Lo
que comienza a ocurrir desde este miércoles se traduce en que los
cubanos definen y participan en la construcción de su futuro
Como los acuerdos son para cumplirse y no para engavetarse, ya
comenzó a tomar vida desde ayer una de las decisiones del pasado 7mo.
Congreso del Partido, aquella que apareció desde su primera jornada en
la letra del informe central: “Hemos concebido que ambos documentos,
es decir, la Conceptualización y las bases del Plan Nacional de
Desarrollo, luego de su análisis en el Congreso, sean debatidos
democráticamente por la militancia del Partido y la Unión de Jóvenes
Comunistas, representantes de las organizaciones de masas y de amplios
sectores de la sociedad, con el propósito de enriquecerlos y
perfeccionarlos”.
Y agregaba el Primer Secretario, General de Ejército Raúl Castro Ruz: “Con ese fin solicitamos al Congreso que faculte al Comité Central que sea electo para introducir las modificaciones que resulten del proceso de consulta y su aprobación definitiva, incluyendo los ajustes pertinentes a los Lineamientos que se aprueben en este evento”.
Es un acuerdo trascendental que encarna desde su propuesta la visión de país que propone el modelo, cuyas esencias conceptuales pasan por una sociedad soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible. Es decir, el Partido de la nación, único sí, pero con profundo carácter democrático, somete al pueblo ambos textos en aras de cristalizar un proyecto por excelencia participativo.
Se ha dicho y con razón que son documentos abarcadores y de gran complejidad, que exigen el leerlos y analizarlos más de una vez en aras de un debate proactivo y propositivo. Una lógica para su mejor entendimiento, pasaría por un momento inicial que es profundizar en el informe central al 7mo.
Congreso para encontrar los porqués, en tanto frente a los dos textos a consulta, primero ha de estudiarse la conceptualización, en pos de hallar la propuesta de qué queremos y luego las bases del Plan Nacional de Desarrollo hasta el 2030, para ver el cómo llegar al país deseado una vez actualizado el modelo económico y social.
La Conceptualización expone las principales transformaciones que caracterizan los nuevos fundamentos, es decir, lo que hay que cambiar con el objetivo de avanzar y consolidar los principios —que no cambian—, de nuestro socialismo y construir la nación con los atributos que la describen. Está redactada en presente, expresa lo que queremos ser y además se manifiestan los principios que sustentan el modelo; la propiedad sobre los medios de producción; la dirección planificada de la economía, y la política social.
El Plan Nacional de Desarrollo hasta el 2030 define los ejes estratégicos (gobierno eficaz y socialista e integración social; transformación productiva e inserción internacional; infraestructura; potencial humano; ciencia, tecnología e innovación; recursos naturales y medio ambiente; y desarrollo humano, justicia y equidad), que son las fuerzas motrices y posibilitan que se concrete como plan y alcanzar la sociedad que queremos. Abarca todos los ámbitos sociales e incluye los sectores económicos igualmente estratégicos (construcciones; electroenergético; telecomunicaciones; transporte, almacenamiento y comercio; turismo; servicios profesionales; agroindustria e industria alimentaria; farmacéutico, biotecnológico y producciones biomédicas; agroindustria azucarera y sus derivados, e industria ligera), los cuales arrastran en su desempeño al resto de la economía generando un clima de eficiencia en la actividad productiva a escala nacional.
Pero ojo, no se trata de un debate únicamente económico y el propio informe central lo demuestra. “La economía sigue siendo la asignatura pendiente fundamental y la labor político-ideológica es un asunto permanente vinculado íntimamente con la batalla económica, pues asegura la participación consciente, activa y comprometida de la mayoría de la población en el proceso de actualización del modelo económico y social”.
Lo que comienza a ocurrir desde este miércoles se traduce en que los cubanos definen y participan en la construcción de su futuro. Y lo hacen como un derecho, que apuntala el carácter soberano e independiente de la nación. No es nuevo este proceder y afianza la esencia humanista de una Revolución que a sus 58 años no da por acabada su obra, esa que busca elevar el nivel de vida, no solo en lo colectivo, sino desde los proyectos familiares y personales.
