora subversiva Radio Martí, según los medios, métodos y técnicas diseñados por los especialistas de la subversión política de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos.
Pero ¿qué impacto tuvo y ha tenido la emisora subversiva Radio Martí en la sociedad cubana?
A pesar de los empeños de las diferentes administraciones norteamericanas, la emisora no constituyó ni constituye un efectivo instrumento de la guerra mediática contra la nación cubana. Carece de credibilidad en la audiencia, existe ausencia de objetividad en sus informaciones; se observa falta de profesionalidad en los análisis políticos sobre la situación nacional y la política exterior de Cuba, así como es incapaz de proyectar alternativas creíbles en torno a la realidad socio-histórica concreta que es la Revolución Cubana y no presenta novedad en los enfoques sobre los acontecimientos que se desarrollan en la Isla.
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