Si un himno es capaz de llenar todos los
sentidos, emocionar y hacer vibrar los corazones de quienes lo entonan,
ese es el del 26 de Julio. No obstante, transcurrir más de seis décadas
desde su creación, conserva en la actualidad su fuerza repleta de
inspiraciones patrióticas.
En aquellos días Agustín Díaz Cartaya
era uno de los tantos jóvenes que se sumaron al movimiento
revolucionario liderado por Fidel Castro Ruz. En la finca habanera de
Santa Elena practicaban el tiro, a pocas semanas de los asaltos a los
cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en
Bayamo.
El líder de la Revolución conocía que Díaz
Cartaya era aficionado a la música, específicamente al canto y la
composición, por lo que le da la trascendental misión de crear el himno
que acompañaría el reinicio de la batalla.
Sucedió en La Habana, semanas antes del Moncada. La marcha creada por Cartaya fue ensayada en la casa de Hugo Camejo,
en Marianao. Después de los sucesos, Fidel le pidió que la arreglara,
porque debía consignarse el sacrificio de los mártires y la sangre
derramada.
En escasos días el autor modificó la marcha
y antes de que concluyera el juicio ya todos tarareaban y cantaban en
la cárcel la pieza a la que se dio el nombre de Himno de la Libertad,
aunque sería más conocida como el Himno del 26 de Julio.
Recuerda Cartaya que al cantarla era tal el
vigor que trasmitía que los soldados carceleros iban como fieras a
verlos y ellos se ponían de pie y entonces la entonaban con más fuerza.
Días antes del primer aniversario de los
asaltos, el tirano Fulgencio Batista debió pasar el mal rato de tener
que escuchar el Himno del 26 de Julio, cantado a viva voz por los
combatientes al descubrir su presencia en el presidio.
Retumbaba entre las paredes. Su fuerza se
hizo poderosa con la misma energía que proclamaba: “Adelante cubanos,
que Cuba premiará nuestro heroísmo, pues somos soldados, que vamos a la
patria liberar”.
El 15 de febrero de 1957 por orientaciones de del Comandante en Jefe el también compositor Carlos Faxas grabó la Marcha del 26 de Julio clandestinamente en Radio Cadena Habana.
Había transcurrido casi dos años desde que
los asaltantes alcanzaran la libertad tras la amnistía del 15 de mayo de
1955, y ya se combatía en el oriente cubano.
Cuando la grabación llegó a la Sierra
Maestra desde la Comandancia de La Plata, las ondas de Radio Rebelde la
difundieron por primera vez al pueblo.
Con la Caravana de la Libertad por todo el país hacia la capital, el Himno del 26 de Julio se
sumó al combate por la definitiva independencia y, con la libertad
creció entre las voces de varias generaciones desde el triunfo de 1959.
La Marcha del 26 de Julio devino himno de combate para aquella y las posteriores generaciones que les siguieron.
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