Se trata de un proyecto de nación socialista, en el que vuelve a suscribirse que nadie quedará desamparado. Regresemos al informe central para leer “las decisiones en la economía no pueden, en ningún caso, significar una ruptura con los ideales de igualdad y justicia de la Revolución y mucho menos resquebrajar la unidad de la mayoría del pueblo en torno al Partido. Tampoco se permitirá que como consecuencia de esas medidas se genere inestabilidad e incertidumbre en la población cubana”. Ese principio tiene una clara lectura: al socialismo, al menos el que se construye en Cuba, no le sobra nadie.
Todos cuentan como cuentan las opiniones que serán recogidas hasta el próximo 20 de septiembre sobre la Conceptualización y el Plan de Desarrollo hasta el 2030, que no son textos burocráticos, sino que han pasado por académicos, especialistas, economistas, intelectuales; se ha dicho que se llegó hasta ocho versiones de la Conceptualización. Ya sabemos también que en dos plenos del Comité Central (diciembre del 2015 y enero de este año), se produjeron 900 sugerencias, las cuales originaron una nueva versión. Luego esta se llevó a otro contexto mayor, el de los 1 000 delegados y más de 3 500 invitados, incluyendo los diputados; allí las intervenciones y propuestas nuevas rebasaron la cifra de 8 800, con las que se elaboró lo que fue a la cita partidista, donde también sufrió modificaciones.
Llega ahora a una escala de vital importancia. Lo que salga de esta otra gran ágora, que irá en diciembre próximo a aprobación por el Comité Central y luego a la Asamblea Nacional del Poder Popular, serán documentos mejorados. Cuando el Parlamento lo analice y lo lleve a votación, ya no serán solo los textos del 7mo. Congreso, sino los del país que queremos.
Sírvanos para el decisivo debate al que se ha convocado lo expresado por el compañero Raúl en el 6to. Congreso: “Sin el menor afán de chovinismo, considero que Cuba está entre el reducido número de países del mundo que cuenta con las condiciones para transformar su modelo económico y salir de la crisis sin traumas sociales porque, en primer lugar, tenemos un pueblo patriótico, que se sabe poderoso por la fuerza que representa su unidad monolítica, la justeza de su causa y preparación militar, con elevada instrucción y orgulloso de su historia y raíces revolucionarias”.
Y agregaba el Primer Secretario, General de Ejército Raúl Castro Ruz: “Con ese fin solicitamos al Congreso que faculte al Comité Central que sea electo para introducir las modificaciones que resulten del proceso de consulta y su aprobación definitiva, incluyendo los ajustes pertinentes a los Lineamientos que se aprueben en este evento”.
Es un acuerdo trascendental que encarna desde su propuesta la visión de país que propone el modelo, cuyas esencias conceptuales pasan por una sociedad soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible. Es decir, el Partido de la nación, único sí, pero con profundo carácter democrático, somete al pueblo ambos textos en aras de cristalizar un proyecto por excelencia participativo.
Se ha dicho y con razón que son documentos abarcadores y de gran complejidad, que exigen el leerlos y analizarlos más de una vez en aras de un debate proactivo y propositivo. Una lógica para su mejor entendimiento, pasaría por un momento inicial que es profundizar en el informe central al 7mo.
Congreso para encontrar los porqués, en tanto frente a los dos textos a consulta, primero ha de estudiarse la conceptualización, en pos de hallar la propuesta de qué queremos y luego las bases del Plan Nacional de Desarrollo hasta el 2030, para ver el cómo llegar al país deseado una vez actualizado el modelo económico y social.
La Conceptualización expone las principales transformaciones que caracterizan los nuevos fundamentos, es decir, lo que hay que cambiar con el objetivo de avanzar y consolidar los principios —que no cambian—, de nuestro socialismo y construir la nación con los atributos que la describen. Está redactada en presente, expresa lo que queremos ser y además se manifiestan los principios que sustentan el modelo; la propiedad sobre los medios de producción; la dirección planificada de la economía, y la política social.
