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Publicado : 12/02/2014
Al triunfo de la Revolución, la administración de turno
en la Casa Blanca, estimuló al abandono masivo de los médicos de Cuba,
prometiéndoles múltiples ventajas, más de la mitad siguieron sus coros
con el consiguiente impacto negativo para el bienestar de salud en la
Isla. Con gran dedicación y sacrificio la Revolución revirtió esa
situación e hizo más. Durante las últimas décadas se han formado
médicos, estomatólogos y personal de salud en diversas especialidades
provenientes de decenas de países, algunos muy distantes y carentes de
recursos.
Medio siglo después esta en marcha un programa oficial
de Estados Unidos para debilitar a la medicina cubana por medio de la
promoción del abandono de sus misiones del personal de salud, en
especial los médicos. No basta con influir en gobiernos para que se
priven de los adelantos y posibilidades de la ciencia nacional, como ha
sucedido en México en los últimos años, por la presencia allí de la
generosa Operación Milagro, que ha devuelto la visión a cientos de miles de personas en muchos países.
Asimismo la intensa campaña, en medio de la guerra encubierta contra Venezuela, para demeritar la Misión Barrio Adentro,
que despliega el gobierno bolivariano para llevar la atención médica a
lugares donde la presencia de un médico era hasta ahora más que una
quimera. Con la consigna contrarrevolucionaria de «minar por dentro» la
Misión Barrio Adentro, intentan afectar su desarrollo. El mismo método
empleado en Nicaragua, contra los médicos cubanos en la década de los
años ochenta del siglo XX cuando los enemigos de la Revolución
sandinista, difamaban así: «Si el paciente se salva, fue la virgen, si
se muere fue el médico cubano» contra estas y otras falacias se impuso
la ética profesional, el ejemplo del sacrificio cotidiano, las vidas
salvadas y las personas curadas por la medicina de la Isla.
Tampoco se limita a difamar la calidad y eficiencia de
sus servicios, ahora el centro de la agresión es además causar daños y
perjuicios al potencial humano cubano.
Al coro difamador y subversivo se han sumado varias organizaciones con larga data en el quehacer contra Cuba, la mencionada Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA),
que ya en los años noventa había creado en Costa Rica un proyecto para
hacer desertar a los médicos cubanos en Nicaragua y llevarlos hacia
Estados Unidos.
El contubernio también es compartido por los llamados Médicos Sin Fronteras,
con el auspicio y respaldo político de los congresistas de origen
cubano, entre los cuales se destaca la labor exaltada de Ileana Ros.
Esta congresista califica de amenaza para los intereses
de Estados Unidos en América Latina, la calidad, preparación
profesional, el compromiso ético y político del personal de salud
cubano. Es indiscutible que el ejemplo, transparencia, profesionalidad y
dedicación de los médicos cubanos constituyen un referente y una real y
tangible solución de problemas seculares de salud en los países
latinoamericanos y de otras latitudes, que no han resuelto los discursos
y promesas de administraciones norteamericanas a lo largo de los años.
Este engendro avieso es similar al «programa para el
éxodo cubano» puesto en marcha por la Fundación Nacional Cubano
Americana durante la administración republicana de Ronald Reagan,
que promovió la entrada a Estados Unidos de miles de cubanos residentes
en varios países. Ahora en esta administración demócrata se aprueba,
financia y pone en curso un proyecto criminal que otorga de manera
expedita visas de inmigrantes para aquellos médicos cubanos, que sirven
en el exterior y abandonen sus misiones. Son las llamadas visas «parol»
en el llamado Cuban Medical Profesional Parol, CMPP. Sobre sus mitos y
realidades trataremos en la próxima entrega. «Ver para creer» reza la
sabía máxima de Santo Tomás de Aquino.
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