El Plan Nacional de Desarrollo hasta el 2030 define los ejes estratégicos (gobierno eficaz y socialista e integración social; transformación productiva e inserción internacional; infraestructura; potencial humano; ciencia, tecnología e innovación; recursos naturales y medio ambiente; y desarrollo humano, justicia y equidad), que son las fuerzas motrices y posibilitan que se concrete como plan y alcanzar la sociedad que queremos. Abarca todos los ámbitos sociales e incluye los sectores económicos igualmente estratégicos (construcciones; electroenergético; telecomunicaciones; transporte, almacenamiento y comercio; turismo; servicios profesionales; agroindustria e industria alimentaria; farmacéutico, biotecnológico y producciones biomédicas; agroindustria azucarera y sus derivados, e industria ligera), los cuales arrastran en su desempeño al resto de la economía generando un clima de eficiencia en la actividad productiva a escala nacional.
Pero ojo, no se trata de un debate únicamente económico y el propio informe central lo demuestra. “La economía sigue siendo la asignatura pendiente fundamental y la labor político-ideológica es un asunto permanente vinculado íntimamente con la batalla económica, pues asegura la participación consciente, activa y comprometida de la mayoría de la población en el proceso de actualización del modelo económico y social”.
Lo que comienza a ocurrir desde este miércoles se traduce en que los cubanos definen y participan en la construcción de su futuro. Y lo hacen como un derecho, que apuntala el carácter soberano e independiente de la nación. No es nuevo este proceder y afianza la esencia humanista de una Revolución que a sus 58 años no da por acabada su obra, esa que busca elevar el nivel de vida, no solo en lo colectivo, sino desde los proyectos familiares y personales.
Se trata de un proyecto de nación socialista, en el que vuelve a suscribirse que nadie quedará desamparado. Regresemos al informe central para leer “las decisiones en la economía no pueden, en ningún caso, significar una ruptura con los ideales de igualdad y justicia de la Revolución y mucho menos resquebrajar la unidad de la mayoría del pueblo en torno al Partido. Tampoco se permitirá que como consecuencia de esas medidas se genere inestabilidad e incertidumbre en la población cubana”. Ese principio tiene una clara lectura: al socialismo, al menos el que se construye en Cuba, no le sobra nadie.
Todos cuentan como cuentan las opiniones que serán recogidas hasta el próximo 20 de septiembre sobre la Conceptualización y el Plan de Desarrollo hasta el 2030, que no son textos burocráticos, sino que han pasado por académicos, especialistas, economistas, intelectuales; se ha dicho que se llegó hasta ocho versiones de la Conceptualización. Ya sabemos también que en dos plenos del Comité Central (diciembre del 2015 y enero de este año), se produjeron 900 sugerencias, las cuales originaron una nueva versión. Luego esta se llevó a otro contexto mayor, el de los 1 000 delegados y más de 3 500 invitados, incluyendo los diputados; allí las intervenciones y propuestas nuevas rebasaron la cifra de 8 800, con las que se elaboró lo que fue a la cita partidista, donde también sufrió modificaciones.
Llega ahora a una escala de vital importancia. Lo que salga de esta otra gran ágora, que irá en diciembre próximo a aprobación por el Comité Central y luego a la Asamblea Nacional del Poder Popular, serán documentos mejorados. Cuando el Parlamento lo analice y lo lleve a votación, ya no serán solo los textos del 7mo. Congreso, sino los del país que queremos.
Sírvanos para el decisivo debate al que se ha convocado lo expresado por el compañero Raúl en el 6to. Congreso: “Sin el menor afán de chovinismo, considero que Cuba está entre el reducido número de países del mundo que cuenta con las condiciones para transformar su modelo económico y salir de la crisis sin traumas sociales porque, en primer lugar, tenemos un pueblo patriótico, que se sabe poderoso por la fuerza que representa su unidad monolítica, la justeza de su causa y preparación militar, con elevada instrucción y orgulloso de su historia y raíces revolucionarias”.
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